los invisibles

"Hay semanas que voy cuatro veces al teatro, el Central es mi segunda casa"

  • Pascual Garrido. Se recorrió España entera dando charlas sobre el girasol. Este ingeniero agrónomo del Jaén de los olivos es un devoto del teatro que escribe poesía y publica novela

Pascual Garrido Lloret, en el bar El Comercio, calle Lineros.

Pascual Garrido Lloret, en el bar El Comercio, calle Lineros. / juan carlos vázquez

Ingeniero agrónomo de profesión, la relación con la tierra le enseñó a Pascual Garrido (Jaén, 1945) que los sueños son para el que los trabaja. Con título cortazariano, publica su tercera novela, Todos los mares tu cuerpo.

-¿Escritor o ingeniero?

-Vine a Sevilla como ingeniero agrónomo para trabajar en el sector del girasol. Un amigo de mi padre me decía que cómo siendo de una tierra que vivía del monocultivo del aceite trabajaba en el girasol. Ya empezaban los nacionalismos absurdos y estultos.

-¿Lucha entre vocaciones?

-Con 17 años no te preguntaban lo que querías estudiar, los chicos íbamos a Ciencias. Letras en aquella época sólo estudiaban las niñas. Llegué a Madrid en 1962. Derecho y Filosofía eran las facultades más revolucionarias.

"El envejecimiento suele coincidir con el fin de la vida laboral. Yo desde que me jubilé no tengo tiempo para nada"

-¿Y la afición a escribir?

-En Jaén había un grupo de aficionados a la poesía en el que estaba Manuel Lombardo, padre del crítico de cine de su periódico. Manuel Urbano, que trabajaba de funcionario en la Diputación de Jaén, nos abría su casa.

-¿El primer famoso al que vio en Madrid?

-Mi padre iba todos los meses a Madrid porque llevaba en Jaén la comisaría de Abastecimiento de Transportes. Era muy aficionado al teatro y siempre íbamos a ver alguna obra. Fuimos al Tartufo de Molière y la compañía, con Adolfo Marsillach, estaba en el hall hablando con la gente.

-¿El tiempo envejece deprisa?

-Es el título de un relato de Antonio Tabucci y lo utilizo para abrir mi novela. El envejecimiento suele coincidir con el fin de la actividad laboral.

-¿En su caso cuando ocurrió?

-Me prejubilé el 1 de enero del año 2000.

-¿Qué peso tenía lo agrícola en Sevilla cuando llegó?

-Muchísimo. Trabajé durante treinta años en la misma empresa, una finca familiar cerca de Carmona en la que asistí al relevo generacional. Alfonso Guajardo-Fajardo, que sería teniente de hermano mayor de la Maestranza, era entonces Alfonsito e iba de la mano de su padre.

-¿Hizo grupo en Sevilla?

-A través de Urbano, conocí a Joaquín Márquez, José Luis Núñez o Emilio Durán, al que le perdí la pista hasta que vio en el escaparate de la librería Céfiro mi novela El hombre que escucha.

"Con 17 años no te preguntaban qué querías estudiar; Letras en esa época sólo estudiaban las niñas"

-Fue finalista de La Sonrisa Vertical...

-Una de las dos historias de mi última novela viene de allí.

-Jaén le gana tres a uno a Sevilla en premios Planeta...

-Con Muñoz Molina nos hemos mandado algunos correos.

-Su tierra fue escenario con seis siglos de diferencia de las dos batallas más decisivas de la historia de España, la de Las Navas de Tolosa y la de Bailén...

-Había un edificio que conmemoraba la batalla de Bailén conocido como la Guitarra. Una batalla fue contra los enemigos del sur, otra contra los enemigos del norte. A lo mejor por eso no se sabe si Jaén es del norte o del sur, si es andaluza o castellana.

-El Jaén está en Tercera pero sigue jugando en La Victoria...

-Estuvo tres años en Primera y yo he visto jugar allí a Di Stéfano y Kubala, y una jugada portentosa de Wilkes, un holandés que jugaba en el Valencia.

-¿Qué aficiones cultiva?

-Sobre todo el teatro. Hay semanas que veo cuatro obras. El teatro Central es como mi segunda casa. Lo escribió una vez en su periódico Juan Luis Pavón y tiene razón: con el Teatro Central Sevilla se instaló en la posmodernidad, aquello es Broadway. Yo vi hace dos años Monte Olimpus, la obra de Jean Fabre que dura 24 horas que ha pasado por Madrid.

-Fue socio del Jaén y ahora lo es del Central...

-En 2014, con motivo del centenario de La consagración de la primavera de Stravinsky, el director del teatro, Manuel Llanes, me dijo que si quería participar en una coreografía de seniors, gente de 65 años en adelante. Dije que de mil amores. Después he participado en dos coros, aunque mi debut en el escenario fue cuando Antonio Álamo, director del Lope de Vega, me invitó a participar en el coro de El enemigo del pueblo, de Ibsen. En ese teatro soy vecino de abono de mi amigo Julio Martínez Velasco.

-¿Trabajó en el siglo XX y descansa en el siglo XXI?

-Desde que me jubilé no tengo tiempo para nada. Tres días salgo a correr. En mi época no había ese fervor por los maratones y las carreras populares.

-¿Le tocó la reforma agraria?

-Me tocó dar charlas por toda España para explicar la PAC (Política Agraria Común), una revolución en el campo que a mí me correspondió desarrollar en el campo del girasol, donde Sevilla es la primera provincia española, seguida por Cuenca.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios