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Esto es lo que deja la Lotería de Navidad en Sevilla

108 es el cuádruple de 27

Calle Rioja

María Asunción Mateo, viuda de Alberti, ayer con Távora en el cumpleaños del poeta.

17 de diciembre 2010 - 05:03

LOS cumpleaños de Rafael Alberti eran siempre muy especiales. Regresó del exilio en la primavera de 1977 y desde entonces empezó a celebrarlos en España. Nació en El Puerto de Santa María el 16 de diciembre de 1902. Justo año y medio antes de la fecha elegida por James Joyce para desarrollar la acción del Ulises. Dos grandes aportaciones de las aulas de la Compañía de Jesús a la literatura: Joyce y Alberti estudiaron con los jesuitas. En el caso del poeta, en el mismo colegio de San Luis Gonzaga por el que pasaron Juan Ramón Jiménez, Fernando Villalón y Pedro Muñoz Seca.

Cumpleaños franceses, argentinos, romanos, hasta el regreso a Madrid. Su segunda llegada a la ciudad, tan lejos de "el mar, la mar" en sus versos de Marinero en tierra. Los primeros cumpleaños de Alberti en El Puerto los organizaba Carmelo Ciria. Eran fiestas espontáneas, con un punto bohemio, a las que nunca faltaba Marcos Ana. El mérito de Ciria era, en sus propias palabras, que durante el exilio de Alberti en Roma "era el único comunista con teléfono en El Puerto".

En el contexto de este regreso de Alberti, se organiza en Cádiz y en El Puerto un congreso antológico sobre la generación del 27. Por allí pasaron Aurora de Albornoz, Rosa Chacel y el único ágrafo de aquel grupo de poetas, el doctor Pepín Bello. Hubo dos circunstancias que influyeron en el cambio de formato de los cumpleaños del gran poeta, un clásico ya como aperitivo de las fiestas navideñas. Uno fue su boda con la profesora de Literatura María Asunción Mateo. Otro, la llegada a la Alcaldía de El Puerto de un tránsfuga del PP, Hernán Díaz, un político de derechas que fue entusiasta anfitrión de los cumpleaños del poeta comunista. Ahí empezaron a distanciarse algunos de sus fieles, como Luis García Montero, testigo de excepción del entusiasmo de Alberti la noche mágica en la que Butragueño le marcó cuatro goles a Dinamarca en Querétaro.

Alberti murió el 28 de octubre de 1999, aniversario del triunfo de Felipe González en las elecciones de 1982 y del cese de Javier Clemente al frente de la selección española tras su derrota en Chipre. Pero Alberti sigue cumpliendo años. Se celebró por todo lo alto su centenario, que coincidió con el de Luis Cernuda, dos poetas del 27 nacidos en 1902.

Rafael Alberti cumplió ayer 108 años. Las ciento ocho velas se apagaron en la Avenida de Hytasa, 14, sede del teatro Salvador Távora. Dos meses después de su estreno, La Cuadra de Sevilla representó la obra Rafael Alberti, un compromiso con el pueblo. El dramaturgo del Cerro del Águila, antaño trabajador de las hilaturas en las que hace teatro, hizo una función muy particular. A puerta abierta hasta llenar aforo. Una recuperación de esa alegría popular con la que El Puerto se volcaba en los cumpleaños que organizaba el único comunista con teléfono. O al calor multitudinario con el que la Bahía despidió a su marinero favorito, al candidato a escudero de Garcilaso de la Vega.

Távora llevó al teatro la vida de dos exiliados que regresaron y ocuparon escaño en las Cortes Constituyentes de 1977: Rafael Alberti y la Pasionaria. 108 años. Una cifra bien redonda: es el cuádruple de 27, el guarismo que los unió como generación poética, todos exiliados, unos hacia fuera, otros hacia dentro. Alguno, como Lorca, al fuera/dentro de un crimen ominoso. Távora mete a Alberti en unos andurriales dramáticos propios de Federico.

Muchos periodistas acudían cada año a cubrir los cumpleaños de Alberti. En uno se da una circunstancia muy especial. Miguel Gallardo cumplió ayer 54 años. Los mismos que alcanzó Alberti aquel 16 de diciembre de 1956 en que vino al mundo este reportero de la sevillana calle Santa Ana.

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