¿Volverá la lápida de Martínez Montañés a la Plaza de la Magdalena?
El edificio que acogía este monumento en recuerdo del escultor está siendo transformado en un hotel
"Juan Martínez Montañés yace sepultado en esta plaza, antigua iglesia parroquial de Santa María Magdalena y tuvo el taller de sus famosas esculturas en casa cercana a dicho templo". Así reza parte de la lápida que en la Plaza de la Magdalena recordaba el enterramiento de uno de los mejores escultores e imagineros españoles de todos los tiempos. Este monumento, porque así está catalogado, fue retirado de su ubicación con las obras de transformación del antiguo inmueble de El Corte Inglés en hotel de lujo sin que nada se sepa de su estado, situación y de si volverá a ocupar un lugar preeminente en una plaza que sufrirá una gran transformación, para muchos muy desacertada.
La memoria es frágil y la lápida en recuerdo de Martínez Montañés, instalada en 1957 por la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, corre el riesgo de dormir el sueño de los justos. Como explica el Diagnóstico de los Monumentos Públicos de la Ciudad de Sevilla, "esta lápida es resultado de una iniciativa cultural que recuerda un hecho histórico relacionado con este lugar. En este sentido, debe entenderse como un monumento homenaje al escultor Juan Martínez Montañés. También aporta información histórica sobre este lugar".
Existe preocupación en el seno de la parroquia por el destino de esta lápida que recuerda el lugar donde fue enterrado Montañés. En las recreaciones virtuales de cómo quedará el edificio tras su transformación en hotel no se observa que el monumento vaya a ser devuelto a la fachada.
La vida de Martínez Montañés estuvo fuertemente ligada a la antigua Parroquia de la Magdalena, derribada en 1811 durante la invasión francesa. Su familia estuvo vinculada con esta iglesia durante más de un siglo. El primer documento que se conserva de Martínez Montañés en el archivo parroquial data de 1598 y recoge el nacimiento del segundo hijo de su primer matrimonio con Ana de Villegas. Ese mismo año se instaló en la calle de la Muela, actual O’Donnell.
El archivo de la Parroquia de la Magdalena conserva otros muchos documentos relacionados con el imaginero, que fue feligrés ilustre junto con Zurbarán o Murillo, como el documento de su segundo matrimonio o el certificado de defunción fechado el 18 de junio de 1649.
La Plaza de la Magdalena, que es resultado de una transformación urbanística acontecida entre 1840 y 1850, perdió sus bellos edificios de finales del siglo XIX. Ahora, tras la remodelación del espacio, esta lápida, único eco que queda del pasado ilustre de la plaza, corre el riesgo también de perderse.
Preocupación por el tránsito de autobuses
La reforma y peatonalización de la Plaza de la Magdalena va a conllevar el traslado de las paradas de autobuses a una zona mucho más próxima al actual templo. La presencia de estos autobuses genera un gran recelo por la contaminación que pueden provocar, sobre todo teniendo en cuenta las grandes obras de restauración que se están acometiendo en el templo, y por los propios problemas de tráfico. Está previsto, al menos inicialmente, que las paradas de los autobuses se establezca una vez pasada la Puerta de Triana, por lo que retomarían su recorrido por la calle Cristo del Calvario. Ante ello, se considera que un lugar más adecuado para las paradas podría ser el tramo final de Reyes Católicos, a apenas unos metros. Con ello, los autobuses podrían girar hacia la calle Julio César, una calle más amplia, dejando así libre de humos y vibraciones al templo.
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