Coronavirus

¿Cómo es el día a día en las residencias de mayores de Sevilla en la sexta ola?

Un momento de la terapia asistida con animales en la residencia Alconchel en Mairena del Alcor.

Un momento de la terapia asistida con animales en la residencia Alconchel en Mairena del Alcor. / M. G.

Un año después de que estallara en España la pandemia de Covid-19, el 2 de marzo de 2021, el Gobierno empezó a publicar periódicamente datos oficiales de las muertes de personas mayores que vivían en residencias, los lugares donde la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 tuvo un mayor impacto.

En total, más de 30.900 personas que vivían en residencias de mayores españolas han fallecido a causa del coronavirus, según los datos disponibles hasta el 14 de enero de 2022, y de ellas 449 residían en centros sevillanos. Ahora, casi dos años después del estallido de la crisis sanitaria, la letalidad es mucho más baja de lo que lo fue en los primeros compases de la pandemia, gracias en buena parte al efecto de la vacuna, sin embargo, la explosión de contagios sin precedentes impulsada por la variante ómicron del virus, se extiende a gran velocidad en la provincia, con cerca de 45.000 infecciones activas, que lógicamente están teniendo su impacto en los centros y residencias de mayores, pese a los continuos refuerzos de las precauciones.

Pero, ¿qué es lo que realmente está ocurriendo en los geriátricos, muy golpeadas en olas anteriores? De momento la situación es estable desde el punto de vista clínico, aunque en continua escalada de positivos, como está ocurriendo en la residencia de Mairena del Aljarafe que gestiona el grupo Vitalia y que suma ya tres brotes de Covid desde que estalló la pandemia, el último con cerca de 70 positivos activos hasta el pasado martes. Pero también hay centros que no sólo han esquivado las infecciones entre sus usuarios en las cinco primeras olas, sino que siguen con esa realidad.

Es lo que sucede en el centro de personas mayores Alconchel, en Mairena del Alcor, una residencia gestionada por la Fundación Gerón y que tiene 85 residentes, el máximo de su capacidad, más otros 13 usuarios en la modalidad de Centro de Día. Su directora, Rocío Campos, comenta que en esta sexta ola ha habido una mayor incidencia de contagios entre el personal empleado del centro, pero ningún usuario. Esto último se mantiene así desde el principio de la pandemia. "Desde el inicio no hemos tenido ningún usuario contagiado, supongo que es una mezcla de suerte y de que se están haciendo bien las cosas. Hay una responsabilidad común, incluidas las familias, para poner todo de nuestra parte", dice la directora del geriátrico.

Sí apunta Rocío Campos un "pequeño simulacro" en las navidades de 2020 por las que se encendieron todas las alarmas en el centro y que les permitió poner en práctica los protocolos que habían diseñado, pero que todo quedó "en un susto". "Fue a raíz del positivo de una auxiliar que sí estaba en el centro y que había tenido contacto con un grupo considerable de usuarios. Rápidamente se activó todo el protocolo y se aislaron a los residentes con los que había tratado y se hicieron PCR a todos los usuarios y trabajadores con el resultado de dos mayores positivos. Los dos se aislaron, pero a los dos días vimos que estaban estupendamente, sin síntomas, entonces no había vacunas, y le pedimos al enfermero gestor de casos que se repitieran las pruebas y, además, se les hizo una serología que determinó que nunca habían tenido el virus, que había sido un fallo informático por el que se habían registrado sus casos como positivos. Por eso digo yo lo del pequeño simulacro. Porque eso nos sirvió para para probarnos a la hora de activar los protocolos", explica.

Salud ha recomendado esta semana evitar las salidas de los residentes que no sea estrictamente necesarias

¿Han implementado alguna medida nueva en la sexta ola? La única estricta es que se exige a las visitas el certificado de vacunación Covid. El resto, señala Campos, "son sólo recomendaciones que llegan desde la Consejería de Salud, pero que no se pueden exigir porque no tienen detrás una norma". Se refiere la directora del centro Alconchel al uso de mascarilla FFP2 y la limitación de las salidas de los mayores del centro en casos que no sea estrictamente necesario, como anunció esta semana el consejero, Jesús Aguirre. Por otro lado, todas las semanas se realizan test de antígenos alternativos a los trabajadores. A los residentes no, salvo que alguno presente síntomas o sea contacto directo de algún familiar positivo.

"Esto nos está permitiendo que el contagio se detecte siempre antes de su entrada en el centro. Los casos positivos se aíslan, se dan de baja y ya se les hace su seguimiento. También ahora, tras las fiestas navideñas, hemos detectado gracias a esta pruebas trabajadores que han dado positivo antes de incorporarse después de vacaciones", recalca.

