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Sevilla

La fusión entre los clanes del hachís de Sevilla y el Estrecho, un paso más en la industria del narco

Operación Policial contra el narcotráfico en el Estrecho

La Policía Nacional y la Guardia Civil han abortado la fusión de dos de las organizaciones criminales más importantes del Campo de Gibraltar y Sevilla, que se habían asociado para traer hachís desde el norte de África remontando el río Guadalquivir. Las operaciones las dirigía Gareth Mauro, narcotraficante gibraltareño que permanece a día de hoy fugado y del que se sospecha que se oculta en Marruecos, junto con otro gran señor de la droga del Estrecho que sigue en paradero desconocido, Abdellah el Haj, más conocido como el Messi del Hachís. 

Mauro buscó vías alternativas a las costas del Campo de Gibraltar para importar la mercancía que traía de Marruecos. Para ello se asoció, o subcontrató, si se prefiere, al narcotraficante que controla desde hace años el río Guadalquivir, el sevillano Ginés Enrique G. R., conocido simplemente con Ginés. Entre ambos, formaron una potente organización que introdujo en España grandes cantidades de hachís. La fusión de ambos grupos fue abortada en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que lleva por nombre Traboat-Gorblan.

Los registros se produjeron el 8 de febrero de 2022. Ese día fue detenido Ginés en su chalé de una urbanización perteneciente al término municipal de Coria del Río. Sin embargo, en aquella ocasión no trascendieron los detalles de la operación, al estar todavía declarada secreta. Este viernes, la Policía y la Guardia Civil han hecho el balance de la investigación, que se ha saldado con 51 personas detenidas, 10.000 kilos de hachís intervenidos, así como vehículos sustraídos, armas de fuego, ocho narcolanchas, 12.000 litros de gasolina y 180.000 euros. 

La investigación se inició en marzo de 2020, cuando los agentes de la comisaría de la Línea de la Concepción identificaron a un individuo que circulaba con gran cantidad de material náutico utilizado habitualmente en las narcolanchas. Además, llevaba una importante cantidad de dinero escondida en el coche, con lo que se sospechaba que podía ser miembro de alguna banda importante dedicada al tráfico de drogas.  

Siguiendo esta pista, los agentes averiguaron que el líder de una organización de la zona, el llanito Gareth Mauro, habría decidido establecer nuevos lazos de unión con otra conocida organización criminal con sede en Sevilla, la banda del Ginés. Mauro buscaba así rutas alternativas y menos vigiladas que las costas del Estrecho, mientras que Ginés se permitía ampliar beneficios.  

Ambas organizaciones contaban con un gran entramado logístico, mediante el cual transportaban las embarcaciones semirrígidas y los motores de gran cilindrada desde fuera de España hasta naves industriales situadas en diferentes localidades de Sevilla y Córdoba, donde las preparaban y custodiaban hasta el día de la botadura. Todo este entramado logístico requería de conductores de camiones de gran tonelaje, mecánicos encargados de la puesta a punto de la misma y la preparación para su botadura, pilotos, embarcaciones y camiones con un valor económico superior al medio millón de euros y utilizados exclusivamente para estas actividades.

La botadura de las embarcaciones se llevaba a cabo bajo la supervisión de los hombres de Ginés, quienes no permitían que ninguna otra organización se entrometiera en sus planes. Dicen la Policía y la Guardia Civil que ejercía su poder en su zona de influencia, y que para ello contaban con armas de fuego, chalecos antibalas, armas de electrochoque y otros elementos para salvaguardar sus operaciones de botadura. Tras esto, las embarcaciones se dirigían a Marruecos, donde se producía la carga de la sustancia estupefaciente, para posteriormente introducirla en las costas españolas, mediante el método del desembarco o alijo en playa.

Debido a la dificultad que entraña la desembocadura del río Guadalquivir, la organización contaba con numeroso personal contratado para realizar labores de vigilancia de la zona, así como las labores de extraer el estupefaciente de las embarcaciones. Estas personas eran trasladadas desde la Línea y Sevilla, involucrándose ambas organizaciones, unidos estos a los propios miembros de la banda que son oriundos de Sanlúcar de Barrameda. Una vez finalizada la descarga del alijo, aprovechaban para surtirse de gasolina y víveres, y en algunas ocasiones cambiar a la tripulación de la embarcación, para así volver de nuevo a Marruecos y comenzar de nuevo el ciclo.

Alijos en Lepe, el Guadalquivir y La Línea

Tras la investigación, se pudo determinar la localización de las naves de la organización, así como los camiones y remolques utilizados para el transporte de las embarcaciones y motores. Además, se logró identificar a la gran mayoría de los implicados, todos ellos miembros de ambas organizaciones, que se habían unido con la intención de conjugar fuerzas, repartirse las funciones y así aumentar su operatividad en la introducción de los alijos en la playa. Como resultado de estas gestiones, en noviembre del año pasado, los investigadores interceptaron un primer alijo de 3.500 kilos de hachís en las playas de Huelva, cuando una de las embarcaciones de la organización intentó desembarcar la sustancia estupefaciente en Lepe, siendo en ese momento sorprendidos por un dispositivo conjunto de Policía Nacional y Guardia Civil en el que se detuvo a siete personas. Estos detenidos estaban en clara relación con la organización de La Línea.

Continuando con las investigaciones, en el mes de enero de 2022, fueron detenidas dos personas más, e interceptados otros dos alijos, esta vez en la desembocadura del río Guadalquivir, con la cantidad total de 2.440 kilos de hachís, así como cuatro vehículos de carga sustraídos y un arma de fuego. Finalmente, el día 7 de febrero, la organización intentó introducir un alijo mediante dos embarcaciones en el puerto de la Atunara de La Línea de la Concepción, por lo que los agentes establecieron un dispositivo en el que lograron aprehender 4.000 kilogramos de hachís y detuvieron a tres personas que se encontraban custodiando la sustancia estupefaciente en “guarderías”. Al día siguiente, los investigadores culminaron la desarticulación de las dos organizaciones criminales más importantes del Campo de Gibraltar y Sevilla.

Hasta el momento se ha detenido a 51 personas, de las cuales 21 se encuentran en prisión preventiva; se han intervenido más de 10.300 kilos de hachís, así como vehículos sustraídos, armas de fuego, ocho narcoembarcaciones y gran cantidad de combustible (1.200 litros). Asimismo, en los registros se han intervenido 180.000 euros en efectivo.

Durante las investigaciones se comprobó el un alto poder adquisitivo de los principales responsables, así como una gran capacidad económica para planificar las operaciones, pues su infraestructura iba desde el lugar de ocultación y preparación de las narcolanchas en naves de distintas localidades de Andalucía hasta su botadura con camiones de gran tonelaje. Además, eran los miembros del grupo los que realizaban todas las actividades relacionadas con el narcotráfico. Entre ellos había mecánicos, conductores de camiones, pilotos de embarcaciones y personal participante en las descargas de los alijos y en la ocultación de las gomas. Toda una industria al servicio del narco, con su propia cadena de distribución.

Los investigadores también pudieron comprobar que parte de los miembros de la organización estaban involucrados en el robo de sustancia estupefaciente empleando medios y armas para su consecución, los denominados vuelcos. Los agentes intervinieron varias armas de fuego, chalecos antibalas y elementos para hacerse pasar por agentes policiales cuando cometían estos robos.

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