Cuando Federico Duarte terminó de lavarse las manos y fue a cambiar de sitio su coche, que lo había dejado aparcado en una zona prohibida, se dio cuenta de que la grúa le había retirado el vehículo. Su primera reacción fue indignarse, pero su "cabreo" aumentó cuando vio que el vehículo que había tenido el accidente todavía estaba en la calle.

La Policía Local llegó con la grúa municipal y denunció su vehículo por estar mal aparcado, dejando en el lugar el coche que había tenido el accidente, que casualmente se encontraba cerca bien estacionado. Unos meses después, Federico lo cuenta entre risas y cervezas en un bar cercano a donde ocurrieron los hechos. Optó por recurrir legalmente la sanción. El delegado de Convivencia y Seguridad del Consistorio, Alfonso Mir, anunció el jueves que se le devolverá el importe de la multa y los puntos retirados del carnet de conducir "a la mayor brevedad posible". Pero para Durán el problema no son "los 134,49 euros, sino el cabreo que me produce pensar en el tema", como él mismo explica.

Los hechos sucedieron el 4 de febrero, cuando Duarte, médico del servicio de Urgencias del Hospital Virgen del Rocío, circulaba con su coche por la calle Bogotá en dirección a su casa después de hacer unas compras. Entonces vio como un Opel Astra perdía el control y colisionaba con otro vehículo estacionado. "Aunque el choque no fue violento -explicó- una señora mayor que no iba dentro del coche comenzó a gritar buscando un médico y pidiendo auxilio". Duarte rápidamente aparcó su vehículo a unos cinco metros en una zona excluida de tráfico en la que "no parecía molestar a nadie" y fue corriendo a atender a los posibles accidentados.

Dentro del coche se encontró al conductor, un joven de 31 años, con temblores y convulsiones. "Parece ser que era la primera vez que le pasaba. Iba conduciendo cuando comenzó a temblar -precisó- y eso le hizo perder el control del coche".

Según el conductor del vehículo accidentado, que prefiere mantenerse en el anonimato, regresaba del gimnasio conduciendo sólo, cuando le dio una bajada de azúcar y perdió el conocimiento, que no comenzó a recuperar, algo aturdido, hasta pasados unos minutos después del accidente.

Mientras llegaba el 061, Duarte le atendió realizándole los primeros auxilios y protegiéndole las vías respiratorias con una llave "con el fin de que no se ahogase". Cuando finalmente apareció el servicio de emergencia a las ocho y veinte, Duarte les dio parte de lo que había sucedido, del estado en el que se encontró al conductor y de las maniobras de primeros auxilios que le había realizado. Además, les preguntó si había algún problema por dejar el coche mal aparcado y le dijeron que no. Posteriormente, trasladaron al accidentado a la Clínica Santa Isabel.

Una vez estabilizado el paciente, entró en un bar de la misma calle a lavarse las manos, que se había ensuciado ayudando al joven y, al salir para cambiar de lugar el coche, se dio cuenta de que la grúa lo había retirado, "tan sólo diez minutos después de que llegara el 061". El doctor Duarte, que hasta entonces conservaba todos los puntos del carnet, al acercarse a la grúa para recoger su coche tuvo que abonar 134,49 euros, además de recibir "una multa de 120 euros" y perder sus primeros dos puntos del carné".

El 16 de febrero, Duarte cumplimentó un pliego de descargo y solicitó la anulación de la multa y la devolución del importe de la grúa, aunque hasta que no se publicó en este periódico, el pasado lunes, una carta al director redactada por el propio Duarte explicando su caso, no obtuvo ninguna respuesta .

Para este médico recurrir la multa no es una cuestión económica. Lo que le molesta es la "impotencia", ya que considera el hecho como una "injusticia en donde se prima el afán recaudatorio a la labor solidaria de un médico". Además, enseña con cierta nostalgia el carné antiguo del colegio de médicos en el que, al dorso, aparece escrito la siguiente cita: "Los agentes de la autoridad auxiliarán al titular de este carnet cuando se encuentre en el ejercicio de sus funciones".