Los últimos coletazos de la Banda del Demonio
La Policía Nacional detiene por robar unos chándales del Decathlon a uno de los históricos de este grupo de atracadores surgido de Los Pajaritos hace casi un cuarto de siglo
La Banda del Demonio en seis episodios
Viernes 18 de agosto. Un policía nacional que acaba de salir de servicio en la comisaría de Dos Hermanas observa a dos hombres salir a la carrera del Decathlon del centro comercial Way. Los dos individuos se suben a una motocicleta y se dan a la fuga. Llevan una cesta llena de ropa. El agente inicia una persecución con su vehículo ante la sospecha de que se trata de dos ladrones. El policía da aviso a la sala del 091 y se suman a la persecución varios patrulleros.
La fuga transcurre a gran velocidad. La persecución acaba en la SE-40, muy cerca ya de Alcalá de Guadaíra, cuando uno de los vehículos les corta el paso a los sospechosos, que se tiran de la moto. Uno de los delincuentes es detenido y queda sentado en el arcén de la autovía con un dolor en el hombro, que se le acaba de salir. El otro delincuente consigue huir a pie. La Policía recupera los objetos sustraídos. Son en total once chándales de la marca Adidas, con un precio de 70 euros cada uno, y tres chaquetas, valoradas en 60 euros cada una.
Cuando se identifica al detenido, la Policía descubre que se trata de un delincuente con numerosas detenciones en su historial, aunque la mayoría son ya de hace muchos años. Es un antiguo miembro de la banda del Demonio, un grupo de delincuentes juveniles que surgió en el barrio de Los Pajaritos a finales de la década de los noventa y que desvalijó decenas de comercios por toda la ciudad hasta bien entrados los años dos mil.
Casi un cuarto de siglo después de su aparición, aún resuenan los nombres de algunos de los delincuentes que formaron parte de aquel grupo. Son los últimos coletazos de la Banda del Demonio, un nombre que entonces bastaba para infundir temor en la Sevilla de la época. Sus protagonistas aparecían en las canciones del rapero Haze. Ya muy venida a menos, con muchos de sus antiguos integrantes en prisión, enganchados a las drogas o incluso muertos, todavía siguen resonando sus ecos.
Antes de esta persecución en Dos Hermanas, la última vez que se había escuchado su nombre fue en el verano de 2021, después de que uno de sus fundadores, Juan José V. G., muriera abatido por dos policías locales cuando se encontraba cometiendo un atraco con una escopeta en un supermercado de Amate. Este delincuente heredó precisamente el apodo que daba nombre a la banda, el Demonio, de su hermano fallecido años atrás en prisión.
Hijos de un veterano atracador, estos dos hermanos y unos cuantos amigos de su barrio fundaron una de las bandas de delincuentes más peligrosas y activas de la historia reciente de Sevilla. Lo que viene a continuación es un repaso a la historia de la banda a través de sus episodios más conocidos.
El asalto al reformatorio de Carmona
El golpe más sonado de la banda del Demonio fue el asalto al centro de menores Los Alcores, en Carmona. Sucedió a las dos y media de la madrugada del 20 de noviembre de 2001. Dos asaltantes entraron en el reformatorio armados con una pistola y una escopeta de caza. Saltaron la verja del centro y encañonaron a los vigilantes de seguridad y cuidadores del mismo. Querían rescatar a un amigo suyo que estaba internado en el reformatorio, pero de paso liberaron también a otros 17 menores, algunos de ellos involucrados en homicidios (uno de los que escapó había sido detenido por un crimen en Jaén) y otros delitos de sangre.
Todos se marcharon en los coches de los empleados. Cuatro fueron detenidos antes de que amanecieran porque estrellaron el vehículo en el que se dieron a la fuga. El accidente despertó a unos vecinos de Carmona, que avisaron a la Policía Local de este pueblo de la Campiña sevillana, y los arrestó poco después. En el centro había en ese momento 25 menores. Siete rechazaron la oferta de los libertadores.
