Los nuevos ayuntamientos

De Uruñuela a Espadas: así fueron las investiduras de los alcaldes democráticos

Juan Espadas, durante su investidura en 2015.

Juan Espadas, durante su investidura en 2015. / Antonio Pizarro

No ha habido dos iguales. Desde el inicio de la democracia diez corporaciones han tomado posesión en Sevilla capital. La undécima lo hará este mediodía en en Salón Colón, una zona noble de la Casa Consistorial, que no siempre ha sido el escenario de estos solemnes actos. A lo largo de los últimos 40 años se han sucedido siete alcaldes y cada uno puede contar una experiencia distinta y única y su recuerdo es el mejor ejemplo de cómo ha ido evolucionando la vida política. Un repaso al libro Ayuntamiento de Sevilla 1979-2009. La historia de ocho elecciones municipales, con fotografías cedidas por Francisco Macías y la Hemeroteca Munincipal de Sevilla, lo demuestra. 

No siempre las protestas han estado en la Plaza Nueva, algunas veces han tenido lugar dentro del Consistorio; tampoco las dependencias nobles han estado abarrotadas de público; y no todos han cogido el bastón de mando un sábado ni ha habido representantes del Gobierno central siempre. Desde el megáfono con el que retransmitió la cita con la historia de Luis Uruñuela a la puesta de largo de Juan Ignacio con folclore y aristocracia incluida hay muchos matices. Hay fotos en blanco y negro, en color y hasta en formato digital de una vida municipal que, eso sí, se cuenta cada cuatro años con expectación y un calor de verano.

1979: El pueblo toma el ayuntamiento 

El sábado 21 de abril de 1979, el andalucista Luis Uruñuela se asomó al balcón central del Ayuntamiento y saludó a las miles de personas que se habían concentrado en la Plaza Nueva con la intención de asistir a la investidura del primer ayuntamiento democrático de Sevilla. El bullicio del exterior contrastó con la sobriedad de un acto que reunió en el Salón Colón a 200 personas y donde no había ni cuadros del Rey, ni banderas ni himno de Andalucía. Tuvo que instalarse una megafonía de urgencia para que el acto pudiera ser oído en la calle.

Luis Uruñuela se dirige al público congregado en la Plaza Nueva desde el balcón central del Ayuntamiento, tras su toma de posesión en 1979. Luis Uruñuela se dirige al público congregado en la Plaza Nueva desde el balcón central del Ayuntamiento, tras su toma de posesión en 1979.

Luis Uruñuela se dirige al público congregado en la Plaza Nueva desde el balcón central del Ayuntamiento, tras su toma de posesión en 1979.

El alcalde Uruñuela prometió su cargo como concejal y juró y prometió como alcalde. Muchos gestos. Nueve de los concejales acudieron sin corbata , alguno con rebeca y otro con vaqueros. Muchas barbas y sólo dos mujeres, Amparo Rubiales y Mercedes Gamero, que posaron en la foto de familia de la escalinata del ayuntamiento en la última fila. 

1983: Guerra y un salón abarrotado

El martes 24 de mayo de 1984, Manuel del Valle se convirtió en alcalde, el primero de la democracia elegido por mayoría absoluta. En el Congreso de los Diputados se debatía la reforma de la Ley del aborto. La ceremonia fue mucho más solemne, incluida la vestimenta de los capitulares, y abarrotó el Salón Colón.

Trescientas personas entre las que hubo una amplia representación de las distintas administraciones: desde el vicepresidente de Gobierno, Alfonso Guerra (el alcalde era un destacado guerrista); hasta el presidente de la Junta, Rafael Escuredo; al entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo; la duquesa de Alba y su marido Jesús Aguierre; mandos militares, instituciones de la ciudad y artistas, como el cantaor Antonio Mairena.

Los ediles juraron o prometieron sus cargos sobre una Constitución o una Biblia y ante un crucifijo de marfil del siglo XVIÏ que Manuel del Valle llevó a la Plaza Nueva. El discurso de algunos portavoces y del propio alcalde pivotaron sobre la Expo del 92 y la necesidad de que la sociedad se implicase y el futuro del Metro.

1987: Una sesión con restricciones 

El 30 de junio de 1987, en pleno verano ya, Manuel del Valle volvió a coger el bastón de mando, esta vez tras revalidar la Alcaldía con minoría. El calor era sofocante y el protocolo apostó por restringir el acto a sólo 50 personas en la Sala Capitular, muy estrecha, escenario elegido como alternativa a un Salón Colón en obras. El resto tuvo que seguir la investidura mediante pantallas colocadas fuera, una de ellas en el Salón del Apeadero, donde no pararon de moverse los abanicos, entre ellos, el del presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla, que acudió con americana clara. La oposición exigió que no asistiese ningún representante del Gobierno de la nación y que se fijara una indumentaria para el acto solemne, traje de color oscuro. Aun así Luis Pizarro, uno de los ediles más jóvenes de dicha corporación acudió con vaqueros y americana arremangada. Al final, tantas limitaciones provocaron que sobrasen sillas y tuvieron que dejar entrar a funcionarios municipales para que hicieran bulto. 

