Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
En nuestras miserias manda Javier Tebas
En una fusión única entre historia, tecnología y emoción, ha llegado a Sevilla una experiencia inmersiva sin precedentes: una recreación en realidad virtual que permite a los visitantes sumergirse, literalmente, en los restos del Titanic y revivir escenas cotidianas y trágicas del transatlántico más célebre de todos los tiempos.
Instalada en el espacio Eclipso Cultural Adventures, esta experiencia, titulada Ecos del Titanic, combina escaneos reales de los restos hundidos en el Atlántico Norte, con recreaciones digitales hiperrealistas que transportan al visitante desde los pasillos oxidados del naufragio hasta los lujosos salones del barco en su esplendor original.
El recorrido comienza con una inmersión virtual de los visitantes a 3.800 metros bajo la superficie a bordo del submarino Atlante. Tras una primera contemplación de restos aún vigentes en el fondo del océano, el primer viaje al pasado lleva a los camarotes de tercera clase. Entre ellos, es especialmente significativo el de uno de los ocho pasajeros chinos que viajaban a bordo del Titanic. A través de una reconstrucción precisa y documentada, se puede observar cómo era la vida en estos modestos compartimentos, tan alejados del lujo de la primera clase, pero cargados de historias humanas que rara vez ocupan los focos.
Uno de los momentos más impactantes de la experiencia es el paseo por la cubierta principal. Gracias a una recreación basada en documentos históricos, fotografías y planos originales, el visitante camina virtualmente entre pasajeros, puede sentir el viento del océano, y contemplar el atardecer desde un barco que parece navegar de nuevo. La experiencia reproduce un día común en alta mar antes del desastre, con detalles tan cuidados como el sonido de las conversaciones, los pasos sobre la madera y los acordes de una orquesta en la lejanía.
El contraste entre pasado y presente se vuelve sobrecogedor al llegar a la gran escalera central, el punto neurálgico para los que pudieron subir al histórico buque. Primero se observa su estado actual, un amasijo corroído de hierro rescatado de las profundidades y conservado gracias a su inmersión en una zona carente de corrientes e, inmediatamente, la tecnología hace su magia y la escena se transforma en la versión original, tal como era en 1912, un punto de encuentro brillante y elegante donde la alta sociedad se reunía al compás de la música en vivo.
La parte más intensa de la experiencia llega cuando se recrea la noche del 14 de abril de 1912. El visitante se encuentra en el puente de mando mientras la tripulación divisa el iceberg. Se pueden escuchar las órdenes desesperadas para maniobrar, dirigir el timón virtualmente y vivir en primera persona el impacto inevitable contra el hielo. Es un momento que no solo se ve, se siente.
Durante todo el recorrido, los asistentes pueden interactuar con elementos del entorno. Pasar las páginas de un libro hallado en los restos, manipular objetos personales de pasajeros, o, incluso ponerse cara a cara con avatares que representan a quienes vivieron esa travesía. El nivel de realismo y detalle es tal que cada visita puede vivirse de forma distinta.
Aunque el hundimiento no se muestra explícitamente, la experiencia concluye poco después del impacto, dejando una sensación de pausa emocional que invita a la reflexión. La decisión de no representar el momento del naufragio final es consciente. Sus organizadores explican que no se busca el morbo, sino el respeto a las más de 1.500 vidas perdidas y una experiencia de profunda conexión con la historia.
Las mismas fuentes explican que Ecos del Titanic, que se podrá visitar hasta el próximo noviembre desde 17 euros, no es sólo una atracción turística. "Es una ventana al pasado, una lección sobre memoria y una muestra del poder de la tecnología para preservar y revivir historias", afirman. "Quien la visita no sale igual. Regresa con una mezcla de asombro, respeto y emoción que sólo las grandes historias pueden provocar", concluyen desde la organización de la original experiencia.
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