Un mes después del asalto fueron detenidos como responsables del mismo dos delincuentes habituales de Los Pajaritos, a los que se conocía por los apodos del Pimiento y del Huevo. Los dos terminaron siendo absueltos por falta de pruebas.
El atraco al estanco
El 13 de agosto de 2002 se produjo un suceso que causó una verdadera conmoción en Los Pajaritos. Cuatro atracadores irrumpieron armados en un estanco de Amate. Lo hicieron en el peor momento: cuando unos guardias civiles estaban realizando una inspección fiscal del negocio. Los atracadores consumaron el robo sin saber que los clientes del estanco no eran tal, sino agentes de paisano. Sustrajeron dinero y tabaco armados con machetes y cuchillos y un revólver de fogueo, y se dieron a la fuga en sendas motos.
Los guardias civiles se identificaron y persiguieron a los atracadores. Uno de ellos, Marcos Ríos, de 18 años, se giró en la moto y comenzó a abrir fuego con su arma. Era de fogueo pero seguramente pensó que al menos serviría para que los guardias se pararan. Todo lo contrario. Uno de los agentes respondió disparando su pistola reglamentaria y alcanzó dos veces al delincuente. Un tiro le dio en la pierna y el otro en la cabeza. La muerte de Marcos generó un estallido de violencia callejera nunca vista en Sevilla. Durante varias noches ardieron coches, contenedores de basura y también se asaltaron sucursales bancarias, en protesta por la muerte del delincuente. Durante varias noches se vivieron batallas campales en Los Pajaritos, en unos incidentes que recuerdan a los vividos en los últimos años en Francia.
Atraco de película en el Guadalpark
La madrugada del 9 de agosto de 2004, cinco atracadores irrumpieron en el parque acuático de Sevilla armados con una pistola y cuchillos de grandes dimensiones. Maniataron y amordazaron al vigilante y se llevaron una caja fuerte que contenía 120.000 euros y varias cajas de helados. Huyeron en una furgoneta robada. La Policía detuvo días después a cinco jóvenes, entre ellos el que moriría 17 años más tarde en el atraco al supermercado de Amate.
Dos de los sospechosos eran menores de edad. En uno de los registros domiciliarios se encontraron varios objetos relacionados con el robo en el Guadalpark, incluida la furgoneta utilizada en el mismo, así como otros efectos procedentes de otros asaltos. Los acusados serían absueltos poco más de un año después, al considerar que el vigilante del recinto incurrió en numerosas contradicciones y errores.
Un brutal asesinato machista
Uno de los miembros históricos de la banda, conocido como el Peluca, mató a su novia de un tiro en la frente. Lo hizo mientras la víctima sostenía al bebé de ambos, de un año de edad, en el domicilio familiar, un pequeño piso de la calle Mirlo. Ocurrió en diciembre de 2005. Declaró después que estaba limpiando un revólver para cometer un atraco el día siguiente, y el arma se le disparó de manera accidental.
Sin embargo, el informe de balística de la Policía Nacional desmontó esa versión, pues el tiro se hizo a bocajarro. El propio asesino llevó a la víctima al Hospital Virgen del Rocío, mientras una vecina se hacía cargo del pequeño. El Peluca sería detenido esa misma noche. Fue condenado a 20 años y seis meses. Ya lleva un tiempo en libertad.
En el piso de la calle Mirlo en el que se cometió este asesinato moriría años más tarde, también de forma violenta, otro vecino del barrio, en un crimen que nunca se terminó de esclarecer. La víctima tenía una herida de arma blanca en la axila.
Un palo de 80.000 euros
El último gran robo de la banda, o al menos de uno de sus fundadores con otro cómplice, ocurrió en el año 2007. Dos delincuentes dieron un golpe de 80.000 euros en la avenida Alcalde Luis Uruñuela, en Sevilla Este. Asaltaron con gran violencia a un recaudador que trabajaba con varias franquicias de bares y restaurantes, entre otras la cadena de cervecerías Gambrinus. El golpe se produjo a mediodía del 17 de septiembre de ese mismo año.