En la Plaza Nueva, en contraste con el público enfervorecido que siguió la investidura, se concentraron para protestar vecinos de Las Vegas y trabajadores de Astilleros.

Del Valle buscó hasta última hora un acuerdo con Izquierda Unida para dar más estabilidad al gobierno pero, finalmente no fue posible y gobernó en minoría. Una situación muy parecida a la actual: 13 concejales, un segundo mandato para dar continuidad a las políticas ya iniciadas y culminar una transformación pendiente y una voluntad de diálogo y acuerdo entre todas las fuerzas políticas por parte del alcalde socialista.

1991: Un pleno excepcional y con incidentes 

Sábado 15 de junio de 1991. La ciudad, patas arriba a menos de un año de la inauguración de la Expo del 92. Como patas arriba se puso un momento de solemnidad que acabó convertido en una auténtica algarada callejera. Pleno de investidura tenso y lleno de incidentes en un escenario de excepción: el salón de los tapices del Alcázar. Todo fue extraordinario en la toma de posesión del andalucista Alejandro Rojas Marcos como alcalde.

Rojas Marcos, en su toma de posesión en el Salón de los Tapices del Alcázar. Rojas Marcos, en su toma de posesión en el Salón de los Tapices del Alcázar.

Rojas Marcos, en su toma de posesión en el Salón de los Tapices del Alcázar.

¿Qué pasó? Los concejales socialistas, encabezados por Luis Yáñez, que fue quien ganó las elecciones, se sentaron en los sillones asignados a los ediles andalucistas, que eran quienes gobernarían en coalición con el PP, y se negaron a levantarse. El presidente de la mesa de edad amagó con pedir a la Policía Local que desaloje a los capitulares y se sucediron los abucheos y aplausos a favor y en contra de los dos grupos políticos. Puro bochorno. 

Rojas Marcos agarró su vara de mando y se fue a visitar a la Virgen de los Reyes. Paseo triunfal por el centro de Sevilla y, luego, visita las infraviviendas de Torreblanca. Un paseíllo que se revivió, años después, con los primeros pasos de Juan Ignacio Zoido como alcalde. 

1995: Una mujer toma por primera vez el bastón de mando

Soledad Becerril, primera alcaldesa de Sevilla. Soledad Becerril, primera alcaldesa de Sevilla.

Soledad Becerril, primera alcaldesa de Sevilla.

El 17 de junio de 1995, sábado también, el pleno de constitución de la nueva corporación municipal regresó al Salón Colón, después de ocho años de obras, que acogió a 250 invitados, entre ellos el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y la delegada del Gobierno en Andalucía, Amparo Rubiales, ex concejal, entre otros cargos políticos, la duquesa de Alba y una cualificada representación de la sociedad civil más afín a la derecha en este caso. 

El PP y el PA reeditaron su matrimonio de conveniencia, con  un nuevo pacto que le dio al PP la estabilidad necesaria, pues ganó en votos pero sin la mayoría suficiente. Y Soledad Becerril se convirtió en la primera mujer alcaldesa en Sevilla, tras una notable carrera política ya a nivel nacional. 

La popular, en su primer discurso, ya desveló lo que fueron las líneas de su mandato: austeridad y eficacia en la gestión. Becerril no acudió ante la Virgen de los Reyes, sí ante la Hiniesta, luego visitó a las hermanitas de los pobres y, por la noche, paseó por los chiringuitos de Torneo y visitó a los servicios de emergencias.

1999: Susana Díaz en la mesa de edad 

Susana Díaz, en la mesa de edad en el pleno donde se invistió como alcalde a Alfredo Sánchez Monteseirín, en 1999. Susana Díaz, en la mesa de edad en el pleno donde se invistió como alcalde a Alfredo Sánchez Monteseirín, en 1999.

Susana Díaz, en la mesa de edad en el pleno donde se invistió como alcalde a Alfredo Sánchez Monteseirín, en 1999.

Alfredo Sánchez Monteseirín recuperó la Alcaldía para el PSOE después de ocho años de alianzas del PP y los andalucistas, con quien pactó para lograr su investidura como alcalde. Ocurrió el 3 de julio de 1999, un sábado en el que el Salón Colón volvió a llenarse con una lista parecida de invitados y muchos familiares, que acudieron para arropar al nuevo alcalde. 

Como curiosidad, la mesa de edad estuvo compuesta en esta ocasión por María Dolores Meléndez, la más veterana de la corporación, con 66 años, y una jovencísima Susana Díaz, que con 25 años estrenó su primer cargo público cuando militaba en las Juventudes Socialistas, donde ostentaba entonces la responsabilidad de secretaria regional de Organización.

