Primer día sin mascarillas en exteriores

Caras descubiertas y sin mascarilla en las calles de Sevilla

Un grupo de jóvenes se fotografía, sin mascarillas, en la zona monumental del centro de Sevilla.

Un grupo de jóvenes se fotografía, sin mascarillas, en la zona monumental del centro de Sevilla. / José Ángel García

Nuevo paréntesis al uso obligatorio de mascarillas en espacios exteriores. Un mes y medio después, aproximadamente, los sevillanos pueden volver a lucir con toda naturalidad su rostro al descubierto sin la necesidad de cubrir nariz y boca en cumplimiento con esta medida preventiva que el Gobierno volvió a imponer para frenar la transmisión del coronavirus el pasado 24 de diciembre, seis meses después de su primera retirada en junio.

Esta segunda liberación del uso de mascarillas durante la pandemia se ha vivido de forma dispar entre los sevillanos en las primeras horas desde la entrada en vigor de la nueva normativa. Por la calle se ve de todo. También antes de la retirada oficial de este jueves. Por un lado, los que les cuesta desprenderse de la mascarilla de un día para otro y dicen sentirse "inseguros" sin ella. Es la percepción de algunos de los paseantes este jueves por las calles del centro de la ciudad, que continuaban hoy provistos de este elemento de protección, a modo preventivo y por elección propia. "Parece que falta algo", dicen algunos paseantes preguntados. Por otro, los que estaban "deseando" de liberarse de ella. "Nos parece ideal, estábamos deseando quitárnosla sin estar pensando en estar faltando a la ley", dice, por contra, otro grupo de jóvenes que se fotografía en la zona monumental de la ciudad. Eso sí, no hay que desprenderse de ella. Su uso sigue siendo obligatorio en interiores y en eventos multitudinarios que tienen lugar en espacios al aire libre cuando los asistentes estén de pie o, si están sentados, cuando no se pueda mantener una distancia de seguridad de al menos 1,5 metros entre personas o grupos de convivientes.

Una mujer con mascarilla entre varias personas sin ella. Una mujer con mascarilla entre varias personas sin ella.

Una mujer con mascarilla entre varias personas sin ella. / José Ángel García

Un grupo de turistas, junto a la Catedral, mantienen el uso de las mascarillas. Un grupo de turistas, junto a la Catedral, mantienen el uso de las mascarillas.

Un grupo de turistas, junto a la Catedral, mantienen el uso de las mascarillas. / José Ángel García

Pero, ¿será éste el adiós definitivo de las mascarillas como medida de contención del Covid? ¿Se trata de un primer paso para la progresiva eliminación de restricciones?

El epidemiólogo de Atención Primaria del Área de Gestión Sanitaria de Osuna y especialista en Medicina Preventiva, Miguel Porras, apunta a la "fatiga pandémica" de la sociedad en general y a cómo el uso de las mascarillas nos recuerda constantemente que estamos viviendo una situación anormal, "que nos ha generado sufrimiento" y que, hasta ahora, nos seguía privando de cosas tan básicas como vernos las caras, como las claves de la ansiada retirada.

Es en esta línea en la que destaca como el fin de su obligatoriedad era algo "esperado y reclamado" desde diversas sociedades científicas y grupos de expertos. En su opinión, el uso de mascarilla en exteriores "nunca ha sido una medida con un alto impacto para evitar el contagio". Sí en interiores, lugares mal ventilados, aglomeraciones y en momentos de alta circulación de personas entres grupos de no convivientes también en exterior. "Pero para pasear o ir por la calle con convivientes nunca ha sido una medida con impacto", insiste. "El problema ha sido que, cuando se retiró antes de la sexta ola la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, pero con obligación de seguir usándola en determinadas situaciones (no convivientes o aglomeraciones…), tampoco se usaba y al volver a aumentar los casos se producían muchos contactos puntuales y esporádicos con casos positivos, sin mascarilla, que no podíamos controlar, rastrear e informar de las medidas de vigilancia o precaución que debían realizar. Esto hizo que perdiéramos trazabilidad de muchos contactos. Nos dio la sensación de que fue una medida excesiva para que al menos se cumpliera un mínimo", añade.

En cuanto a su uso en interiores, el epidemiólogo lo tiene claro. "Aún falta para eso", afirma rotundo. "Actualmente son los lugares de mayor riesgo, porque es más difícil mantener la distancia y la ventilación adecuada y, en determinados entornos, donde se produce una mayor interacción social", matiza. 

¿El adiós definitivo?

Sobre si este paso adelante supondrá el adiós definitivo a los cubrebocas, el experto señala que es "imposible" saber cómo evolucionará la pandemia, y especialmente el comportamiento de nuevas variantes, para dar una respuesta más concisa a esta pregunta, pero recuerda que "es importante saber que la mascarilla, en cierto modo, ha venido para quedarse".

"Es importante saber que la mascarilla, en cierto modo, ha venido para quedarse"

"Por ejemplo, en el ámbito sanitario, para la atención a pacientes y especialmente a pacientes con síntomas respiratorios será difícil volver a vernos sin mascarilla. Algo que, por cierto, ya se recomendaba hace muchos años y se llamaba higiene de la tos o higiene respiratoria (el uso de mascarilla para atender a pacientes con síntomas respiratorios). También serán de uso cotidiano en el contacto con personas vulnerables para no exponerlas a ningún riesgo o minimizar estos. Ahora nos queda ver qué tipo de mascarilla y para que situaciones, pero en ciertos ámbitos se seguirán manteniendo", afirma.

Llegados a este punto, y, en la situación actual en la que se encuentra la pandemia, con un elevado volumen de vacunados y con una presión hospitalaria moderada pese al aluvión de contagios, desde algunos sectores empiezan ya a cuestionarse la retirada total de restricciones. Un aspecto sobre el que Porras destaca la importancia de diferenciar entre restricciones y medidas preventivas. "Las restricciones se irán eliminando o relajando a medida que la evolución de la pandemia lo permita. Las medidas no deben retirarse todas a la vez, se debe producir una desescalada al ritmo que permita la evolución de los indicadores y, con la situación actual, y si sigue así se irán retirando paulatinamente. Ya no quedan prácticamente restricciones de horario, se están relajando las restricciones de aforo y están permitidas las salidas y visitas en residencias de mayores", destaca.

Los colegios son "entornos seguros"

Miguel Porras cree que el momento actual es el idóneo para "avanzar" en la retirada del uso de mascarillas en el recreo de los colegios, tal y como se hará efectivo a partir de este viernes en Andalucía. De hecho, la Consejería de Educación y Deporte ha remitido ya a los centros docentes públicos y privados las instrucciones con la modificación del uso de la mascarilla a través de una circular. 

"Los Centros Educativos, sus profesionales y los niños han tenido un comportamiento fantástico durante toda la pandemia. Han sido ejemplo de cumplimiento de todas las normas y recomendaciones que se les han ido indicando a lo largo de las sucesivas olas, y han prestado una colaboración excepcional a los referentes sanitarios especialmente por parte de los referentes Covid de cada centro educativo. Los colegios son entornos seguros, si bien esta medida se debe acompañar de alguna manera de insistir y mantener medidas complementarias, como la higiene de manos, los grupos de convivencia estable o evitar acudir a los centros con sintomatología compatible", opina el experto.

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