Juan Espadas candidato a la Alcaldía

"Nuestro Juan, un alcalde buena gente"

  • El alcalde de Sevilla opta a la reelección tras cuatro años en los que se enorgullece de "haber puesto en el mapa" la ciudad tras el mandato "de inactividad" de Juan Ignacio Zoido

Juan Espadas sube al escenario presentado por Susana Díaz.

Juan Espadas sube al escenario presentado por Susana Díaz. / Juan Carlos Muñoz

Juan Espadas se trabaja la figura del hombre corriente. Quizás porque realmente lo es. Cuenta que lo que más hondo le ha llegado en los últimos meses ha sido que un amigo le dijo que lo veía igual ahora que cuando empezó en la política. Y seguro que no era ojana. A este tipo sencillo le gusta recordar su condición de tal cuando está detrás de un atril rodeado de 1.500 personas dispuestas a aplaudirle, vitorearle y aclamarle.

Son las que este sábado han llenado un salón del Hotel Barceló Renacimiento de Sevilla en su presentación como candidato a la Alcaldía de Sevilla, con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la secretaria general del PSOE en Andalucía, Susana Díaz. Ambos se han llevado los principales aplausos, vítores y gritos. "Presidente, presidente" y "Susana, Susana" a la entrada de los líderes, pero nadie del público ha pronunciado un "Viva Juan Espadas" ni nada parecido, por mucho que éste fuera el protagonista de la jornada.

Y casi que ni pegaba. Se hubiera ruborizado y puede que hasta se le hubiera olvidado algo del discurso. Que otros se lleven los focos, debe pensar Juan Espadas, un tipo que se excusa ante el auditorio porque saca un papel con un guión de su intervención y que aspira a ser el tercer alcalde de Sevilla reelegido en democracia. "Los otros dos también fueron socialistas, y yo voy a ser el tercero", ha dicho, en referencia a Manuel del Valle y Alfredo Sánchez Monteseirín.

Juan Espadas, durante su discurso de este sábado. Juan Espadas, durante su discurso de este sábado.

Juan Espadas, durante su discurso de este sábado. / Juan Carlos Muñoz

Se da cuenta de que se ha venido algo arriba, en un tono poco habitual en él, y rápidamente vuelve a insistir en que gobierna con "la mayor sencillez posible" y que su principal arma es el diálogo. Reitera una y otra vez que los cuatro años de mandato han sido posibles gracias a su equipo, y cuando se acuerda de su mujer bromea con que parece que es un premiado de los Goya.

El candidato sigue su discurso en un tono monocorde, discreto y algo plúmbeo, por mucho que reivindique la "energía positiva" y que pida a "los tristes" que se queden "fuera". Espadas defiende su gestión y destaca los méritos del nuevo gobierno, el que menos concejales ha tenido de la historia reciente, a la hora de hacer de Sevilla una ciudad con un potencial enorme para el turismo, los congresos y eventos como precisamente el de los Goya.

Claro que el escenario actual no es el soñado por Juan Espadas, a quien le habría gustado llegar a este día con la obra del tranvía arrancada, con el Metro por lo menos desbloqueado, con las naves de Renfe convertidas en algo más que un esqueleto y con el asentamiento chabolista del Vacie completamente erradicado. Y quizás, y casi lo había conseguido, haber terminado el mandato sin grandes escándalos, y no que ahora tiene a uno de los hombres fuertes del ejecutivo local, el concejal de Movilidad y Seguridad, Juan Carlos Cabrera, imputado en la mafia del taxi.

Ni tampoco habría esperado hace unos meses que hoy estaría aquí Susana Díaz como líder de la oposición, ni que su proclamación como candidato a la Alcaldía de Sevilla habría atraído a la prensa nacional por tratarse del primer acto en el que participa Pedro Sánchez después de convocar elecciones generales para el 28 de abril, menos de un mes antes que las municipales en las que quiere ser reelegido.

Pero la política, como la vida es así. Ya lo dijo Moltke: "Ningún plan resiste al contacto con el enemigo". Así que hay que adaptarse y seguir adelante sin tranvía, sin Metro y sin grandes proyectos acabados tras cuatro años, pero con una ciudad que parece funcionar en la micropolítica, en las inversiones en los barrios, en el turismo y en los eventos.

Dice el candidato que se siente orgulloso de tres cosas tras estos cuatro años como alcalde. La primera es que ha vuelto a poner a Sevilla en el mapa, la segunda es el aprovechamiento del potencial de la historia de la ciudad y la tercera todo lo relacionado con la educación, la igualdad y la memoria histórica. Ha hecho un apunte para la exhumación de las fosas del cementerio. "Espero que la Junta no se quede atrás bajo ningún concepto, porque es de Justicia y tiene la obligación legal de hacerlo. Y si no que cambien la ley, a ver si son capaces".

El alcalde ha sacado el mayor aplauso para la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por su trabajo en los Presupuestos Generales del Estado tumbados por dos bandos "que ni se hablan, pero que votan lo mismo". Y se ha dirigido a Pedro Sánchez para pedirle que de una vez por todas el Estado se implique en el Metro de Sevilla. 

Espadas parece sentirse cómodo en su tono medio bajo, dejando el combate para los primeros espadas. Es  como si no encajara en una política más centrada en el griterío y en el insulto que en un debate cargado de contenidos. Por eso, tras media hora en el atril enumerando proyectos, puede llegar a aburrir. Y, por eso, pese a la media hora de discurso, el titular de esta crónica lo ha puesto Susana Díaz, cuando lo ha definido de un plumazo: "Es nuestro Juan, un alcalde buena gente".

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