Las otras víctimas del coronavirus en Sevilla: suben hasta un 60% las demandas a Cáritas en los barrios más pobres

MEMORIA DE CÁRITAS 2019

La ONG católica atendió el año pasado a más de 43.000 personas a través de 106.312 intervenciones de urgencia y una inversión superior a los ocho millones

Coronavirus en Sevilla: Las Candelarias
Varias personas caminan por una calle del barrio de Las Candelarias. / Juan Carlos Muñoz

Que la pandemia del coronavirus está haciendo mella en la economía de los sevillanos no es ninguna novedad. Sí lo es el hecho de que la mayor crisis sanitaria de los últimos tiempos y sus graves consecuencias económicas haya desencadenado una situación de emergencia social para la que nadie estaba preparado y que haya llegado en un momento en el que, aunque sin llegar a todos por igual, en la provincia de Sevilla se vivía una leve mejoría económica experimentada progresivamente en los últimos años.

En 2020 todo lo ha cambiado el coronavirus habiendo tenido que priorizar a las personas por encima de cualquier otro programa de atención. No obstante, los datos los datos de la Memoria 2019 de Cáritas Diocesana de Sevilla confirman la apuesta de la institución por dar protagonismo a las personas que peor lo están pasando y que ya venían arrastrando una situación de necesidad previa a la actual crisis.

Durante el pasado año, fueron 14.037 familias las que se beneficiaron de su acción a través de los diferentes programas en las 106.312 intervenciones. Esta cifra supone un descenso del 4% respecto a 2018 y un 22% menos que en 2015. De dicha acción se beneficiaron 43.135 personas.

El director de Cáritas Diocesana, Mariano Pérez de Ayala, y el Obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez.
El director de Cáritas Diocesana, Mariano Pérez de Ayala, y el Obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez. / Antonio Pizarro

La Memoria 2019 ha sido presentada como cada año en el marco del Día de la Caridad y ha contado con las declaraciones del director de Cáritas Diocesana, Mariano Pérez de Ayala, y el Obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez, que agradeció en nombre del Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, "el compromiso, generosidad entrega y cariño" de los voluntarios que trabajan para esta ONG católica, que en 2019 invirtió un total de ocho millones, de los que 5,1 se han gestionado mediante los programas de Cáritas Diocesana y 2,9 invertidos por las Cáritas parroquiales.

En el balance anual hoy presentado se da cuenta del trabajo diario y constante llevado a cabo por 2.858 personas voluntarias, sacerdotes y técnicos a través de 251 equipos de Cáritas parroquiales y una segunda línea de trabajo que desarrolla la institución con el fin de favorecer la inclusión a las personas atendiendo las necesidades específicas del colectivo al que pertenecen.

De esta manera, se refleja que la ayuda a la inserción laboral, el asesoramiento en materia de Vivienda y Seguridad Social y la atención a migrantes, menores y mujeres han sido una de las grandes apuestas estratégicas de la institución para aportar soluciones personalizadas a los problemas de exclusión social, implementando fórmulas que favorezcan la autonomía y la integración de las personas a las que ha acompañado, especialmente reforzada estos tres últimos meses a causa de la situación de emergencia social y sanitaria generada por el Covid 19.

Cáritas ante el coronavirus

Cáritas, ha recordado Pérez de Ayala, ha estado desde el comienzo del estado de alarma trabajando en primera línea, en coordinación con las distintas administraciones, al lado de las personas que lo han necesitado. Lo ha hecho manteniendo todos sus programas, adaptados a la situación, aunque el grueso de su intervención se ha centrado en la atención directa a familias para cubrir sus necesidades más básicas como consecuencia de una crisis está golpeando con más fuerza a los sectores más vulnerables de la población.

La crisis del coronavirus aumenta las demandas en un 35%, el doble en zonas como Tres Barrios Amate, Polígono Sur, Torreblanca o Macarena Norte

"El trabajo realizado durante este tiempo ha constatado la realidad que el Informe Foessa reflejaba. Hemos observado como las familias a las que veníamos atendiendo con regularidad han visto agravada su situación, necesitando un mayor número de intervenciones o aumentando los tipos de ayudas que les veníamos prestando", ha dicho Pérez de Ayala, haciendo alusión a unos datos presentados el pasado mes de noviembre y en los que ya se advertía de que el 18,6% de las familias atendidas se encontraban en situación de exclusión social, de las que más del 9% se encontraba en situación de exclusión social extrema. "Hay otro 8% que se encontraba dentro de lo que denominamos sociedad insegura, que son familias que, estando integradas, tienen una situación muy precaria", ha señalado.

En este sentido, la institución estima que la crisis del coronavirus ha supuesto un aumento de las demandas del 35%, siendo del 60% en zonas como Tres Barrios Amate, Polígono Sur, Torreblanca o Macarena Norte, llegando algunas Cáritas parroquiales a "duplicar las ayudas".

Junto a estos datos, Pérez de Ayala ha puesto el foco sobre el perfil de personas atendidas a lo largo de la pandemia. Si bien, advierte de que se han empezado a recibir las demandas de nuevas familias que acuden a Cáritas por primera vez o han vuelto después de mucho tiempo ya integradas. Por concretar aún más, Pérez de Ayala se ha referido a nuevos colectivos formados por personas que trabajan en la venta ambulante y en actividades de ferias; personas empleadas de hogar o de la hostelería sin regularizar y, por tanto, sin derecho a posibles prestaciones; además de quienes han visto suspendida su relación laboral pero no han recibido todavía las ayudas de ERTES u otros mecanismos de protección.

Cáritas Sevilla ha destacado su valoración positiva respecto al Ingreso Mínimo Vital. "Cáritas venía demandando hace tiempo una renta mínima estatal configurada como derecho subjetivo para quienes se encontraran en situación de vulnerabilidad económica. Creemos que el Ingreso Mínimo Vital cumplirá una función de factor de estabilizador automático en épocas de crisis al generar una base mínima de protección para las personas que carezcan de ingresos", ha dicho el director de Cáritas Diocesana.

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