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Los efectos de la pandemia

La crisis del Covid desborda la atención de Cáritas en Sevilla

  • Una de cada cuatro familias acude a la ONG católica para paliar las necesidades básicas

  • La asistencia se llegó a triplicar en los barrios más pobres de la capital en el confinamiento

Una persona pide limosna a dos viandantes en una calle de Sevilla.

Una persona pide limosna a dos viandantes en una calle de Sevilla. / José Ángel García

"El final de la crisis sanitaria del Covid se atisba, pero la debacle social va para largo”. La frase resume a la perfección la situación que vive buena parte de la sociedad sevillana desde que en marzo de 2020 estallara la pandemia. Su autor es Mariano Pérez de Ayala, director de Cáritas Diocesana de Sevilla, quien ayer, junto al administrador apostólico de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, presentó el balance de 2020 de esta ONG católica, una memoria marcada por los estragos económicos del coronavirus y que ha provocado que la demanda asistencial desborde la atención que presta dicha institución benéfica en la provincia.

Las cifras hablan por sí solas. En un año Cáritas prestó su servicio a 17.707 familias sevillanas, lo que supone un incremento del 26,6% respecto a 2019. Con esta atención se pudo paliar parte de las necesidades de 50.773 personas, muchas de las cuales se habían quedado sin los recursos básicos para vivir. En el umbral de la pobreza. Y todo ello en un contexto en el que la sociedad aún no se había recuperado del todo de la crisis financiera de 2008. Ahora, con el Covid, “los pobres son aún más pobres”, como mencionó Pérez de Ayala en su intervención, que no estuvo exenta de críticas al proceder de las administraciones públicas que, a su parecer, ha resultado “insuficiente” durante estos 14 meses.

La inversión de Cáritas durante el pasado ejercicio ascendió a 9.255.674 euros, de los que 5,4 millones procedieron del fondo de Cáritas Diocesana (el órgano central de la ONG) y los otros 3,8 de las Cáritas parroquiales. Pues bien, de este montante, más de la mitad, 4,8 millones, se empleó en atender la demanda que se disparó con la pandemia. Llama aquí la atención la importante partida que se destinó a abastecer de productos básicos (alimentación e higiene) a las familias solicitantes, una dotación que se elevó un 71,4% respecto al año anterior. El 18,67% de esos casi cinco millones sirvieron para cubrir los gastos derivados de la vivienda, como alquiler y recibos de la luz y el agua.

Muchas familias regresan a Cáritas

En este listado de números hay una cifra que no debe pasarse por alto, pues es la que mejor refleja la magnitud de la crisis social: una de cada cuatro familias sevillanas acudió en 2020 a Cáritas. Una relación bastante alarmante. Muchas de ellas, además, volvían a pedir la ayuda de la institución católica tras varios años sin hacerlo al haber logrado una suficiencia económica que ahora ha saltado por los aires con el Covid.

Una pobreza que, desgraciadamente, se cronifica en determinadas zonas de la provincia, especialmente en la capital, donde se encuentran seis de los 15 barrios más pobres de España, como publicaba recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE). La pandemia ha agravado la ya de por sí penosa situación de sus vecinos, hasta tal punto que la atención de Cáritas se ha duplicado e, incluso, ha llegado a triplicarse en los momentos más críticos, como el confinamiento severo sufrido en la primera ola de contagios. De esta forma, en las parroquias del Polígono Sur, Torreblanca y Tres Barrios se ha pasado en un año de atender a 1.428 familias a 2.542, una variación que muestra la gravedad de la situación por la que atraviesa una Sevilla sumida en el umbral de la pobreza.

Las familias más golpeadas por esta crisis, según el balance de Cáritas, han sido las que cuentan con menores, personas dependientes y, en todo caso, en aquellas en las que la mujer es la única que sustenta el hogar, ya que las trabajadoras domésticas conforman uno de los colectivos más perjudicados por las medidas restrictivas contra el virus.

También debe destacarse aquí a las personas mayores en situación de exclusión, en las que se ha agravado la soledad y el aislamiento que venían sufriendo. Para este grupo, la ONG ha reforzado el cuidado domiciliario, pues muchas llevan bastante tiempo esperando beneficiarse de la prestación de dependencia.

Y el tercer grupo en el que más se han dejado sentir las secuelas de la crisis social y sanitaria es el de los inmigrantes cuya situación no ha podido regularizarse al estallar la pandemia y perder toda posibilidad de encontrar un trabajo con contrato y alta en la Seguridad Social.

La edad de los voluntarios

Cáritas, además, se han encontrado un obstáculo a la hora de desarrollar su labor: la edad media de su voluntariado, que supera los 60 años, lo que ha impedido que colaboren en esta asistencia, ya que al pertenecer a uno de los grupos de riesgo ha limitado su movilidad. Pese a esta circunstancia, se han recibido 375 solicitudes en un año para prestar este servicio, hasta llegar a los 2.704 voluntarios de una ONG conformada en Sevilla por 7.950 socios, 30.110 donantes y 100 empresas colaboradoras.

Estos datos se dan a conocer en las vísperas de la solemnidad del Corpus Christi, que tendrá lugar mañana en Sevilla, cuando se celebra el Día de la Caridad. Bajo el lema “Seamos más pueblo”, desde Cáritas se invita a que, en un momento de crisis como el actual, “miremos al otro con responsabilidad y cercanía”. “Debemos ser motivo de esperanza con nuestros actos, a cuidar la proximidad para estar cerca del prójimo y fomentar la fraternidad, la colaboración y la ayuda mutua”.