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El CSIC investiga el campo de concentración de Los Merinales en Bellavista

La arqueóloga Laura Muñoz-Encinar dirige un proyecto que analiza cómo 10.000 de presos políticos levantaron el Canal del Bajo Guadalquivir y su influencia en la configuración social del actual barrio de Bellavista

Bellavista: un siglo siendo barrio en Sevilla

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Bellavista rinde homenaje a los prisioneros políticos que levantaron el Canal de los Presos / Rafa del Barrio

El Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC está desarrollando un proyecto de investigación inédito sobre el sistema de los campos de concentración que estuvieron vinculados a la construcción del llamado Canal del Bajo Guadalquivir, conocido comúnmente como el Canal de los Presos, una de las mayores infraestructuras de obra pública del franquismo levantada con mano de obra forzada.

El proyecto, dirigido por la arqueóloga y antropóloga forense Laura Muñoz-Encinar, busca documentar y comprender las condiciones de vida, organización y consecuencias sociales del complejo penitenciario de Los Merinales, activo entre 1941 y 1962 en el entorno del actual barrio sevillano de Bellavista. De este modo, en el marco del programa de actividades organizadas con motivo del centenario del barrio, impulsado por su área social, se ha organizado una visita al campo de concentración donde Muñoz ha detallado a vecinos y adolescentes de los institutos colindantes avances de una investigación que persigue, además de su objeto científico, ayudar a reparar la memoria histórica de muchos nietos e hijos de presos políticos que hoy viven en Bellavista.

La arqueóloga Laura Muñoz-Encinar durante la visita al campo de concentración Los Merinales. / Rafa del Barrio

Una de las mayores infraestructuras

Durante el acto y en la visita guiada, Muñoz explicó que Los Merinales fue el campo más duradero del sistema de colonias penitenciarias militarizadas del canal, una red que recorrió más de 180 kilómetros del cauce del Guadalquivir: “Aquí trabajaron miles de presos políticos para transformar más de 80.000 hectáreas de terrenos salobres en zonas de regadío”, señala la investigadora. “Fue una de las principales obras de infraestructura del franquismo, ejecutada con trabajo esclavo y sin apenas medios mecánicos”.

El estudio aborda el sistema de redención de penas por el trabajo, instaurado en 1938 para aliviar la saturación de las cárceles franquistas. Bajo este régimen, unos 10.000 prisioneros políticos —muchos de ellos alcaldes, concejales, sindicalistas o simples votantes de la II República— fueron condenados por consejos de guerra sin garantías y destinados a obras públicas. “Eran civiles procesados por motivos ideológicos”, explica Muñoz. “En este campo de concentración que hoy investigamos y estamos pisando, vivieron hacinados, enfermos y malnutridos; muchos murieron durante el trabajo o poco después, por las secuelas físicas del esfuerzo extremo”.

La investigación del CSIC combina fuentes documentales, testimonios orales y análisis arqueológicos de los restos materiales conservados. Del mismo modo, detalla Muñoz, en el año 2023, el equipo realizó un estudio territorial y excavaciones en varios puntos de Los Merinales, dentro de un proyecto financiado por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y el Ministerio de Ciencia e Innovación con el objetivo de reconstruir la vida cotidiana dentro del campo, identificar vestigios arquitectónicos y comprender la magnitud de la violencia ejercida sobre los presos y sus familias: "Eran reeducados en el nacionalcatolicismo.

Un estudio arqueológico

“Trabajamos con una mirada holística, que integra lo arqueológico y lo humano”, explica la directora del proyecto. “Queremos recuperar esas historias que no están en los documentos oficiales, los relatos de quienes fueron silenciados y que hoy aún pueden rastrearse en el territorio”.

El equipo analiza también cómo la presencia del campo influyó en el desarrollo urbano y social de Bellavista y Dos Hermanas, donde se asentaron muchas de las familias de los prisioneros. “Estas mujeres e hijos se desplazaron para estar cerca de los reclusos y garantizar su supervivencia”, apunta Muñoz. “Esa movilidad masiva explica que la población del entorno se multiplicara en pocos años, configurando una nueva identidad social y cultural que pervive hoy”.

Según la investigadora, esa herencia se refleja aún en la memoria vecinal y el activismo cívico del barrio. “Los descendientes de aquellos presos protagonizaron después movimientos sociales y políticos, contribuyendo a la construcción democrática del presente”, destaca. En este proyecto de investigación, la arqueología estudia cómo funcionó el campo de concentración gracias al que se levantó el Canal del Bajo Guadalquivir, y se plantea así no solo como un estudio del pasado, sino también como un ejercicio de memoria y justicia. “Analizar científicamente lo que ocurrió aquí —concluye Muñoz— nos permite entender cómo se forjó una parte esencial de nuestra sociedad contemporánea".

Foto de familia en el acto de homenaje a los presos políticos. / Rafa del Barrio

El acto ha contado con familias de los presos políticos, así como alumnos del IES Bellavista y el IES Federico Mayor Zaragoza, miembros de la Asociación Memorialista de Sevilla y Dos Hermanas, representantes del Área Social del Centenario de Bellavista; así como el alcalde de Dos Hermanas, Francisco García.

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