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Aumento de bares en Sevilla

“Esto no consiste en poner dos tapas y un cuadro de la Macarena”

  • El presidente de la patronal hostelera defiende que tras la crisis existe mayor “profesionalidad” en el sector

El sector de la restauración copa la céntrica Mateos Gago.

El sector de la restauración copa la céntrica Mateos Gago. / Juan Carlos Vázquez

Hablar de bares y turistas es hacerlo de la vida cotidiana de la ciudad. De una relación palpable, especialmente, en las calles del centro. Según Antonio Luque, presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla, la capital andaluza cuenta -en números redondos- con 7.500 bares. Los que están situados en la Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT) suponen más de un 13% de este volumen. Luque defiende la oferta gastronómica “amplia y variada” con la que cuenta Sevilla. No cree que el sector esté sobredimensionado. Ni que pueda surgir, por ahora, el pinchazo que sufrió la burbuja inmobiliaria la década pasada. “Con la crisis se abrieron muchos negocios hosteleros, pero ahora se abren muchos más”, asegura.

Este empresario explica que en los años de mayor dificultad económica muchos sevillanos optaron por la hostelería “sin ser profesionales”. “Pasó como con la construcción. Se convirtió en un sector refugio porque pensaban que era un negocio fácil. El tiempo demostró lo contrario. Tuvieron que cerrar”, admite Luque, quien incide en que “no se trata sólo de abrir un bar, poner dos tapas y cuadros del Gran Poder o de la Macarena”. Para el presidente del colectivo, esta actividad requiere “formación culinaria, de servicio y visión empresarial”.

La demanda de una mayor preparación se percibe en el elevado número de alumnos matriculados en las distintas escuelas de hostelería que existen en la ciudad. “En contra de lo que ocurrió en plena crisis, quienes ahora ponen en marcha un establecimiento de estas características son profesionales. Conocen el sector, sus riesgos y exigencias”, añade Luque, que detalla que a “diferencia de una tienda de ropa, que requiere una inversión media de entre 20.000 y 30.000 euros, un restaurante precisa, como mínimo, de 150.000 euros”. “Sólo una cocina en condiciones cuesta 60.000 euros”, añade.

La patronal fija en 150.000 euros la inversión necesaria para abrir un restaurante

Frente a quienes advierten de que la restauración también se está convirtiendo en un “parque temático” para turistas, Luque argumenta que la oferta hostelera en la ciudad “es amplia y atiende a todo tipo de público”. “Es obvio que se abren más bares porque los visitantes se han duplicado y porque muchos vienen a Sevilla atraídos por la restauración. Pero ahí está el ejemplo de la calle Mateos Gago, donde conviven todo tipo de establecimientos: los pensados para turistas, para sevillanos y en los que entran ambos”, apostilla.

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