"Si me hubiera ido a Madrid, hoy estaría haciendo óperas en Milán"

Los invisibles

Abrió la puerta de Fridor en 1982 y la cerró en 1999. Ha vestido al mejor teatro de Andalucía sin hacer distingos entre la tragedia griega y el carnaval de Cádiz.

La diseñadora Carmen de Giles, en su casa-taller del Arenal.
La diseñadora Carmen de Giles, en su casa-taller del Arenal.

18 de febrero 2012 - 05:03

FUE grupo y ahora va por libre. Carmen de Giles (Antequera, 1956) ha vestido a Queipo y a la Pasionaria, a Ricardo III y a la Celestina, a Kiko Veneno y a Martirio, a la chirigota del Canijo y a la del Sheriff.

-¿Por qué nace en Antequera?

-Porque trasladaron allí al ginecólogo y mi madre tenía una fe ciega en él. Pero nos volvimos muy pronto, porque a mi madre no le gustaba el campo y mi padre tuvo que dejar de ser agricultor para convertirse en tendero.

-¿El grupo Fridor nace en 1982 porque ese año empezó todo?

-Nació porque estábamos en edad y en ganas. Yo siempre fui bastante tremenda, siempre fui de vamos a, nunca de voy a. Con mi marido y con mi hermano Pepe teníamos el bar Alhucema. Un buen día decidí hacerme punky. Tiré las cretonas, me corté la melena de permanente y abrimos en los Azahares una tienda de música, ropa y objetos de regalo.

-El comienzo de Fridor...

-Castellanizamos la traducción de Puerta Libre. Nos fuimos al patio de San Laureano. Allí en invierno tenías que trabajar con abrigo y en verano con bikini.

-Fue el año del Mundial 82...

-De los brasileños y todas las niñatas que traían los brasileños. Pero aquellos eran muy buenos tiempos para la lírica. Ahora no son tan buenos. La otra noche estaba Grecia ardiendo.

-¿Por qué acaba Fridor?

-No éramos capaces de diseñar juntos, de reírnos juntos.

-Estos días exponen o han expuesto Agredano en la Cartuja, Patricio Cabrera en Rafael Ortiz. Los pintores de su quinta...

-Agredano ha presentado su libro, que se lo dedica a mi hermano, a Pepe Giles, que murió de sida, como tantos en aquella época. Hubo el intento de hacer un libro que se iba a titular Carmen de Giles, treinta años detrás del espejo, porque yo soy la más palanquera, la que tengo más documentación de esa época. Lo iba a editar el Centro de Estudios Andaluces, pero un minuto antes de que lo firmara Alfonso Yerga se lo llevaron a la Diputación.

-¿Y se frustró el proyecto?

-Y la crisis hizo el resto. Hoy lo sabemos todo de la República, la guerra y la posguerra en Sevilla, pero no se ha contado lo que pasó hace treinta años. A lo mejor sale algún día. Capaz de hacerlo la derecha. A mí no me extrañaría.

-Ha hecho 'todo Távora'. ¿Le duele Andalucía?

-A mí Távora me encanta, a pesar de todos los detractores que tiene. Para mí es tan importante como Kiko Veneno o Agredano porque son personas transgresoras, van por delante de los acontecimientos. Botero pinta una gorda y se pasa ahí todo un año. No tiene ningún interés. Dar con la clave no es tan difícil, lo difícil es tirar para adelante. Fuera de España son Picasso, Dalí y Távora. Eso que no se te olvide. Dicen que lo que hace no es teatro, pero está en los libros de historia del teatro. Los que han estado de despacho en despacho, ninguno está.

-¿El artista cambia la sociedad o al revés?

-La sociedad es la que te marca. Yo he sido hippy, he sido punky, he sido new wave, he sido progre. Ahora mismo me debería de callar, que estoy más mona. Evidentemente, yo soy de abajo y voy a por los de arriba, porque la izquierda está huérfana.

-En puertas de los Goya, ¿por qué tanto teatro y tan poco cine?

-El cine que se hace en España es un cine actual, van vestidos de rico, de pobre o de mediano labrador. No hay un cine que pida vestuario especial, que tenga presupuesto y no alquile a Cornejo. Con la polio no puedo estar rodando en verano a las cuatro de la tarde en medio de un olivar o en invierno de madrugada en un lago.

-¿Por qué no salió de Sevilla?

-No soy demasiado ambiciosa, y no me arrepiento. Tuve oportunidad de irme a Madrid o Barcelona. Si lo que yo he hecho aquí lo hago en Madrid o en Barcelona estaría haciendo óperas en Milán o en el museo de la Moda. Por eso un cuadro de Barceló vale un millón de euros y un cuadro de Agredano un millón de pesetas.

-¿Es Sevilla transgresora o conservadora?

-Cuando somos transgresores somos muy transgresores; cuando somos catetos, somos muy catetos; cuando somos casposos, somos muy casposos, los más casposos. No hay nada más casposo que lo que nos espera. Cuando somos intelectuales somos los más artistas. Somos burros para todo.

-¿Por qué viste a Martirio?

-Quería ser folclórica y punky a la vez. Le hicieron una peineta con un trozo de olla exprés. El diseño de Martirio lo hice con Ana Fernández, mujer de Kiko Veneno.

-¿Y a Kiko Veneno?

-Le hecho la equipación de la gira de este año. Kiko dice que lo visto como un premio Nobel de la Paz. Sus músicos iban con las pantuflas, los pelánganos, camisas de flores, los pañuelos de su madre.

-¿Cómo se salta de la tragedia a los Carnavales?

-Los tiempos. Para Atalaya, con Ricardo Iniesta, he hecho el vestuario de Medea, Ricardo III y preparo el de La Celestina. Antonio Pedro Serrano, el Canijo, le oyó hablar de mí a su mujer. El año pasado se fue toda la chirigota a Eurodisney y me encargaron que los vistiera de princesas disney. Lo de los rasos, perlas y brillos no me interesaba. Con unos manteles de Ikea le di la vuelta. El año pasado le dieron la aguja de oro. La única concedida por el público y no dada a dedo políticamente por Canal Sur.

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