Manuel Prado y Colón de Carvajal muere a los 78 años

Muere un diplomático clave en la transición El adiós a un referente en la historia reciente de España

La Casa Real envió un telegrama de condolencia a la familia del empresario y ex senador, que será enterrado hoy por la mañana en el cementerio de San Fernando

Manuel Prado y Colón de Carvajal muere a los 78 años
Manuel Prado y Colón de Carvajal muere a los 78 años
Francisco Correal

06 de diciembre 2009 - 05:03

Quito, 1931-Sevilla, 2009. Nadie elige el lugar donde nace, pero Manuel Jaime Prado y Colón de Carvajal sí eligió Sevilla, la ciudad de la vida, para morir. "Los médicos no daban crédito, ni la morfina le hacía efecto. Luchaba, luchaba, murió como vivió, como un luchador", decía ayer entre lágrimas Miryam Pacheco, que trabajó diez años con el empresario, amiga íntima de su mujer y madrina de su hijo Álvaro.

Murió en su casa de la Avenida de la Palmera y hoy será enterrado en el cementerio de San Fernando. La Familia Real mandó un telegrama de condolencia para quien fue amigo personal y administrador del Monarca. Las visitas institucionales brillaron por su ausencia. Juan Ignacio Zoido, portavoz del PP en el Ayuntamiento, se acercó al Tanatorio de la SE-30 por la mañana; Manuel Chaves, ministro de Administraciones Públicas, por la tarde. El ex presidente de la Junta no quiso hacer declaraciones y sólo se detuvo junto a su coche oficial para charlar un momento con Julián García de la Borbolla, socio de Prado y Colón de Carvajal. También acudió el ex alcalde de Sevilla Fernando Parias Merry.

Abandonado por los grandes, el que fuera presidente de Iberia y senador por designación real descubrió la grandeza de los pequeños. Allí estaban Fernando, el enfermero que lo cuidaba; Mustafá, Musta en el entorno familiar, el asistente que lo acompañó hasta su último suspiro; Javier García, el ex banderillero que hacía las veces de confidente y chófer de Prado cuando iba "a misa o al campo". Al empresario le conmovió la historia de este sevillano que pasó cuatro años en una cárcel argentina.

A Emilio Calderón, capellán del Psiquiátrico penitenciario, se lo presentó en la cárcel el también sacerdote Leonardo Castillo. Dos meses de prisión en primer grado que sellaron una amistad duradera. "Muchas veces venía desde su casa de la Palmera a la parroquia de Las Letanías", contaba ayer el cura Calderón, que tuvo la santa paciencia de leerse "el tocho", como llama a la sentencia de su caso.

"Era un caballero con un sentido del honor que no se lleva en este país", decía Manuel Salinas. "Fue el primero en felicitarme cuando se conoció mi cartel taurino". Tuvo tres hijos de su primera mujer, Paloma Eulate. Borja, el segundo, es presidente de Endesa y, como sus hermanos, estaba con su padre en el momento final. Celia, su segunda esposa, ha enviudado dos veces. Con ella tuvo a Álvaro, 18 años, y a Blanca, que cumple 13 el próximo 20 de diciembre y ayer llegó a la misa que se ofició por la tarde acompañada por Javier, el chófer de su padre y que también la llevaba a ella al colegio de Montequinto.

Por el tanatorio se pasaron los empresarios Javier Benjumea, Jaime Ybarra Llosent y Pedro Álvarez. Había testimonios emotivos de recuerdo de quien conoció el orto y el ocaso, los palacios y la cárcel. "Me convertí en su ayudante en prisión". Cuando José García Loro recuperaba este recuerdo, alguien le preguntaba si era funcionario de prisiones. "Yo estaba preso, igual que él". Después, ya libres los dos, lo invitó a alguna cacería en la misma finca a la que antaño acudió Giscard.

La dirección de Isla Mágica envió un mensaje de condolencia a quien fue su presidente de honor, También fue presidente de Partecsa, empresa que gestionó el parque tecnológico Cartuja 93.

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