Monseñor Gómez Sierra

El escudero cercano e infatigable

Monseñor Gómez Sierra.

Monseñor Gómez Sierra. / D. S.

Atento. Cercano y observador. Siempre con una sonrisa. Trabajador infatigable. Así definen a monseñor Gómez Sierra, flamante nuevo obispo de Huelva y hasta ahora auxiliar del Archidócesis de Sevilla, algunas de la personas que más y mejor le conocen. Este pequeño sacerdote, nacido hace 62 años en la localidad toledana de Madridejos, ha dejado una profunda huella en los lugares en los que ha ejercido su ministerio sacerdotal, desde que fue ordenado en el año 1982 en Córdoba hasta su llegada a Sevilla hace nueve años. En la diócesis de San Isidoro ha sido el fiel escudero y mano derecha del arzobispo, monseñor Asenjo, con quien entabló una estrecha colaboración desde su etapa cordobesa. Don Santiago se ha recorrido todos los rincones de la provincia en las visitas pastorales durante los últimos años, lo que le ha valido para ganarse el cariño de los fieles, que al mismo tiempo han dejado una profunda huella en él.

Vecino del barrio de San Lorenzo es habitual encontrárselo por el paseo del río dando una de sus grandes caminatas. Lo hace de manera discreta. Como es él. Nadie diría que es un obispo. De la misma manera que trata a su grey. Uno de sus más estrechos colaboradores destaca de él su sencillez y cercanía en el trato, cualidades que hacen que se gane muy pronto a los demás, pero también su firmeza y determinación. Es directo, no tiene pelos en la lengua y dice las cosas a la cara. Su vida está revestida de sencillez. De orígenes humildes, monseñor Gómez Sierra sabe lo que es trabajar el campo y subirse al tractor. Tal vez ahí, bajo el sol de los campos de Castilla, es dónde se ha labrado su espíritu de trabajador incansable que le ha hecho crecer en el seno de la Iglesia. Eso no quiere decir que don Santiago no sea también un intelectual. Los que le conocen advierten que hay que estar muy atentos a lo que escriba y diga en Huelva. Siempre se ha interesado por la Pastoral Social, preocupándose por la situación de los más desfavorecidos; o por el respeto a la vida, alzando la voz durante la pandemia por la situación que han vivido muchos mayores a los que se les ha privado de acudir a los hospitales para ser tratados. También es fuerte su compromiso con la educación, impulsando, junto a monseñor Asenjo, la fundación diocesana de enseñanza Victoria Díez. Los obispos del sur le nombraron delegado episcopal para la Enseñanza.

Monseñor Asenjo, arzobispo de Sevilla, junto a su hasta ahora obispo auxiliar, monseñor Gómez Sierra. Monseñor Asenjo, arzobispo de Sevilla, junto a su hasta ahora obispo auxiliar, monseñor Gómez Sierra.

Monseñor Asenjo, arzobispo de Sevilla, junto a su hasta ahora obispo auxiliar, monseñor Gómez Sierra. / Antonio Pizarro

A don Santiago le gustan las charlas y los momentos que se comparten en la sobremesa, pese a su intolerancia a algunos alimentos. Una de sus grandes aficiones son los toros, aunque como el fútbol, desde que es obispo auxiliar de Sevilla se tiene que contentar con seguirlos a través de la televisión. Sus padres siempre le han acompañado en sus diferentes destinos. Primero en Córdoba y luego en Sevilla. De ellos heredó su amor por Jesucristo y la Iglesia. Se desvivió por doña Ángela, su madre, que falleció hace seis años. Mujer de pueblo humilde, tuvo un funeral de grande España en el altar mayor de la Catedral de Sevilla, como él mismo ha recordado este lunes cuando se ha dado a conocer su nombramiento como obispo de Huelva. Se marchó la madre. Pero todavía le acompaña don Julián, que va a cumplir 91 años. Todos sus desvelos son ahora para él. Una de sus primeras preocupaciones cuando conoció que se marchaba a Huelva ha sido la de cómo organizar su nueva casa para que a su padre no le falten atenciones. Don Santiago tiene un hermano y una hermana. Ella vive en Córdoba; él en Toledo. Comparte con ellos todas sus experiencias familiares y gracias a sus sobrinos está perfectamente enterado de las inquietudes de la juventud. Uno de ellos, discípulo del gran Antonio López, apunta alto en la pintura.

La vida son aquellas largas jornadas arando el campo, los años de estudio en Córdoba, los reencuentros en Sevilla con los amigos del colegio mayor de Madrid, los rostros de aquellas mujeres humildes de su primera parroquia en un barrio marginal de Córdoba, en la que una nave hacía las veces de templo y escuela. Son muchas las enseñazas que atesoras de aquellos años. Luego llegaron la vicaría general y el nombramiento como deán de la Catedral cordobesa. Cargos que ocupó en una primera etapa y, posteriormente, tras la llegada de monseñor Asenjo a Córdoba. Uno de los momentos más amargos de su ministerio fue la intervención de CajaSur por parte del Banco de España cuando era el presidente del consejo de administración. Un negro episodio del que también aprendió.

Monseñor Gómez Sierra y monseñor Asenjo durante la rueda de prensa. Monseñor Gómez Sierra y monseñor Asenjo durante la rueda de prensa.

Monseñor Gómez Sierra y monseñor Asenjo durante la rueda de prensa. / Antonio Pizarro

Don Santiago ha acompañado a monseñor Asenjo en prácticamente todo su episcopado en Sevilla. Como mano derecha, han trabajado conjuntamente en la modernización de muchos aspectos de la diócesis, se han repartido tareas y ha suplido al arzobispo en momentos de enfermedad. Muchos recuerdan aquel verano que se pasó trabajó intensamente para sacar las orientaciones pastorales de la Archidiócesis de Sevilla. En uno de sus primeros años en Sevilla visitó la aldea del Rocío acompañado del delegado de hermandades y el Consejo de Cofradías. Aquel domingo de Pentecostés conoció de primera mano una realidad con la que ahora se reencontrará.

También ha predicado innumerables cultos en las cofradías sevillanas. Ha acudido siempre que lo han llamado. Su interés por la piedad popular es grande, como lo demuestran sus reuniones con las juntas de gobierno siempre que hacía una visita pastoral. Conoce de primera mano el importante dique de contención que suponen las cofradías frente a la secularización de la sociedad, a las que también ha instado a redoblar su compromiso con la Iglesia y la Nueva Evangelización. Fruto de ese cariño mutuo ha procurado no faltar cada Lunes Santo a la misa con los nazarenos de la Vera Cruz antes de la salida.

Monseñor Asenjo y monseñor Gómez Sierra, junto a otros sacerdotes, esta mañana en el Arzobispado de Sevilla. Monseñor Asenjo y monseñor Gómez Sierra, junto a otros sacerdotes, esta mañana en el Arzobispado de Sevilla.

Monseñor Asenjo y monseñor Gómez Sierra, junto a otros sacerdotes, esta mañana en el Arzobispado de Sevilla. / José Ángel García

Don Santiago deja una profunda huella entre el clero y en los fieles de Sevilla. En su toma de posesión pidió que se le acogiera como un hermano enviado por el Señor. Casi nueve años después de que pronunciara esas palabras en la Catedral, ya como obispo administrador apostólico de la Diócesis de Huelva, se puede decir que será recordado como un obispo cercano, directo, observador, sencillo, amable y un incansable trabajador.

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