2003: Calor asfixiante y cuatro invitaciones por concejal

El pleno de investidura del segundo mandato de Monteseirín como alcalde, esta vez con el apoyo y los votos de Izquierda Unida, tuvo lugar el sábado 14 de junio, en un Salón Colón de nuevo abarrotado. No faltó la duquesa de Alba, presente en casi todas las investiduras anteriores, ni los familiares de los capitulares. La avalancha de invitados obligó a restringir a cuatro las tarjetas por cada concejal. El aire acondicionado no evitó que la madre del alcalde sufriera una lipotimia. Acudieron todos los ex alcaldes democráticos, además de Parias Merry, de la anterior etapa, menos Soledad Becerril. Rojas Marcos sí asistió aunque ya no repitió como capitular.

El tono de los discursos fue bien distinto. Paola Vivancos, portavoz del PA, cargó contra "la deslealtad de los socialistas", si bien el PP se ofreció para liderar junto al alcalde los retos de la ciudad: el Metro, el Puerto y Cartuja 93. Paula Garvín, como portavoz de IU, lanzó un discurso de colaboración, la que tuvo Monteseirín en ese mandato para acometer una nueva transformación de Sevilla, mucho más reforzado y sin grandes sobresaltos. El socialista inició el mandato hablando del siglo de las ciudades y reclamando más peso para la capital.

2007: Una investidura para la historia

En las elecciones de 2007 ganó Juan Ignacio Zoido, después de irrumpir en una campaña virulenta e intensa, pero el bastón de mando siguió en manos de Monteseirín, que volvió a contar con el apoyo de IU en un mandato distinto, de desgaste a todos los niveles. Ya nada fue igual, tampoco la toma de posesión. Tal día como hoy, el 15 de junio de hace doce años, el socialista se convirtió en el alcalde más longevo de la democracia en Sevilla, tras encadenar tres mandatos consecutivos. 

El pleno de investidura se celebró en el Salón Colón, como en anteriores ocasiones, pero con otro público y ausencias como la del presidente de la Junta, Manuel Chaves. Sí estuvo su mujer, Antonia Iborra. Tampoco estuvo el presidente de la Diputación, el socialista Fernando Rodríguez Villalobos, ni ningún edil del PA, que se quedaron sin representación en el pleno. 

Zoido se postuló en su discurso como portavoz del PP como el "alcalde alternativo" y como tal comenzó a funcionar en un mandato que, al final, le dio una victoria sin precedentes.

2011: Un despliegue desbordante 

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Zoido con su equipo tras tomar posesión como alcalde. Zoido con su equipo tras tomar posesión como alcalde.

Zoido con su equipo tras tomar posesión como alcalde.

a última investidura de Monteseirín pudo seguirse por la televisión municipal. La de Zoido se pudo seguir, en streaming, por internet y también por Giralda TV, que desplegó todos los medios posibles para cubrir un acontecimiento excepcional por varias razones: la mayoría desbordante alcanzada por el alcalde, 20 concejales, la expectación generada en la sociedad y la asistencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, un invitado que obligó a retrasar a la tarde la ceremonia para permitir el encaje en su agenda. 

El 11 de junio de 2011, el Ayuntamiento fue acordonado antes de la llegada de las personalidades ante la protesta del 15-M que animó la Plaza Nueva mientras los ediles juraron y/ó prometieron sus cargos y los silbidos se oían por los ventanales de un Salón Colón donde no cabía ni un alfiler. Tampoco faltó la duquesa de Alba, ni Curro Romero. Un aforo de envidia para una revista del corazón. Monteseirín fue el gran ausente en esta investidura.

2015: De la prensa rosa a las camisetas de la izquierda 

El 13 de junio de 2015 el Salón Colón de volvió a vestir de gala, más rojo que rosa. Si en la primera corporación hubo rebecas y vaqueros, en la última hicieron aparición las camisetas con mensaje de los miembros de Podemos. Dos estéticas, dos extremos y un nuevo alcalde que arrebató la vara a Zoido con un concejal menos pero con el apoyo de la izquierda más radical.

Espadas, con Susana Díaz, en su toma de posesión. Espadas, con Susana Díaz, en su toma de posesión.

Espadas, con Susana Díaz, en su toma de posesión.

Juan Espadas tomó el relevo a un alcalde que pasó a la historia primero por cosechar la mayor mayoría absoluta y luego por perderla en tan sólo cuatro años. La Banda Municipal que suele amenizar el ambiente desde la planta baja de  la Casa Consistorial no tocó ni marchas militares ni toreras. Susana Díaz, en avanzado estado de gestación, fue recibida en la misma puerta, al pie de las escalinatas, donde se encuentran los novios que se casan en el Salón Colón. 

Discursos moderados, algunas extravagancias a la hora de jurar los cargos por parte de los concejales más radicales y banderas republicanas y alguna protesta menor en la Plaza Nueva, que Zoido abandonó casi a hurtadillas, nada más concluir el acto y a la que Espadas se asomó con sonrisa radiante y una algarabía propia de sábado de boda.

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