A partir del próximo lunes ya no se escucharán los sollozos de los niños en El Trébol. Ni sus risas. Esta escuela infantil, con más de medio siglo de vida, cierra las puertas este viernes. Se pondrá fin a toda una institución por donde han pasado multitud de generaciones de sevillanos y que con el tiempo se ha consolidado como un referente en el cuidado y aprendizaje de los más pequeños. 

Sus actuales propietarias, María Jesús Salado y Esperanza Planas, se jubilan. Ambas llegaron al Trébol recién acabada la carrera de Magisterio. Con 23 años. Ahora cuentan con 63. Cuando accedieron por primera vez a este edificio, situado en pleno corazón de Nervión (en un chalé regionalista), las dueñas eran sus fundadoras: Blanca Medina, María Teresa Alvear y María del Carmen Jiménez. Las tres permanecieron al frente de la escuela hasta 1993. 

Aquel año María Jesús y Esperanza, que llevaban bastante tiempo trabajando en El Trébol, decidieron tomar las riendas de la que ya era una institución en Sevilla en la enseñanza infantil. A ambas les acompañaba Ángela Molina, que se jubiló en 2016. Con la nueva dirección se abrió el abanico de edad. Comenzaron a cuidar a niños de cero a tres años, etapa que luego se denominó primer ciclo de Infantil y que en este centro es de carácter privado. El segundo ciclo (de tres a seis) es concertado. Cuando decidieron ampliar la oferta lo hicieron con la incorporación del servicio de comedor, que incluye cocina propia, uno de los elementos que más valoran las familias a la hora de elegir El Trébol.  

Actualmente dispone de medio centenar de plazas para el primer ciclo de Infantil y de otras 75 para el segundo. Éste último forma parte de la oferta pública de la Junta de Andalucía. Los menores que no hayan concluido esta etapa se trasladarán el próximo curso a la Escuela Infantil Martín de Gainza, también en Nervión. 

El Trébol ha permanecido 51 años en un chalé regionalista de Nervión.

Por sus aulas han pasado los hijos de familias sevillanas que han destacado en el mundo empresarial, del periodismo, la cultura y la política. La fama que han adquirido desde que comenzó su andadura en 1968 se ha debido al trato familiar que siempre han dispensado a sus alumnos. "Son nuestros niños", asevera María Jesús Salado, quien estos días recoge con Esperanza Planas diversas fotos que durante décadas han decorado las paredes del inmueble regionalista. 

En 2018, por primera vez, la demanda fue inferior a la oferta de plazas, consecuencia directa de la caída de la natalidad

Tal ha sido la implicación con los padres, que muchos de ellos que trabajan como abogados han prestado sus servicios gratuitamente cuando la escuela ha tenido que recurrir a un pleito jurídico. "Nos han pedido que no cerremos, que alguien se encargue de mantenerla en funcionamiento, pero todo llega a su fin y ya va siendo hora de decir adiós", refiere Planas. 

El Trébol es uno de los escasos ejemplares que quedan en Sevilla de escuelas que acogen los dos ciclos de Infantil, ya que lo habitual es que el primero se desarrolle en una guardería y el segundo en un colegio, junto a Primaria. "Cuando un niño pasa al segundo ciclo y llega a un edificio tan grande como un colegio se rompe bruscamente el hábitat en el que se ha criado. Tengamos en cuenta que este tipo de escuela se concibe como una ampliación de la casa. Es una lástima que la etapa de Infantil no se desarrolle por completo en un centro y se tenga que dividir", incide Salado, quien recuerda que muchas familias les pidieron en su momento que incluyeran la etapa de Primaria, una posibilidad irrealizable, pues para ello tendrían que haber hecho reformas que están prohibidas en un chalé catalogado. 

Esperanza Planas y María Jesús Salado, las últimas dueñas del Trébol.

También es cierto que los últimos años la demanda ha bajado bastante en esta zona, consecuencia directa de la caída de la natalidad en toda España. "En 2018, por primera vez el número de solicitudes fue más bajo que la oferta que presentamos", destaca Planas, quien atribuye esta situación a dos factores, por un lado, los sueldos precarios que impiden pagar una plaza privada y, por otro, el hecho de que sean los abuelos los que ahora cuiden a los niños hasta que entran en el colegio. 

Después de 51 años, El Trébol dirá adiós este viernes. Será el último día en el que las maestras se pongan a los críos en el cuadril, en el que se escuchen a los niños. Se pondrá punto y final a una historia de esmero y cuidado especial de los más pequeños. Donde muchos sevillanos disfrutaron de la patria más certera, la infancia.