El impacto del cambio de hora en octubre en niños, ¿mito o realidad?: "Lo importante es que nos pongamos un periodo de adaptación"
La psicóloga Paloma Carrasco apunta a un efecto no científico, dependiente de la sensibilidad individual y de la organización familiar
Cambio de hora en octubre de 2025: ¿qué día volvemos al horario de invierno?
Con la llegada del cambio a la hora de invierno, muchos padres y madres se preparan para un ajuste que se percibe como disruptivo para los niños y jóvenes.
Sin embargo, la psicóloga y profesora asociada de la Universidad CEU Fernando III, Paloma Carrasco, advierte que "no hay un dato científico real". Es decir, la especialista habla de "un impacto subjetivo". "Depende de dos cosas muy importantes y que son muy diferentes, según la familia y según incluso la personalidad", argumenta.
Carrasco explica que el modo en que se introduce a los niños en los horarios de colegio, así como la sensibilidad individual de cada niño o joven, determinan cómo se percibe este cambio. "A todo el mundo no le afecta igual. La mayoría, haciendo pautas un poco generales de prevención o normales adaptativas, no les va a resultar una cosa costosa. Sin embargo, ciertamente, hay niños que son más delicados y a los que sí les puede costar un poquito más", detalla.
Sobre los síntomas más frecuentes como irritabilidad o cansancio, la especialista aclara que "esos síntomas, en realidad, no son consecuencia del cambio horario". La psicóloga aboga más por señalar a la falta de sueño. "Creo que dormir menos es la clave de la custión. Cada año dormimos menos y peor. Niños, jóvenes y adultos. Y dormir es importantísimo para la salud mental y para el equilibrio emocional", afirma.
Respecto a la adaptación, Carrasco señala que el cuerpo humano es flexible. "El problema está en la rigidez de algunas personas para los cambios. A esas personas les puede costar entre varios días y una semana. Desde luego, no mucho más", señala.
En cuanto a rutinas, la experta subraya la importancia de ajustar gradualmente los horarios, especialmente el de la cena. "No se trata de adelantar una hora la cena, ni tampoco de mantener el mismo horario y, por lo tanto, retrasar la cena una hora entera. Se trata de jugar con el tiempo. Lo importante es que nos pongamos un periodo de adaptación", recomienda.
Paloma Carrasco también destaca el papel de las pantallas. "Sabemos que el uso de pantallas y la tecnología, los dispositivos con luz azul, activan el cerebro y no favorecen en nada la conciliación del sueño. Podemos aprovechar el cambio horario para reducir más ese horario de exposición de pantallas", recomienda.
Finalmente, a las familias que perciben el cambio de hora como una amenaza, la psicóloga les transmite un mensaje de tranquilidad. "Lo propio del ser humano es su capacidad de adaptación. Ser flexibles es bueno para la mente, el cuerpo y la familia. No hay que dramatizar", concluye.
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