En la Residencia Alconchel se han organizado, además, cinco unidades de convivencia en función del estilo de vida de los usuarios y de su nivel de dependencia. Una especie de "grupos burbuja" formados por mayores que tienen un cierto vínculo entre ellos porque son los que están siempre juntos para comer, para realizar las actividades y en la misma zona de habitaciones, que hacen posible que, en caso de algún positivo, no sea necesario aislar a todo el centro. "Después de casi dos años, están acostumbrados a todo esto. Pero también están muy cansados. Quieren volver a su normalidad de antes con sus familias fuera y dentro del centro", cuenta Campos, que destaca la apuesta de la dirección de la residencia por las actividades al aire libre y la continua comunicación con los familiares a través de las videollamadas.

Una residente de Alconchel durante una actividad para aprender a usar las nuevas tecnologías. Una residente de Alconchel durante una actividad para aprender a usar las nuevas tecnologías.

Una residente de Alconchel durante una actividad para aprender a usar las nuevas tecnologías. / M. G.

"Actualmente, las actividades las concentramos, en la medida de lo posible en las zonas exteriores. Tenemos un patio muy grande con vistas al campo y ahí tenemos un gallinero, una pajarera y un huerto ecológico, donde se realizan muchas actividades. También la terapia asistida con animales la hemos seguido llevando a cabo con un protocolo de actuación. Muchas actividades al aire libre. Lo que antes se hacia más en grupos grandes, como por ejemplo los ejercicios de gerontomotricidad, pues ahora los hemos reducido también y la fisioterapeuta trabaja con grupos de no más de cinco o seis residentes. Intentamos que cuando está el tiempo bueno se haga todo lo que se pueda en el patio al aire libre", explica. Además, empujado por la pandemia y la necesidad de comunicación a distancia, la residencia ha puesto en marcha el programa Conectados, de uso nuevas tecnologías.

En el centro residencial para personas mayores Heliópolis, en Sevilla capital, están saliendo de un brote que superó semanas atrás la decena de casos, seis de ellos entre residentes. Su director, Rafael Pareja, afirma que la evolución es ahora diferente si enferman. "La elevada presión que teníamos al principio por los posibles efectos clínicos del virus entre los mayores no la tenemos ahora mismo. Estamos ante una situación muy diferente a la del principio, fundamentalmente por el efecto de las vacunas, eso es evidentísimo. En nuestro caso, salvo en uno de los mayores, ninguno de los contagiados en este brote han tenido síntomas", refiere Pareja.

Los usuarios de la residencia Heliópolis, disfrutan de la actuación de un coro de Navidad, desde fuera del centro. Los usuarios de la residencia Heliópolis, disfrutan de la actuación de un coro de Navidad, desde fuera del centro.

Los usuarios de la residencia Heliópolis, disfrutan de la actuación de un coro de Navidad, desde fuera del centro. / M. G.

Para él, en esta nueva etapa de la pandemia, los mayores quebraderos de cabeza no han venido por la posible gravedad de los usuarios, "todos leves o sin sintomatología aparente", recalca, sino por las bajas de los trabajadores y su consiguiente merma en las plantillas. "De pronto te ves con un número de empleados que causan baja por enfermedad y de un día para otro se te desarma el servicio. Eso sí me ha generado un verdadero problema organizativo en determinados momentos en esta sexta ola", destaca Pareja, que indica que llegó a contar con hasta 30 empleados contagiados recientemente. "Al ser bajas cortas, de entre siete y diez días, son difíciles de cubrir, pero tengo que decir, que, por la misma razón, a medida que van saliendo unos van volviendo otros ya recuperados", destaca. 

Mascarilla, ahora FFP2 tanto para empleados como usuarios y, por supuesto, visitantes; distancias de seguridad; ventilación; y certificado Covid son las medidas que tienen por protocolo, pero mantienen las visitas y las salidas, aunque se recomiendan no llevarlas a cabo. Además de los test de antígenos al personal cada dos semanas, y en cualquier momento en caso de sospecha de posible contagio, y los llamados grupos burbuja. "En el comedor no se sientan más de dos personas en la mesa, que son los que comparten habitación, los comedores se han extendido a una sala de estar para que las mesas puedan estar más separadas", explica el director del centro de titularidad pública.

En cualquier caso, Rafael Pareja es optimista. "Hay que mandar un mensaje de tranquilidad y prudencia a las familias. En los pequeños datos de nuestro centro, yo ya he observado, con la provisionalidad que hay tener en temas como éste, que la cosa va bajando", sostiene. "Esta larga etapa está siendo emocionalmente muy dura para los usuarios, pero es muy satisfactorio ver cómo ellos son conscientes de que todos estamos haciendo un esfuerzo enorme por ellos, ellos también, y es admirable su nivel de asimilación e interiorización de las medidas", concluye. 

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