Las bodas de oro de Padilla con los libros
Calle Rioja
Enseña. Fundada como distribuidora y librería en 1969, Padilla apaga sus primeras 50 velas como librería con más solera de la Feria del Libro, donde se turnan los hijos del librero
EN términos de la Feria de Abril, la librería de Padilla sería de las que tuvieron caseta en el Prado. Este año celebra las bodas de oro, igual que los libreros que la pusieron en marcha, José Manuel Padilla y Pilar, que contrajeron matrimonio en el invierno de 1969. Padilla es la decana de las firmas de esta Feria del Libro casi veraniega en la que hasta San Fernando añorará el fresquito de las noches zamoranas.
Como regalo de cumpleaños, junto al cuartel de su cincuentenario, un dibujo del viñetista Emilio Rioja. Un hombre coloca libros en una estantería junto a un cartel que reza: ‘Aprenda a usar la televisión’. La librería de Padilla es como la hermana mayor de los dos hijos del librero, que se turnan en los horarios de la Feria del Libro. María, de la quinta de 1979, el año que cambian la sede de los Azahares por la calle Laraña, va por las mañanas; las tardes son de Manuel, nacido en 1975. Celebran los cumpleaños el mismo día, que coincide con la Nochebuena, como un cuento de Dickens.
El padre de Manolo y de María es un artista polifacético. Librero y distribuidor desde 1969, editor desde 1972, añade a esos quehaceres otras aficiones que cultivó: autor de novelas eróticas, dramaturgo y actor. En el catálogo de la historia del teatro Lope de Vega, Miki Mata evoca a Padilla como el tramoyista que hacía mover una plancha metálica para conseguir el efecto viento en alguna representación teatral.
Medio siglo de libros repartidos en cuatro sedes: Los Azahares, Laraña, calle Feria, junto a San Juan de la Palma, y ahora en la calle Trajano. De Feria a Trajano, el mismo itinerario de los armaos de la Macarena. “Tenemos mucho de Psicología, de Parasicología, Política, Feminismo, trabajamos muchos autores que no son best-seller”, dice María. No busquen a Dan Brown o Ken Follett. “Igual en la librería hay uno”. Pero sí tienen rarezas de escritoras de la India o del Japón. Hanna Arendt no es best-seller, pero aparece en muchos discursos políticos. En un lugar destacado, sus Diarios Filosóficos.
“Hemos estado un tiempo sin infantil, y lo hemos retomado”, apunta María. Una chica joven pregunta por libros de María Zambrano. A lo largo de la Feria, firman ejemplares autores de la casa, que han editado sus libros con Padilla: Joaquín Alegre, José Hermógenes Prats, María Dolores Almeyda, Carmen Flores, Carlos Cabello, Jesús Hinestrosa o Carlos Parejo Delgado, autor de una Historia de la calle Alfarería. “Antes se publicaba mucho teatro, la poesía es constante”.
Padilla es un librero con caseta en el Prado y en Los Remedios. Coetáneo del mayo francés, del Ruedo Ibérico y los dos triunfos españoles en Eurovisión, de la llegada del hombre a la Luna antes de que la Luna llegara al hombre en la canción de Lole y Manuel. A veces, el editor, el actor y el librero se funden en productos primorosos como la cuidada edición que Padilla ha hecho de Farsa y licencia de la Reina Castiza, de Valle-Inclán. También editó un libro titulado Los miércoles a las ocho. Parece un relato de Agatha Christie. Es el día y la hora en el que se celebraba el taller de Escritura dirigido por Eduardo Jordá. El libro lleva el subtítulo Trece historias, trece autores y un prólogo de Jordá titulado ¿Por qué escribo? Leer es otra cosa. Efecto viento en la tramoya del teatro. Bravo, Padilla, un comunero en la galaxia Gutenberg, Villalar de los Chapineros.
Medio siglo de la historia cultural de la ciudad desde Los Azahares hasta Trajano, con escalas en Laraña y en la calle Feria. Padilla vuelve a la tramoya del Lope para fabricar tempestades por exigencia del guión que se llevan por delante el sombrero del apuntador. Regresa a esa otra faceta de su poliédrica biografía. Echará de menos sus paseos cadenciosos, socarrones con Benito Moreno. Vuelve al catálogo de la tramoya de un teatro que también está lleno de libros. Los recuerda Antonio Álamo, uno de sus directores, que vio en el Lope de Vega a Mario Vargas Llosa, Barry Gifford o Nick Hornby.
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