Un pasillo de sombra para la Avenida

Vía pública

El catedrático de Ecología Enrique Figueroa propone plantar dos hileras de árboles con bancos y puntos de agua que hagan más habitable esta arteria principal.

Un pasillo de sombra para la Avenida
Un pasillo de sombra para la Avenida
Diego J. Geniz, Sevilla

18 de octubre 2015 - 05:03

Dos de la tarde de un día veraniego. El mercurio roza los 40 grados. Hay que atravesar la Avenida de la Constitución. Un ejercicio que se convierte en odisea desde que esta vía fue reurbanizada. Los naranjos existentes aportan una exigua sombra, que queda en muchos casos a merced de los múltiples veladores que se han instalado. El nuevo diseño de esta arteria principal, que a diario cruzan miles de sevillanos y turistas, buscaba hacerla más habitable al restringir el acceso del tráfico. Un objetivo logrado a medias. Al espacio ganado por el tranvía, el carril bici y los establecimientos hosteleros (lo que deja escaso hueco para el peatón) se suma la carestía de arbolado que la haga transitable durante los meses de más calor. A dicho déficit se le quiere poner ahora remedio. Para ello, el gobierno de Espadas ha contactado ya con el catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla Enrique Figueroa para que elabore un catálogo con las especies más propicias que aporten sombra no sólo ya en el centro de la ciudad, sino en barrios alejados de "arquitectura dura".

Para Figueroa, el urbanismo que proliferó a partir de la Expo 92 conllevó a diseñar espacios urbanos faltos de árboles. "La Expo fue el punto de partida para un modelo de ciudad nefasto", afirma este catedrático de la Hispalense, para quien la muestra universal dio lugar a una arquitectura "carente de verde, con plazas y calles para ser vistas, pero no para ser vividas". El árbol, según este experto en Ecología, conforma el 50% del paisaje de una ciudad. "Este porcentaje varía según el tipo de urbe, pero el patrimonio forestal supone un componente visual y de calidad de vida esencial que lleva años ausente de los planes de desarrollo de la ciudad, un déficit palpable en barrios como Híspalis (en Hytasa), Palmete, la Tres Mil o la nueva urbanización de VPO en el Tiro de Línea", explica.

El ejemplo más claro de este tipo de arquitectura se encuentra en pleno centro de Sevilla, junto a la zona monumental que congrega a cientos de turistas al día. La Avenida de la Constitución es -en palabras del catedrático- un ejemplo "claro" de cómo "no debe configurarse una calle". "Las zonas peatonales no pueden servir sólo para el tránsito, sino para la estancia", refiere. "Muchos expertos definen la calle como la sala de estar del ciudadano. Así ha de ser concebida, como un espacio multigeneracional y multicultural, donde el niño desde pequeño se relaciona con personas de distinta edad y raza, lo que contribuirá a que de mayor sea más sociable", apunta Figueroa.

Actualmente este fin resulta imposible en la Avenida, a no ser que se haga uso de los múltiples veladores que se han instalado. La escasa sombra y la ausencia de bancos dificultan la referida estancia. Por tal motivo -y dentro del cometido encomendado por el gobierno local- Figueroa plantea dotar a esta céntrica vía de un "pasillo verde" que solucione en parte dichas carencias. "En las actuales circunstancias se requiere mucho dinero para cambiar otra vez el diseño de la Avenida, por lo que lo más sensato es tomar medidas de trámite. Una de ella es crear un pasillo con dos hileras de árboles y en el que se inserten puntos de agua y bancos para que quienes transiten por allí disfruten del lugar", explica el catedrático de Ecología.

La instalación del pasillo de sombra viene condicionada por varios factores. "Se trata de una solución barata puesto que en el peor de los casos sólo habría que modificar el trazado del carril bici y la disposición de los veladores. A ello hay que añadir el paso de las cofradías en Semana Santa, las sillas de la carrera oficial -ya que la plantación de árboles podría cambiar su distribución- y la posible afección a la visión de la Catedral", explica Figueroa. El diseño definitivo tendrá que salir, como ya anunció la semana pasada el delegado de Hábitat Urbano, Antonio Muñoz, del "consenso" entre todas las partes implicadas.

Otra cuestión importante concierne al tipo de árbol que se utilizaría para conformar el pasillo. Actualmente la Avenida cuenta con una hilera de naranjos, especie que Figueroa no descarta, aunque su número habría que ampliarlo para que con dos hileras aportaran un mínimo de sombra que hiciera "habitable" la vía. "La anchura y el actual diseño de la Avenida hace imposible que se pueda cubrir con sombra ni siquiera el 50%, pero, al menos, que ofrezca un resguardo a los transeúntes", matiza el catedrático. Las otras especies que se barajan son el aligustre, de copa redonda y flores blancas; el almez, árbol que en muchas ciudades está sustituyendo al plátano de sombra; y la sófora, que posee una copa de gran anchura que aportaría el frescor requerido. Árboles, en todo caso, de mediana altura que no alterarían demasiado la imagen de la Avenida.

Pero no sólo esta vía se encuentra carente de sombra. Cerca de ella, Almirante Lobo, tras la reurbanización del año pasado, ha adquirido una configuración que la aleja de ese "salón de estar"en que debe convertirse una calle. "Mejorar la visión de la Torre del Oro no debió convertirse en el único criterio con el que se debió contar a la hora de acometer la reforma", recuerda Figueroa, quien subraya que la bauhinia -especie que sustituyó al plátano- "no es la más propicia", por su escasa sombra, en una vía que ha de servir para el disfrute ciudadano.

Sobre el plátano de sombra, Figueroa mantiene que el principal problema (al margen de las "supuestas" molestias para los alérgicos) reside en que la mayoría están podridos "por haberse podado mal estos años". También sugiere la plantación de las tipoanas, un árbol de flores amarillas que abunda en zonas de Nervión y el Tiro de Línea. En cuanto a las jacarandas -con su característica flor morada- considera muy "oportuno" su uso, pero en vías anchas y no en calles estrechas como se ha hecho últimamente. Otra especie que estima "conveniente" es el brachichito, muy usado ahora en ciudades como Málaga y cuya hoja se vuelve roja en otoño, lo que confiere un colorido muy especial en esta época del año.

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