No ha nacido y lo quieren resucitar
calle rioja
Calendario. El tiempo en Sevilla son los tiempos de Sevilla. Proclaman a los Reyes Magos el día que ponen el primer tubo de la Feria de abril en mayo, echan a Mel y viene Caparrós.
EN Sevilla, el tiempo litúrgico es como el meteorológico. Igual que en un día caben las cuatro estaciones, tránsito de las bermudas a la bufanda en la pasarela de la calle, en la misma jornada, como ocurrió ayer, fueron proclamados los Reyes Magos de la Cabalgata de 2014 y se puso el primer tubo de la Feria. Todavía no ha nacido el niño y ya ha resucitado, porque el Domingo de Resurrección es en los clarines de la Maestranza el inicio del calendario ferial. Para que la analogía sea más redonda, uno de los monarcas de Oriente, vulgo Luis Montoto, que cedió el testigo anoche en Capitanía fue Eduardo Dávila Miura, matador de toros -los toreros nunca se jubilan-, nieto de un ganadero que fue rey mago y majestad perenne en su condición de portavoz de Costaleros para un Cristo Vivo.
Los ciclos de Sevilla. Echan a Pepe Mel -sangrante en las estadísticas la única semana que el Betis ha sacado más puntos que el Barcelona- y viene Caparrós. Dos epifenómenos de la sevillanía balompédica, un Mel centrípeto, madrileño que vino al Betis después de ser Pichichi en el Castellón, un Caparrós centrífugo que ha entrenado en Navalmoral de la Mata y en San Mamés, donde Pichichi, que nunca fue Pichichi, tiene una estatua, un utrerano que ha entrenado en equipos del Atlántico, del Cantábrico y del Mediterráneo y hasta cerca de la Alcarria, en el Conquense.
Saltan los pares de diciembre con sus redobles festivos, el día oficioso de Andalucía -en la Oprobiosa era el aniversario del nacimiento del Caudillo-, el de la Constitución que cumple 35 años y el de la Inmaculada Concepción que, como cantaba Silvio, Sevilla antes que Roma proclamó.
El primer tubo, el que tuvo retuvo, la tercera Feria de Zoido, la última tranquila porque la del 15, la niña bonita, desde el miércoles de ceniza a los idus de marzo todo será campaña electoral. Los Reyes de Oriente son esa mágica alianza de las civilizaciones que puso en marcha José María Izquierdo, cuya biografía ha escrito Pedro José Sánchez Gómez.
Sevilla en diciembre con estas estampas de enero y de abril en mayo, de invierno y de primavera. Pepe Mel no se comerá los mantecados y Caparrós, como desagravio, podría enviarle además de un ejemplar de su libro El mister un paquete de mostachones como los que Reyes se comía en su exilio londinense como jugador del Arsenal. Unai Emery espera llegar al rebujito en esta Liga que va en volandas por los imperativos del Mundial, que vuelve a Brasil 64 años después sin Zarra, Ghiggia ni Matías Prats. En esa biografía, Sánchez Gómez cuenta que Izquierdo, el monárquico que creó la Cabalgata del Ateneo, recibió en la estación de Plaza de Armas a un mantenedor de lujo de los Juegos Florales, Niceto Alcalá-Zamora, cordobés de Priego que con el tiempo sería presidente de la República.
Los tiempos de Sevilla, ese hoy secuestrado por las exigencias del ayer y del mañana.
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