Las antípodas de la generación 'ni-ni'

En las antípodas de la generación ni-ni, este geógrafo y director del Centro Internacional de la Hispalense alternó el trabajo en el bar de su padre con sus estudios nocturnos en el Instituto San Isidoro. Lo hizo a base de fuerza de voluntad, la misma que hace que no se quite la chaqueta y la corbata durante el tiempo que dura la entrevista pese a que la ciudad es un infierno. De su vida en Tánger hasta los nueve años guarda una curiosidad hacia Marruecos que se ha plasmado en varias investigaciones. Se sabe un inmigrante y no lo olvida (Tánger, Barcelona, El Cerezo...) y cuando habla de este fenómeno lo hace con comprensión y cercanía, repitiendo machaconamente el móvil económico, pero sin olvidar que también estos argonautas del Estrecho encarnan los miedos y las fobias de muchos. Mide las palabras y habla con un punto de corrección política, excusándose cuando una expresión le parece demasiado atrevida. Da la impresión de que le teme al titular. Defiende la condición omnívora de la ciencia geográfica con una frase que bien podría ser el lema de una olvidada secta de cosmógrafos: "Todo tiene repercusión en el territorio".