El asesinato de Marta

La Policía Judicial descarta la pista del supuesto infiltrado sobre Marta

  • Los investigadores concluyen que "no hay nada relevante" para la búsqueda del cuerpo en las 600 horas de grabación que hizo al entorno de la familia del Cuco.

La Policía Judicial de Sevilla ha descartado la pista del supuesto infiltrado en el entrono y en la familia del Cuco Pablo Bonilla Rioja sobre el asesinato y desaparición del cuerpo de Marta del Castillo. Los investigadores han examinado el CD con las 600 horas de grabación realizadas por este supuesto colaborador policial y ha llegado a la conclusión de que en ese material grabado, que fue entregado en octubre pasado a la Fiscalía y al juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla, "no hay nada relevante" que ayude a la recuperación del cuerpo de la joven, según han explicado a este periódico fuentes de la investigación.

El padre de Marta, que en octubre del año pasado acompañó al supuesto infiltrado a los juzgados y a la Fiscalía para hacer entrega del CD, dijo entonces que información aportada podía recoger “el nombre de personas que saben dónde está el cuerpo de Marta y delitos que no han sido juzgados, como por ejemplo un delito de encubrimiento por alguna persona que no ha sido juzgada, o de amenazas a un menor que tampoco ha sido juzgado".

Hasta ahora ni la Policía ni la Fiscalía ni el juez de Instrucción número 4 de Sevilla, que mantiene una pieza separada abierta para la búsqueda del cuerpo de Marta, han apostado por la versión del supuesto infiltrado. Según fuentes policiales, la Policía "no ha infiltrado a nadie" en el entorno y la familia del Cuco. "Sí es cierto que en esta investigación han habido cientos de personas que creían poder facilitar datos relevantes para la investigación, pudiendo tratarse de una de estas personas" el supuesto infiltrado, precisaron las mismas fuentes.

La Policía tampoco cree la versión del supuesto infiltrado con respecto a cómo se deshizo Miguel Carcaño del cadáver. "En ningún caso se ha tenido conocimiento de que el cuerpo haya sido diseccionado, ni de que hubiera una persona extranjera involucrada en la desaparición", sostienen.

El supuesto infiltrado fue condenado en enero pasado a pagar una multa de 2.520 euros por un delito de quebrantamiento de condena junto a los padres del Cuco –por el traslado del entonces menor hacia Sevilla- y en el juicio fue desacreditado completamente por la Policía. En la vista oral, un agente del Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional que se encargó de la investigación de la desaparición y muerte de Marta del Castillo aseguró que el supuesto infiltrado no es más que un "delincuente" y que los datos que ha aportado a dicha investigación sólo son "paparruchadas".

 

De hecho, en la sentencia por el quebrantamiento de la orden de alejamiento del Cuco,  el juez desmonta todos los alegatos del supuesto infiltrado, al declarar probado que aunque Pablo Bonilla comunicó al Grupo de Menores que la familia del Cuco tenía intención de trasladarlo ese fin de semana a Sevilla, la Policía “no acordó ninguna medida en concreto, no estableció ningún control en carretera para interceptar el vehículo de Pablo, no le dio ninguna instrucción a Pablo sobre cómo actuar” y además el coche “no fue balizado, ni acompañado por dos coches de la policía judicial en el itinerario que llevaba desde Cádiz a Sevilla”. Según el magistrado, la detención del vehículo en el que viajaban los padres y el Cuco “se produjo en un control preventivo, aleatorio, de los que se establecen todos los fines de semana y cuya finalidad principal es la búsqueda de drogas o sustancias prohibidas”. El juez llegó a tildar de “paradigmática” la versión del supuesto colaborador, por cuanto da un “giro copernicano” en el juicio al pasar de haber manifestado en la instrucción que no tenía constancia de que el Cuco estuviera quebrantando a la medida a decir que estaba colaborando con la Policía, “siguiendo instrucciones expresas de la Policía Nacional” y concluyendo que carece de intencionalidad alguna para cometer el delito.

Tras el informe elaborado por la Policía Judicial sobre las 600 horas de grabación del presunto infiltrado, la Fiscalía de Sevilla ha dado el visto bueno al mismo, por lo que la pieza separada que sigue abierta en el juzgado “queda pendiente de las diligencias” que puedan practicarse para la búsqueda del cuerpo y entre las que se encuentran precisamente la nueva búsqueda que la Policía Nacional pretende llevar a cabo en la carretera de La Algaba, siguiendo la nueva pista del oficial de policía jubilado Ricardo Morente, quien sostiene que Miguel Carcaño pudo equivocarse cuando ofreció a los investigadores su séptima versión del crimen.

En esta versión, el asesino confeso de Marta culpó directamente a su hermano, Francisco Javier Delgado, de haber asesinado a Marta golpeándola con la culata de una pistola y asegurando que habían ocultado el cuerpo en una zanja de la carretera entre Sevilla y La Rinconada. El oficial Morente, que lleva más de un año investigando el lugar en el que Miguel Carcaño se pudo deshacer del cuerpo, cree que éste se confundió de carretera y marcó la carretera A-8002, la de La Rinconada, en lugar de la A-8006, de La Algaba. Según el investigador jubilado, se trata de dos vías paralelas, con un paisaje muy similar, por lo que la confusión resultaría fácil si se circula por la noche y el conductor es una persona que no conoce bien la zona.

Esta es la teoría que defiende Morente, que durante los últimos meses se ha pateado literalmente el lugar, hablando con vecinos y analizando la investigación, pero siempre a través de lo que difundían los medios de comunicación. Lo que ocurre es que esta teoría no es nueva. Ya se investigó en octubre de 2012 cuando la Policía inició la búsqueda en la finca Majaloba de La Rinconada. Esta pista fue descartada pronto por las propias declaraciones de Carcaño, que mantenía que en el trayecto hasta ocultar vio unas luces de una gasolinera –también hay otra estación de servicio en la carretera de La Algaba– y que veía constantes ráfagas de luces de otros vehículos que circulaban por la misma vía. Al final, los investigadores optaron por centrarse en la finca Majaloba porque esta carretera coincidía más con el relato de Carcaño, al tener más tráfico de vehículos que la de la de La Algaba, que es una carretera con menos circulación y más oscura que la otra.

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