El implante coclear, un antes y un después en el tratamiento de la sordera
25-F | Día Internacional del Implante Coclear
Hoy se celebra el Día Internacional de este avance científico que obra el milagro de recuperar la audición
El Hospital Virgen Macarena es centro referente en Andalucía Occidental y ha dotado ya a más de 600 pacientes con esta tecnología
Josefa Moreno es a sus 75 años una de las 685 personas que han recuperado la audición gracias a un implante coclear colocado por el equipo de especialistas que componen el Programa de Implantes Cocleares del Hospital Virgen Macarena. También lo es la pequeña Livia Seisdedos, de poco más de tres años y que nació con hipoacusia bilateral profunda, pero a la que la ciencia le cambió la vida con apenas 20 meses. Son los dos perfiles de pacientes que pueden acabar con el silencio permanente mediante este avance científico que obra el milagro de volver a escuchar, bien tras nacer con problemas auditivos o por pérdida de la capacidad de oír en edad adulta.
El implante coclear ha supuesto un antes y un después en el tratamiento de la pérdida total de la audición y desde el año 2009 forma parte del día a día en el servicio de Otorrinolaringología del Hospital Macarena, que, además, es referente en Andalucía Occidental en esta técnica quirúrgica. Desde entonces, casi 700 personas que sufrían sordera profunda severa han salido de este centro oyendo perfectamente.
El secreto detrás de ese cambio radical tiene dos vertientes. Una técnica, que es la del uso de un dispositivo electrónico llamado implante coclear, que se coloca quirúrgicamente en el interior del oído y que transforma los sonidos en impulsos eléctricos que estimulan la cóclea, zona dañada del oído interno, que a su vez envía esas señales al cerebro; y, una humana, y no menos importante, que la conforma todo un equipo de profesionales en el que hay cirujanos, otorrinolaringólogos o audiólogos, pero también programadores, que adaptan cada implante a las características de la sordera de cada paciente, y logopedas, que ayudan a los implantados a familiarizarse con los sonidos y a modularlos para poder hablar.
El programa de implantes cocleares es atendido por un equipo multidisciplinar constituido por diferentes especialistas dedicados al diagnóstico, tratamiento y posterior rehabilitación y seguimiento personalizado de los pacientes. Se realiza tanto en niños, que ya pueden ser implantados bilateralmente, como en adultos. El procedimiento quirúrgico para el implante se realiza con anestesia general y consiste en realizar una incisión detrás de la oreja donde se labra un pequeño hueco en el que se aloja el dispositivo interno, que es el llamado receptor, y éste está conectado a un cable que el cirujano tiene que conducir hasta la cóclea del oído, más conocida como caracol.
El doctor Serafín Sánchez es el responsable de Otorrinolaringología en el centro hospitalario y participó ya en la primera de las más de 600 intervenciones realizadas. Al tratarse de un dispositivo electrónico, el facultativo señala que, desde los comienzos, el implante coclear "ha mejorado muchísimo", sobre todo, en cuanto al tamaño de los elementos que lo componen, pero también en lo que al procesador de sonidos se refiere, que es el aparato que convierte los ruidos del exterior en impulsos eléctricos, que es lo que llega finalmente al cerebro.
Pero más allá de esta fase vinculada a la realización de la intervención quirúrgica, el programa de implantes cocleares exige la organización de múltiples profesionales, en diferentes escenarios y con numerosas actuaciones multidisciplinarias para alcanzar la correcta selección del candidato, la efectiva ejecución de la cirugía y de la programación, una adecuada y suficiente rehabilitación, así como una estrecha coordinación entre los especialistas que integran el programa, el apropiado seguimiento del paciente implantado y el mantenimiento del dispositivo.
Dentro del programa es clave la figura del coordinador, que en el Macarena recae sobre el audiólogo Francisco López. Su misión es conocer las necesidades de la población a la que va dirigido, fundamentalmente infantil, para conseguir una integración social y escolar de los pacientes, además de recoger todas las necesidades sanitarias y las no sanitarias de las personas implantadas dentro de la zona occidental andaluza de referencia (las provincias de Sevilla, Cádiz, Córdoba y Huelva).
No obstante, y pese a la prevalencia de la población menor dentro de este programa, para Francisco López, la edad no puede ser una excusa "para aislarse de la sociedad por ser sordo". "Apostamos mucho por el implante en niños, porque prácticamente se obra el milagro de que puedan escuchar, pero también son muy importante para nosotros los mayores. No tienen que postrarse en un sillón porque los audífonos ya no les sirvan. Hay más opciones y en este programa nos encargamos de que lo sepan", afirma el audiólogo.
Por su parte, en el caso de los menores, el profesional destaca la importancia de trabajar con los padres. "Que te digan que tu hijo es sordo es un palo muy grande, pero no el final. Es muy importante que los padres asuman y acepten que sus hijos han nacido sordos pero son niños normales y que con el implante se van a integrar en la sociedad sin diferencias", agrega.
