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En el corazón de la Fuerza Terrestre, la unidad que coordina casi 40.000 militares desde Sevilla

El edificio de Capitanía General es la sede central de la unidad más grande del Ejército de Tierra, donde se preparan las misiones internacionales

El teniente general Melero Claudio: "La situación geopolítica ha ido cambiando, y se actúa en función de la amenaza"

Izado de bandera en Capitanía por el Día de las Fuerzas Armadas

El teniente general Carlos Melero Claudio, el pasado lunes en la sede de la Fuerza Terrestre. / Gabriel Hinojosa

Pocos sevillanos ajenos al mundo militar conocen que en el interior del precioso edificio de Capitanía General de Sevilla, concebido por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929 y mundialmente famoso por ser la cantina de oficiales del Ejército británico en El Cairo en Lawrence de Arabia, se coordina la preparación y generación de gran parte de las misiones internacionales en las que participa el Ejército de Tierra. Esta joya del regionalismo es la sede del Cuartel General de la Fuerza Terrestre (Futer), la unidad más extensa del Ejército español, que aglutina casi 40.000 militares. La gran mayoría de ellos están repartidos por todo el país, pero el corazón y el cerebro de la unidad está en Sevilla.

El teniente general Carlos Melero Claudio es el jefe de la Fuerza Terrestre. Llegó al cargo en noviembre de 2022, pasada la difícil época de la pandemia del covid-19, en la que el papel del Ejército fue fundamental tanto en las tareas de limpieza e higienización de edificios críticos como luego a la hora de funcionar como rastreadores para aislar la expansión del virus. En estos años, a Melero le tocó gestionar otra situación difícil, como fue la DANA en Valencia, donde su unidad hizo un importante despliegue para colaborar en las tareas de limpieza y recuperación de calles, edificios e instalaciones arrasadas por la riada.

Militares españoles en Letonia. / Futer

"La fuerza Terrestre llegó a implicar a más de 15.000 efectivos, más de 600 vehículos, más de 100 máquinas de zapadores y 18 helicópteros durante todos los meses que estuvimos allí", explica el teniente general. Clave fue el trabajo de los militares en algunas zonas, a veces con gran riesgo para la propia integridad de los participantes en esta misión. Como muestra, un vídeo en el que aparece un soldado metido hasta la cabeza en el desagüe de un parking, para retirar un bloque de hormigón que taponaba el sumidero.

Ha sido la última misión de la Fuerza Terrestre en territorio español, pero son muchas las que continúan en el extranjero. En los últimos años, el grueso de la presencia española, como la de la mayoría de los países aliados, se ha ido traspasando de zonas como el Sahel al Este de Europa, coincidiendo con la escalada de tensión tras la invasión de Rusia a Ucrania.

Trabajos en Valencia para recuperar la zona arrasada por la DANA. / Futer

"La situación geopolítica mundial ha ido cambiando. Hay una tensión en esta zona, y se actúa en función de la amenaza y los intereses globales, en el marco de la Unión Europea, de la OTAN o de las Naciones Unidas. Ahora tenemos una guerra en Europa, que hacía décadas que no la había, y de ahí que se hable del plan de rearme y del incremento del gasto en Defensa", detalla el teniente general Melero. A pesar de ello, sigue habiendo lazos con diversos países africanos para no abandonar la presencia, o al menos la influencia española en África. A países como Túnez, Mauritania, Cabo Verde, Senegal o Benín se les sigue prestando asesoramiento militar, aunque no haya una presencia fija de soldados españoles sobre el terreno.

En el bloque oriental, la Fuerza Terrestre está presente en Eslovaquia, Letonia, Turquía e Irak. En Eslovaquia hay ahora unos 1.300 efectivos y en Letonia más de 600. La misión en el Líbano, en la que hay más de 600 militares españoles y que desde hace casi dos décadas lidera el Ejército español, es también una de las más complicadas dada la situación actual en Oriente Próximo. Esta operación se hace en el marco de las Naciones Unidos y para el mantenimiento de la paz en la zona.

Despliegue español en el Líbano. / Futer

También han ido cambiando las propias amenazas y los medios materiales con los que el Ejército las afronta. Hace unos años hubiera sido impensable el uso masivo de drones para ataques, que se ha extendido en la guerra de Ucrania, y ahora el Ejército se prepara con sistemas antidrones para hacer frente a un posible ataque con estas aeronaves no tripuladas. Para ello, obviamente, también hay que emprender una formación del personal y una adaptación de los edificios para poder albergar nuevos vehículos e instalaciones.

La Fuerza Terrestre es un conjunto de unidades que tiene por cometido principal prepararse para constituir, de forma rápida y eficaz, estructuras operativas terrestres para la realización de operaciones militares. Encuadrada dentro de la Fuerza, junto con el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad (CGTAD) y el Mando de Canarias (MCANA), constituye el 75% de la misma, por número de personal (casi 39.000 militares) y capacidades de combate, apoyo al combate y logístico.

