La tala del ficus de San Jacinto se ha convertido en una de las polémicas del verano en Sevilla. En pleno agosto, cuando buena parte de los ciudadanos están de vacaciones, el apeo de este árbol centenario ha llenado de titulares los medios de comunicación. Una situación que se ha enrevesado después de que un auto judicial haya paralizado los trabajos que comenzaron el pasado martes 16 y que han dejado el ejemplar reducido al grueso tronco y las raíces.
Miembros de la Asociación Multisectorial de la Jardinería de Andalucía (AMJA) confían en que, pese a esta importante merma, el ficus pueda sobrevivir con los cuidados adecuados. Siempre que, una vez resuelta la resolución presentada por la referida entidad, se prohíba definitivamente su tala.
Las críticas de los colectivos contrarios al apeo se han dirigido al Ayuntamiento hispalense, en la figura del alcalde Antonio Muñoz, por conceder, a través de la Gerencia Municipal de Urbanismo y Medio Ambiente, la licencia para la tala del ficus, y a la comunidad parroquial de San Jacinto, tutelada por el fraile Javier Rodríguez. A ambos se les acusa de haber hecho oídos sordos a la petición formulada por la AMJA para que expertos en árboles analizaran las posibilidades que existían de mantener el ejemplar con vida y tomando las medidas preventivas necesarias para que no produjeran incidentes. Buscaban, en definitiva, alternativas a su tala que, según los activistas, no se han tenido en cuenta.
Un respaldo social
Frente a estas críticas, numerosas entidades trianeras han mostrado estos días su apoyo a la orden dominica que regenta la parroquia de San Jacinto. Hasta 33 asociaciones de diversa índole han respaldado al religioso Javier Rodríguez en esta difícil situación, convertida en protagonista del verano sevillano.
Entre ellas, cabe numerar las hermandades del antiguo arrabal: El Cachorro, San Gonzalo, la Esperanza de Triana, la Estrella, Pasión y Muerte, las Cigarreras, la O, La Divina Pastora, El Rocío, El Carmen de Santa Ana y Madre de Dios del Rosario.
El escrito de la Hermandad del Rosario apoyando a la comunidad parroquial de San Jacinto.
A ellas se suman otras entidades civiles, como las asociaciones de vecinos: Triana Norte, Triana Viva, Santa Ana, Asociacion de Vecinos de la Barriada Santa María, Asociación de Vecinos de la Barriada del Carmen; y disintos colectivos culturales: Peña cultural Bética, Peña Trianera y Peña Cultural de Los Ángeles.
Completan este listado colectivos deportivos, de ocio, económicos y sociales: Asociación de Jubilados Airbus, Fibrotiare, Asociación de Comerciantes de Triana, Asociación Cultural El Turruñuelo, Asociación Cultural San Joaquín del Tardón, Ampa de San Jacinto, Ampa la Dársena, Ampa Alfareros, Peña Sevillista, Peña Bética, Hermandad Liceo de Triana, Ateneo de Triana, Asociación Deportiva Dani Trinana Ar. Rabad, Olimpic de Triana y la Asociación de Hosteleros de Triana.
La seguridad, ante todo
Se trata, por tanto, de entidades que abarcan un amplio tejido social, económico, deportivo, religioso y de ocio del antiguo arrabal, que apoyan la decisión tomada por la comunidad parroquial de San Jacinto para apear un árbol que, pese a ser un elemento clave del paisaje trianero y a la aportación ambiental tan importante que ha tenido en sus más de 100 años de vida, debe ser talado para garantizar la seguridad sobre las personas y el patrimonio.
El párroco ya expresó días atrás que, pese al importante eco mediático que han tenido los activistas -que llegaron a encaramarse al árbol-, la decisión tomada por la comunidad religiosa de San Jacinto contaba con el respaldo mayoritario de los trianeros, como se evidencia en este listado de entidades.
Un apoyo e gran importancia para una comunidad religiosa y para el propio Ayuntamiento, que se han convertido en diana de las críticas de estos días y que seguirán siendo focos de atención las próximas semanas hasta que el juez resuelva el recurso presentado por la AMJA. Por ahora, las medidas cautelares han paralizado la tala, con el consiguiente encarecimiento de los trabajos y con un árbol bastante mermado. Un ficus que seguirá dando que hablar.