Una vez implantado el paciente hay que esperar un mes para activar el dispositivo y a partir de aquí comienza otro de los pasos necesarios dentro de ese camino hacía final con la recuperación auditiva. "Es un proceso largo, que empieza por la estimulación y reconocimiento de sonidos y que se completa con la rehabilitación logopédica, que se basa, fundamentalmente, en el aprendizaje mediante el juego en el caso de los niños", explica López que no oculta la realidad, el alto coste de los repuestos. "Es un apunte que siempre le hacemos a los pacientes, que a partir de ahora hay que poner una hucha porque los repuestos y las averías son caras", añade.
La experiencia adquirida con esta figura de Coordinación permitió al servicio de Otorrinolaringología del Macarena crear en 2019 la Red de Implantes Cocleares de Andalucía Occidental, integrando en un equipo ampliado a los facultativos especialistas en otorrinolaringología que tenían una dedicación parcial o específica a la audiología, otología o implantes en cada uno de los 26 centros hospitalarios incluidos en esta zona de referencia, desde hospitales terciarios a centros periféricos de especialidades (ambulatorios). En el momento actual, la red está constituida por 185 profesionales andaluces de los ámbitos de la salud, la educación y los asuntos sociales.
También se integraron las enfermeras encargadas de llevar a cabo las exploraciones audiológicas en estos centros, así como, de manera progresiva por las aportaciones de los pacientes y sus familiares, de los profesionales de logopedia que estaban atendiendo a los pacientes implantados. Y, de manera completamente novedosa en el panorama nacional, se integraron a los maestros de audición y lenguaje y orientadores especializados auditivos de los colegios adonde acuden los pacientes pediátricos implantados, intensificando la relación y la cooperación con las asociaciones de pacientes.
Entre todos conforman una gran familia sanitaria gracias a la cual el implante coclear ha logrado cambiar la vida de miles de personas de todas las edades en este país y, cuyos resultados, en el caso de esta experiencia innovadora en el Macarena, sólo pueden calificarse de satisfactorios.
Los casos de Livia y Josefa son ejemplo de ello. La menor nació con hipoacusia bilateral profunda y, pese a que pasó el cribado auditivo tras el nacimiento, la sospecha de una posible sordera llegó pronto. "A los siete meses nos dimos cuenta de que algo fallaba porque nos llamaba la atención que no reaccionara a los sonidos. El simple hecho de tocarle las palmas no la hacía reaccionar", explica Natalia González, madre de la menor. La mujer recuerda que la primera reacción de Livia tras la activación del dispositivo fue un parpadeo. "Aunque parezca un detalle insignificante, Livia era una niña que hasta entonces no parpadeaba, no se asustaba de nada porque no oía lo que pasaba a su alrededor", destaca. Desde entonces, y pasado más de un año y medio desde la intervención, Natalia asegura que la evolución de la pequeña ha sido "una explosión" gracias, en parte, al trabajo con las logopedas con las que la pequeña comparte semanalmente cuatro sesiones, además de un refuerzo en el colegio con audición y lenguaje.
Por su parte, Josefa Moreno comenzó a percibir los primeros síntomas de pérdida auditiva desde niña debido, según explica, "a continuos tratamientos con penicilina". La pérdida se fue acentuando con los embarazos y desde entonces ha podido resolver los problemas derivados de su sordera gracias a un audífono. Sin embargo, a pesar del dispositivo, en los últimos tiempos su hipoacusia fue en aumento y por este motivo, hace ya dos años, que decidió entrar en quirófano para colocarse un implante coclear. "Ha cambiado mi vida totalmente. De estar en una reunión y que la persona de al lado tuviera que estar repitiéndomelo todo o estar en casa dependiendo de mi marido para que me cogiera una cita del médico o en la peluquería a que ahora me sienta totalmente independiente es algo que no tiene precio", destaca la mujer. Josefa es todo un ejemplo de que la edad no es ninguna limitación para ser implantado.
También desde la Asociación Española de Implantados Cocleares, su presidente Joan Zamora, destaca los beneficios de este dispositivo. "Para los implantados, los resultados de esta técnica significan el día y la noche", resume. "El pasar de ser una persona que vive incomunicada a poder e integrarse en la sociedad es algo que ha sido calificado de milagro", afirma.
Sobre los costes de mantenimiento, Zamora se dirige a los que puedan estar pensándose implantarse por una cuestión económica. "Hay países en los que la sanidad no cubre estos implantes. Aquí se pasa la operación y los aparatos, que en los niños pueden ser dos. Lógicamente, como todo, requiere un mantenimiento pero su coste no es comparable con la satisfacción de recuperar un sentido vital", manifiesta.
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