DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

César Pelli, arquitecto de la Torre Cajasol

"La ciudad tiene que seguir y no quedarse sólo con la Giralda"

  • El 'padre' de la torre Cajasol defiende su edificio como símbolo del progreso

César Pelli durante la entrevista.

César Pelli durante la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

Un día antes de pronunciar la conferencia sobre los detalles de la torre Cajasol (hoy a las 12:30 en el centro cultural de la calle Laraña), este arquitecto argentino residente en la pequeña ciudad de New Haven (Connecticut) expone su visión sobre el rascacielos de 178 metros que ha diseñado en Sevilla para la Cartuja. La conversación tiene lugar en una suite del Hotel Alfonso XIII desde la que se divisa precisamente la Giralda, la torre más alta de la ciudad desde su construcción hace ocho siglos.

-¿Cómo ve el impacto de la torre en Sevilla dos años después de ganar el concurso?

-Estoy más convencido aún de que la torre le hace falta a Sevilla. En este momento de recesión en que tanta gente se está quedando sin trabajo el poder crear esta fuente de trabajo va a ser importantísimo para la ciudad. Miles y miles de personas se van a ver afectadas económicamente y positivamente con la construcción de esta obra. Y esto es nuevo porque nadie podía imaginar esta recesión mundial.

-Pero me refiero al impacto visual que tendrá respecto a la ciudad monumental...

-Si uno camina por el centro de Sevilla por sus calles angostas, jamás va a ver la torre. Sin duda si uno sube a una azotea o a la Giralda sí la verá, y será muy lindo verla. Vista desde arriba va a ser muy delicada, muy a lo lejos y muy simpática.

-¿Qué me dice de los sectores más críticos con su torre?

-La crítica principal es que va a cambiar la ciudad. Sin duda la va a cambiar, pero siento que será un cambio muy positivo para Sevilla. No sólo va a ser un símbolo para Cajasol. También un símbolo muy importante de que Sevilla es una ciudad progresista, de que está en marcha, que pueden pasar cosas y que no tiene que quedarse estancada en lo que ha sido siempre. Ése es un mensaje para todos los jóvenes de Sevilla, que piensen que aquí tienen futuro porque van a pasar cosas.

-Icomos, el comité español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, está batallando por la paralización de esta obra.

-Si la torre no se construye y se llegara a parar el proyecto sería una tragedia y un mensaje muy negativo para todos los jóvenes. Me parecería injusto para Sevilla porque estaría perdiendo una oportunidad en el peor momento, con una recesión económica. La Giralda se construyó en el siglo XII, hace ocho siglos, muy a principios del segundo milenio y ya estamos en el tercer milenio. Y la ciudad tiene que seguir. Es mucho pedir a la ciudad que se quede estancada sólo con la Giralda.

-¿Algún otro rascacielos suyo había tenido problemas con esta organización que asesora a la Unesco en temas de patrimonio?

-Es una sorpresa para mí. Nunca he tenido este problema antes. Lo más común es que la gente apoye estas nuevas obras que van a significar algo positivo para una ciudad, o a lo sumo que los vecinos más cercanos se quejen de que les resta sol. Pero por lo general las ciudades lo ven como algo positivo que puede atraer trabajo y a otras empresas, aumentar las entradas del municipio y suponer muchos beneficios directos e indirectos.

-¿Por qué esa obsesión de las ciudades por los rascacielos?

-Yo diría que la Giralda ha sido el rascacielos de Sevilla. Han sido siempre símbolos de poder y al mismo tiempo ejemplos de la raza humana de poder ir más allá, de acercarse al cielo. Responden a un anhelo muy íntimo que parece que tenemos dentro del alma y que nos satisface verlo. Por eso son elementos simpáticos en la ciudad y contribuyen a darle carácter a la silueta. Es muy antiguo. Desde que las civilizaciones tuvieron suficiente fuerza económica y técnica han construido lo más alto posible en todo el mundo: las pirámides, las pagodas, los zigurats y hasta los campanarios de las iglesias católicas. Todas parecieron responder a un mismo anhelo y lo que nos permite satisfacer ese anhelo hoy son los rascacielos. Países que han sido pobres es lo primero que quieren hacer.

-El experto en arquitectura William J. R. Curtis declaró a este periódico que los rascacielos son poco inteligentes en Sevilla, y apostaba por reinventar patios, jardines y terrazas.

-Si es así, me sorprende que Curtis piense esto. Yo tengo un jardín en una ciudad muy pequeña de 120.000 habitantes, pero en una ciudad con el tamaño de Sevilla no se puede dar ese lujo. El problema real está en dónde va a vivir la gente, si la ciudad progresa y crece. Si no se va hacia arriba, las ciudades se expanden horizontalmente y eso es mucho más serio porque se extienden los caminos y se multiplican los viajes en automóvil, se aumenta la polución, se cubren de asfalto unas tierras que debían ser de cultivo. Es mucho mejor, más eficiente y más ecológico que construir horizontalmente.

-¿Que elementos ecológicos y sostenibles tiene su edificio?

-La cubierta de cerámica, voladizos en cada piso, parasoles verticasles y celosías componen un sistema de protección del sol, de modo que raramente va a entrar el sol dentro de las oficinas, pero mantenemos las vistas. Resolver esa geometría llevó mucho trabajo y la empresa Ayesa ha resuelto muy bien todos los problemas técnicos de esta cubiertacerámica compleja. También son de lo más ecológicos los edificios bajos del proyecto con cubierta de plantas y los controles de los sistemas mecánicos. Posiblemente es el edificio más sostenible en Sevilla, un modelo de sostenibilidad.

-¿Este argumento podría servir a los detractores?

-Se han oído críticas que no se corresponden con lo que se está haciendo y quizá eso es culpa de la poca información que han dado los promotores hasta ahora.

-Richard Rogers, otro colega, apuesta en Sevilla por un edificio de Abengoa mucho más humilde. En su día rechazó hacer una torre.

-¡Pero si ha propuesto una muy alta en el mismo centro de Londres! Nunca se ha opuesto a las torres sino que a Abengoa no le interesaba hacer un rascacielos. Somos amigos desde hace muchos años. Y competidores.

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