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Los cocodrilos eran unos benditos

calle rioja

Emoción. El médico de cabecera de Salvador Allende presenta su libro en el antiguo teatro Imperial y compara a Pinochet con los traidores "de las comedias de Shakespeare".

Francisco Correal

02 de octubre 2013 - 01:00

LAS dos mujeres que le acompañan en la fotografía, Alicia Téllez, su esposa, hija de exiliados andaluces, y Paulina, la mayor de sus cinco hijos, también le cortejaban en la dedicatoria que Salvador Allende les hizo hace más de cuarenta años en la fotografía en la que el entonces presidente chileno aparecía con uno de sus ministros y su edecán aéreo. Paulina, que tenía entonces once años, guardó esa foto desde La Habana hasta Madrid.

Óscar Soto Guzmán, el marido y padre de las mujeres de la foto, presentó ayer en la librería Beta Imperial su libro Allende en el recuerdo. Semblanza del presidente al que conoció por una angina de pecho de un otoño tardío. El día de la foto dedicada fue a visitar a su paciente a su casa de la calle Tomás Moro, metáfora de la Utopía que acabó en un baño de sangre, y le acompañó Paulina, su niña mayor, que disfrutó viendo los cocodrilos que Fidel Castro le había regalado a Allende.

José Luis Aguinaga, director de comunicación de librerías Beta, recordó que junto a otra de Buenos Aires, la de Sierpes es la única librería del mundo sita en un antiguo teatro. Que ayer volvió a serlo con una doble representación. Primero, con los versos del dramaturgo Bertolt Brecht que cantara Silvio Rodríguez, aunque Allende, recordó su médico, siempre buscó una vía "distinta a la cubana". La segunda referencia teatral vino cuando el cardiólogo Soto Guzmán dijo de Pinochet, Mefistófeles del 11-S de 1973, que era "el traidor de las comedias de Shakespeare". El cronista se sentó junto a una vitrina llena de libros del dramaturgo inglés. En uno de ellos, Comedias y Tragicomedias, abrió al azar por La tempestad: "¡Con cuidado, amigos! ¿Dónde está el capitán? Portaos como hombres!".

Aquel capitán fue el último en (no) abandonar el barco. Un barco que tanto le costó conquistar. Recordó su médico que Allende perdió tres elecciones a la presidencia, una más que Rajoy, y que la primera vez que lo intentó, en 1952, sacó 52.000 votos. Ganó en 1970, con un país con elevados índice de subdesarrollo, que ocho años antes, en 1962, había organizado un Mundial de Fútbol en el que se quedó sin debutar DiStéfano. "Quedamos terceros, le ganamos a la Unión Soviética". Donde años después, en un viaje oficial con Allende, se encontró a tres gobernantes con apellidos de astronautas rusos: Breznev, Gromyko y Podgorny.

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