Los autores de este robo pusieron en práctica un plan preconcebido para obligar a la víctima a detenerse en un paso de peatones. Para ello, situaron la moto en la que se desplazaban cerca del paso de cebra y uno de ellos obligó al recaudador a detener su vehículo. En ese momento, uno de los delincuentes abrió la puerta del coche y forcejeó con el ocupante lo justo para distraerlo mientras el otro abrió violentamente la puerta del conductor, al que descargó un golpe, para inmovilizarlo a continuación.
Uno de ellos se hizo con las llaves del vehículo y ambos se dirigieron al maletero, donde se apoderaron de una mochila en la que su víctima iba guardando la recaudación de los establecimientos que visitaba. Acto seguido, huyeron a bordo de la moto, mientras que el agredido tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario para recibir asistencia médica de urgencia. Según la denuncia que presentaría después, los delincuentes se apoderaron de 80.000 euros.
Alunizaje en el Lagoh
Para esta época, mediados de la década de los dos mil, la banda ya estaba prácticamente disuelta, con la mayoría de sus miembros en la cárcel cumpliendo diferentes condenas y otros enganchados a las drogas. Otros se reconvirtieron en aluniceros, como es el caso de otro de los jóvenes delincuentes surgidos de las calles de Los Pajaritos, conocido como el Polaco. Fue este quien lideró el asalto al centro comercial Lagoh en otoño de 2019, cuatro días después de su inauguración.
Fue detenido cuando trataba de huir en un BMW robado tras cometer un alunizaje contra la tienda de Media Markt del recién inaugurado recinto comercial. Una vez detenido, confesó a la Policía que habían cometido el intento de robo porque sabían que tenían competencia. Ya había otra banda llegada de Madrid interesada en perpetrar un alunizaje en Lagoh. "Si no lo hacíamos nosotros ya, lo harían ellos", dijo. El asalto se cometió sólo cuatro días después de la inauguración del centro comercial.
Secuestro en Los Pajaritos
Otros de los antiguos atracadores juveniles dirigieron sus pasos hacia el narcotráfico y el crimen organizado. En febrero de 2021, volvió a ser arrestado el Demonio, pocos meses antes de su muerte en el supermercado, por su vinculación con un secuestro cometido meses antes en Los Pajaritos.
El secuestro se produjo la madrugada del 5 de noviembre. Sobre las cuatro de aquella noche, una mujer llamó al 091 alertando de que se habían llevado a su pareja. Según su relato, la mujer estaba paseando con su compañero sentimental cuando dos desconocidos los abordaron con un arma blanca y los acuchillaron. Ambos se llevaron al hombre al interior de un bloque de la calle Candelón, mientras que ella logró huir y llamar a la Policía.
Un patrullero llegó al lugar y encontró a la mujer sangrando en el suelo, con múltiples heridas por todo el cuerpo. Después de atender a la víctima, y ante el peligro de muerte en que podía estar su pareja, los agentes accedieron al bloque donde supuestamente mantenían al hombre retenido.
En el interior del portal, los policías encontraron restos de sangre e indicios compatibles con el arrastre de una persona. Subieron hasta la primera planta, donde desde una de las ventanas del rellano observaron en el interior de una de las viviendas a un hombre maniatado y con restos de sangre en la cara. Los policías avisaron a los Bomberos, para que pudieran abrir la puerta del piso. Una vez dentro, los agentes comprobaron que los autores habían huido momentos antes a través de una de las ventanas, que comunicaba con un patio interior.
Una vez liberado el rehén, las víctimas fueron asistidas y trasladadas al hospital, donde la mujer tuvo que ser ingresada por las lesiones que presentaba. Tras varios meses de gestiones y pesquisas, los agentes consiguieron localizar a los presuntos autores del rapto. Tras un tiempo en prisión, reaparecía la fatídica tarde del atraco al supermercado.
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