Sevilla

La rehabilitación de las Atarazanas de Sevilla: una larga espera desde 1993

Panorámica general de las naves centrales de las Atarazanas de Sevilla.

Panorámica general de las naves centrales de las Atarazanas de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

La Junta de Andalucía es la propietaria de las Reales Atarazanas de Sevilla desde el año 1993. La Administración autonómica compró a Defensa las siete naves del viejo astillero para evitar que fueran convertidas en oficinas. La primera idea fue instalar allí el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), algo que finalmente fue descartado por el elevado coste del proyecto lentitud de la rehabilitación. Hasta el año 1999 se invirtieron 6 millones de euros en distintas obras.

La Junta de Andalucía vio el cielo abierto cuando La Caixa se fijó en el astillero alfonsí para hacer el cuarto Caixafórum de España. Parecía que, por fin, esta vez sí, Sevilla y las Reales Atarazanas se encontrarían de nuevo. Corría el año 2009 y habían pasado ya 16 desde la recepción del inmueble. En este tiempo, el monumento sólo había tenidos usos esporádicos, como la exposición del Giraldillo tras su restauración, ser sede de la decadente Muestra Nacional de Artesanía Cofrade (Munarco), o de la Biacs. Minucias para un monumento de tanta categoría e importancia.

De tanto esperar, irrumpió la crisis económica y se llevó por delante el proyecto del Caixafórum. La entidad financiera había heredado, fruto de la absorción de Cajasol, el complejo de Torre Sevilla, trasladando allí el Caixafórum que, afortunadamente hoy, funciona como uno de los espacios culturales más dinámicos y apreciados de Sevilla. La Junta de Andalucía y La Caixa llegaron a un acuerdo para hacer en las Reales Atarazanas un gran espacio para resaltar la vinculación de Sevilla con América. La Caixa invertiría en la rehabilitación algo más de diez millones de euros.

La denuncia de Adepa

Este proyecto presentó en diciembre de 2014. El “gran espacio de diálogo con América” sería una realidad a finales de 2016. El proyecto de Vázquez Consuegra mantenía la gran plaza pública, ya diseñada para el Caixafórum, cuya entrada era por la gran arquería de la calle Dos de Mayo. La Asociación para la Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) denunció en los Juzgados el proyecto de rehabilitación al considerar que era contrario a las leyes de Patrimonio Histórico. Adepa puso la lupa en el daño irreversible que el refuerzo de la cimentación produciría en el viejo edificio. Un juez le dio la razón a los conservacionistas y suspendió cautelarmente la concesión de la licencia de obras en octubre de 2016.

Comenzaba entonces una nueva etapa de negociación entre la Junta y Adepa para desbloquear la rehabilitación del edificio. En todo momento, y a pesar de los reveses, la Caixa ha mantenido intacto el compromiso de invertir 10,8 millones de euros en el edificio. En diciembre de 2017 se desbloqueaba (otra vez), y tras más de dos años de visitas y negociaciones técnicas, la rehabilitación. La Caixa mantenía el compromiso inversión, mientras que la consejería de Cultura asumiría el coste de las excavaciones arqueológica, unos tres millones.

Una nueva negociación

Tras este acuerdo, cuando parecía ya todo solucionado, el argumento de esta película de suspense, dio un nuevo giro dramático. Adepa denunciaba que el proyecto básico que se les entregó en julio de 2019, para su estudio, no recogía los acuerdos y consideraciones alcanzados en diciembre de 2017  que fueron ratificados un año después. En ese momento, ya se encontraba al mando de la Consejería de Fomento y Patrimonio Histórico el actual equipo. Sólo unos días antes, la consejera, Patricia del Pozo, ratificó su compromiso con el proyecto, y la disposición del dinero.

Desde entonces, la Junta y la Caixa estuvieron trabajando codo con codo para sacar adelante un proyecto emblemático que no podía quedar nuevamente varado. En una reunión celebrada en agosto de 2020, la Junta se comprometía con Adepa a presentarles antes del 30 de septiembre el proyecto completo y su coste. Así se hizo. Tras su estudio, los conservacionistas dieron el visto bueno por considerar que la propuesta recogía el grueso de sus reivindicaciones, aunque lamentaban que las obras ya no iban a estar terminadas para que las Atarazanas fueran el epicentro de la conmemoración del V centenario de la primera Vuelta al Mundo, protagonizada por Magallanes y Elcano, cuya culminación se celebra este 2022.

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