El legado libresco de un académico

Cultura

La familia Gutiérrez-Alviz dona a la Academia de Buenas Letras los 300 tomos de la Biblioteca de Autores Españoles, una joya de la historia de la edición nacional.

De izquierda a derecha, Antonio Collantes de Terán, Leopoldo y José María Gutiérrez-Alviz, Rafael Valencia, y Pablo, Miguel y Faustino Gutiérrez-Alviz bajo el retrato del que fuese catedrático de Derecho Procesal y director de Buenas Letras, Faustino Gutiérrez-Alviz y Armario, que viste el frac de académico.
Luis Sánchez-Moliní

10 de febrero 2015 - 05:03

La Real Academia de Buenas Letras de Sevilla cuenta desde este lunes con una colección completa de la Biblioteca de Autores Españoles gracias a la donación de la familia Gutiérrez-Alviz. En un acto en el que estuvieron presentes los cinco hijos del que fuese catedrático, académico y abogado de prestigio Faustino Gutiérrez-Alviz (1915-2006) -antiguo propietario de este histórico conjunto de más de 300 tomos-; el actual director de la Academia de Buenas Letras, Rafael Valencia, y el secretario de la misma, Antonio Collantes de Terán, se procedió a la cesión definitiva y desinteresada de una legendaria colección que comenzó a editar en 1846 Manuel Rivadeneyra y que está considerada por los especialistas como el primer intento de hacer ediciones con rigor filológico de los clásicos de la literatura española.

"Si no la única, ésta debe ser una de las pocas colecciones completas que hay en Sevilla de la Biblioteca de Autores Españoles", comentaron los hijos de Gutiérrez-Alviz: Pablo, Faustino, Leopoldo, José María y Miguel. Además, resaltaron que con la donación se pretende beneficiar a una institución a la que su padre le tuvo un "especial afecto", la Real Academia de Buenas Letras, de la que fue director durante tres mandatos, entre los años 1972 y el 1981. Entre sus muchas aportaciones a la Academia, figura la de haber sido el responsable del traslado de esta institución desde el Museo de Bellas Artes a la Casa de los Pinelo, que sigue siendo su sede. También el que los académicos sevillanos tengan el tratamiento de excelentísimos.

El director de la Real Academia de Buenas Letras, Rafael Valencia, calificó la donación de la Biblioteca de Autores Españoles como "magnífica" y recalcó que Faustino Gutiérrez-Alviz fue un "académico y un universitario, pero antes que todo un ciudadano". "Nos ha dejado un legado material y otro inmaterial. Él forma parte de ese enorme tesoro que tiene la Academia", dijo el también arabista y profesor de la Universidad de Sevilla.

El ya fallecido Faustino Gutiérrez-Alviz y Armario pertenecía a aquel selecto grupo de los antiguos catedráticos que concebían su profesión como una auténtica vocación y que poseían una vasta cultura. "No había semana que nuestro padre, después de pasarse por la tertulia de la Librería Internacional Lorenzo Blanco, no llegase a casa con cuatro o cinco libros, lo que le llevó a tener una biblioteca enorme; toda la casa estaba llena de libros", comentaron sus hijos.

Como universitario tocó varias ramas del Derecho: hizo su tesis doctoral sobre Derecho Indiano, realizó un amplio diccionario de Derecho Romano que ha tenido cuatro ediciones -la primera fue en 1948- y terminó siendo catedrático de Derecho Procesal, materia sobre la que ejerció un profundo magisterio que benefició a numerosas promociones de juristas sevillanos. Un volumen editado en 1978 por la Universidad de Sevilla recoge sus estudios jurídicos más importantes. Como universitario comprometido ejerció durante dos mandatos como decano y fue el encargado del traslado de la Facultad de Derecho desde su antigua sede en la calle Laraña -en la que fue la casa profesa de los jesuitas- a la Fábrica de Tabacos en el año 1956.

Pero Faustino Gutiérrez-Alviz no se quedó en la teoría y también fue un prolífico letrado de toga y tribunales. "En un homenaje que se le tributó precisamente en esta Academia, Manuel Olivencia dijo que había sido el abogado que más veces había informado en la Audiencia Territorial, es decir, el que más pleitos llevó", dijeron los hijos del antiguo director de Buenas Letras.

Este perfil jurídico y académico lo completó con una actividad política siempre en el entorno de la Democracia-Cristiana (UCD y PDP) y numerosos artículos en prensa sobre diversas temáticas relacionadas con la actualidad.

Faustino Gutiérrez-Alviz también fue presidente de la Editorial Sevillana que publicaba el rotativo El Correo de Andalucía durante unos años difíciles en los que España afrontaba la transformación de una dictadura en una democracia. Él fue el que nombró al cura Javierre como director del periódico sevillano.

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