Una joven polaca de 24 años se debate entre la vida y la muerte después de haberse caído desde una altura de siete metros cuando intentaba tomar una fotografía con su teléfono móvil en Triana. La joven se subió al poyete de la zapata, en la calle Betis, para hacerse un selfie en el que saliera el puente de Triana de fondo. La chica perdió el equilibrio y se precipitó hacia el lado del río, cayendo de cabeza sobre el pequeño muelle de hormigón que suele ser utilizado por pescadores, que tiene poco más de un metro de anchura. 

El suceso ocurrió pasadas las doce y media de la madrugada de este domingo, según informaron fuentes policiales y del servicio de emergencias 112. La víctima, identificada mediante las iniciales R. S. A., es una estudiante del programa Erasmus matriculada en la Universidad de Murcia y que se encontraba de visita en Sevilla con unas amigas durante el fin de semana. Las jóvenes estaban paseando por la zona de la calle Betis cuando quisieron hacer fotografías con sus teléfonos móviles. La estudiante polaca fue un paso más allá y se encaramó al poyete de la zapata para poder obtener una mejor vista del puente de Triana. 

El impacto contra el suelo fue brutal. La chica sufrió una fractura en la base del cráneo que le provocó una parada cardíaca. En esa situación se encontraba cuando llegaron los servicios de emergencias sanitarias del 061, que desplazaron una unidad de soporte vital básico y una UVI móvil. Le practicaron una maniobra de reanimación en el mismo muelle de hormigón y consiguieron sacarla de la parada cardíaca. Después, una ambulancia del 061 la trasladó a toda velocidad al Hospital de Traumatología del Virgen del Rocío, donde permanece ingresada. 

A la hora de cierre de esta edición, la víctima se encontraba en la Unidad de Cuidades Intensivos (UCI) de este hospital con pronóstico muy grave. En el complejo sanitario esperaban este domingo a los familiares, que se desplazaron desde Polonia hasta Sevilla una vez que fueron informados de lo ocurrido por la Policía Nacional. A primera hora de la tarde, todavía no habían llegado, según apuntaron a este periódico fuentes del hospital Virgen del Rocío. 

A la hora en la que ocurrió el accidente había mucha gente en la calle Betis, zona tradicional de movida en la que todos los bares de copa seguían abiertos. Por ello, los testigos llamaron rápidamente al 112 y la central del teléfono de emergencias derivó el aviso tanto a los servicios de emergencias sanitarias como a los Bomberos del Ayuntamiento de Sevilla y la Policía Nacional. 

Los funcionarios de ambos cuerpos de seguridad colaboraron con los servicios sanitarios en la atención de la víctima. La Policía abrió una investigación sobre lo ocurrido para comprobar que había sido un accidente. Las amigas de la joven estudiante, algunas de ellas de nacionalidad italiana, permanecieron en el lugar de los hechos, de ahí que los policías pudieran identificar a la víctima y ponerse en contacto con su familia en su país de origen con celeridad.