Además del cuartel general de Sevilla, hay tres grandes estructuras dentro de la Fuerza Terrestre. La primera es la División Castillejos, que tiene su sede en Huesca, y que integra seis brigadas de combate (BRI I, II, VII, X, XI y XII), un regimiento de Caballería (RC 11), otro de Transmisiones (RT 1) y uno de cuartel general (BCG). La segunda es la División San Marcial, con cuartel general en Burgos, y que integra las capacidades especiales: la Brigada de Paracaidistas (BRI VI), el Mando de Operaciones Especiales (MOE), las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET), el Mando de Tropas de Montaña (MTM) y el Regimiento de Operaciones de Información (ROI 1). La tercera es el Mando de Apoyo a la Maniobra, con sede en La Coruña, y que integra los apoyos al combate y apoyos logísticos necesarios: el Mando de Artillería de Campaña (MACA), Mando de Artillería Antiaérea (MAAA), Mando de Ingenieros (MING), Mando de Transmisiones (MATRANS), Brigada Logística (BRILOG), Regimiento NBQ (RNBQ 1) y Regimiento de Inteligencia (RINT 1). El despliegue de la FUTER abarca todo el territorio peninsular, estando presentes sus unidades en todas las comunidades autónomas de la península, a excepción de Cantabria. También hay una de sus unidades, la Agrupación de Apoyo Logístico 81, en Canarias.

El teniente general Carlos Melero Claudio, jefe de la Fuerza Terrestre. / Gabriel Hinojosa

Principalmente, son tres las responsabilidades de las Fuerza Terrestre. La primera es la de dirigir la preparación de sus unidades, así como la generación de los mandos y fuerzas que se les requieran para su transferencia a la estructura operativa de las Fuerzas Armadas. Se trata de formar y adiestrar al personal para que pueda estar preparado en caso de necesidad y ser enviado a cualquier operación. El segundo cometido es la dirigir la preparación y generación de un cuartel general de nivel división y los cuarteles generales de nivel inferior, así como mandos componentes de estos niveles. El tercero es participar en el planeamiento, conducción y ejecución de las actividades derivadas de las misiones específicas que se le pueden asignar, así como de las operaciones, planes operativos y ejercicios que se requieran.

La preparación del Ejército de Tierra se realiza de manera progresiva y constante. Se inicia en los centros de formación, donde se imparte la instrucción básica y específica que permite la incorporación a las distintas unidades del Ejército, y continúa en éstas, donde se desarrolla la instrucción complementaria y de aplicación que capacita a cada militar para ocupar un puesto táctico, y donde se realiza el adiestramiento general de arma, interarmas y conjunto o combinado. Tanto la instrucción como el adiestramiento son partes de un todo que configura la preparación de una determinada unidad.

Presencia militar española en Eslovaquia. / Futer

El plan de disponibilidad del Ejército de Tierra establece una secuencia de preparación con un ciclo general de tres años: uno de adiestramiento general, uno de respuesta inmediata y un tercero de alta disponibilidad. En el proceso de preparación, y en función del ciclo en el que se encuentre, cada unidad desarrolla un programa de actividades que le permite alcanzar el nivel de adiestramiento requerido. Estos programas incluyen un número variado de seminarios, jornadas de actualización, actividades formativas, cursos y ejercicios. El ejercicio anual que constituye el esfuerzo principal de preparación del Ejército de Tierra es el Toro.

Además de la preparación, está la generación y sostenimiento de estructuras operativas para poder atender los compromisos nacionales e internacionales del Ejército. La Fuerza Terrestre contribuye mayoritariamente a la participación en operaciones en el exterior, en actividades de seguridad cooperativa y de diplomacia de Defensa y también en otras operaciones en territorio nacional, como Centinela Gallego para vigilar y prevenir incendios forestales, así como otras de apoyo a autoridades civiles. El día del apagón se puso a prueba la capacidad de la Fuerza Terrestre, que mantuvo las comunicaciones en todo momento. En el propio edificio de Capitanía hubo luz en una de las alas y los militares estuvieron dispuestos para abastecer de combustible los generadores de infraestructuras críticas, como los hospitales.

La participación en el nuevo modelo de fuerzas de la OTAN implica que España tendrá que poner a disposición de la Alianza Atlántica una serie de fuerzas altamente preparadas y con un alto grado de disponibilidad, tanto desplegadas sobre el terreno (en Letonia, Estonia, Eslovaquia y Turquía), como en el territorio nacional. Actualmente, la contribución de la Fuerza Terrestre al esfuerzo del despliegue del Ejército de Tierra en el exterior supone el 83% del personal, con más de 2.150 militares dependientes de esta estructura actualmente en misiones internacionales.

Y además hay un carácter marcadamente institucional dentro de la Fuerza Terrestre, pues el jefe de la misma es el Representante Institucional de las Fuerzas Armadas en Extremadura y en las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén, y del Ejército de Tierra en todas estas provincias más Cádiz, Málaga y Huelva.

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