Los viajeros británicos y el “interés genuino” por la arquitectura sevillana

La obra de Martin Paul Sorowka, una mirada "refrescante y profusamente ilustrada" a la capital andaluza, invita a reflexionar y a reevaluar las verdaderas intenciones de estos visitantes

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David Roberts, Plaza Real y Procesión, 1835, aguada sobre papel, 257 x 381 mm. New Haven, CT, Yale Center for British Art. Dominio Público
David Roberts, Plaza Real y Procesión, 1835, aguada sobre papel, 257 x 381 mm. New Haven, CT, Yale Center for British Art. Dominio Público

Una reciente publicación, titulada British Travellers in Seville & their Drawings 1715-1854, desafía las nociones comunes sobre los artistas y viajeros británicos que visitaron Sevilla, a menudo descritos de forma peyorativa como "curiosos impertinentes". Esta obra, una mirada "refrescante y profusamente ilustrada" a la capital andaluza, invita a reflexionar y a reevaluar las verdaderas intenciones de estos visitantes.

El volumen, publicado gracias a las editoriales CEEH, ARTES e Instituto de Ceán Bermúdez, ofrece la oportunidad de disfrutar de muchas vistas de la ciudad, tanto conocidas como inéditas, en una edición a todo color.

Martin Paul Sorowka, 2025, British Travellers in Seville & their Drawings, 1715-1854, Centro de Estudios Europa Hispánica, ARTES, y el Instituto Ceán Bermudez.
Martin Paul Sorowka, 2025, British Travellers in Seville & their Drawings, 1715-1854, Centro de Estudios Europa Hispánica, ARTES, y el Instituto Ceán Bermudez.

El autor, Martin Paul Sorowka, miembro del grupo de investigación de la Universidad de Sevilla HUM976: Expregráfica. Lugar, Arquitectura y Dibujo y asociado de la Royal Historical Society, busca demostrar que el interés británico por Sevilla fue "duradero y perdurable". Su argumento central es que dicho interés se originó en un "sincero deseo de conocer Sevilla", incluso durante períodos de tensas relaciones políticas entre Gran Bretaña y España. Sorowka, hijo adoptivo de la ciudad tras casi veinte años de residencia, dedicó la mitad de ese tiempo a la producción de este libro, que tiene su origen en su tesis doctoral, cursada bajo la tutela del experto en patrimonio Antonio Gámíz Gordo de la Universidad de Sevilla.

La investigación es "extensa y minuciosamente documentada", abarcando un período crucial entre 1715 hasta 1854. El autor realizó una nueva investigación exhaustiva a partir de más de cincuenta archivos, veinte de los cuales fueron visitados en persona durante los diez años que duró la investigación, escritura y publicación del libro. Muchos dibujos se encontraron en línea o en archivos de acceso público, mientras que otros estaban escondidos en cajas en las Bibliotecas Bodleianas de la Universidad de Oxford o en la Biblioteca Witt del Instituto de Arte Courtauld de Londres.

Cecilia Montgomery, Convento de San Pablo la Real, Sevilla, 1838, lápiz y tinta sobre papel, 193 x 252 mm. Oxford, Museo Ashmolean © Ashmolean Museum.
Cecilia Montgomery, Convento de San Pablo la Real, Sevilla, 1838, lápiz y tinta sobre papel, 193 x 252 mm. Oxford, Museo Ashmolean © Ashmolean Museum.

El foco en la arquitectura y la perspectiva artística

Aunque el tema principal del libro es la arquitectura, su enfoque geográfico no se limita a Sevilla, sino que incluye localidades circundantes como Alcalá de Guadaíra, Santiponce, San Juan de Aznalfarache y La Puebla del Río, ya que desde estos puntos se podía captar la vista emblemática de la Giralda en el valle del Guadalquivir.

Como historiador de la arquitectura, Sorowka explora las complejidades del patrimonio sevillano. Un hilo conductor de su argumento es cómo la preferencia arquitectónica cambió con el tiempo: la admiración por las "proporciones perfectas" de la Lonja de Juan de Herrera (hoy el Archivo de Indias) fue gradualmente reemplazada por la fascinación por el "vertiginoso efecto gótico de la catedral".

John Gardner Wilkinson, Jardines del Alcázar, Sevilla, 1838, tinta sobre papel, 175 x 268 mm. Oxford, Biblioteca Bodleian © The National Trust.
John Gardner Wilkinson, Jardines del Alcázar, Sevilla, 1838, tinta sobre papel, 175 x 268 mm. Oxford, Biblioteca Bodleian © The National Trust.

El libro también plantea una reflexión sobre la fiabilidad de los dibujos. El investigador encontró que los artistas a menudo "eran selectivos y editaban sus representaciones", incluso en dibujos hechos in situ, con el objetivo de lograr un "efecto pintoresco o sublime". Esta tendencia hacía que lo representado no fuera siempre fiel a la realidad. Por ejemplo, una acuarela de John Frederick Lewis muestra la puerta de la sala capitular de la catedral de Toledo, pero a través de ella se puede ver la nave de la catedral de Sevilla, creando un "contraste absurdo".

Diversidad de viajeros y nuevos hallazgos

Esta "historia social" diversifica a los viajeros conocidos que llegaron a Sevilla, revelando por primera vez aspectos de nuestro patrimonio arquitectónico. Entre los descubrimientos se identificaron a muchas mujeres, como Cecilia Montgomery, una dibujante consumada y posiblemente la primera mujer artista británica en visitar España.

También se destaca a Nathaniel Armstrong Wells, un viajero galés de ascendencia antillana, que escribió una historia arquitectónica de España y fue elogiado por sus dibujos excepcionales del Alcázar. Un valioso dibujo de Wells permitió ver el Alcázar en una versión anterior a las restauraciones o transformaciones, siendo este dibujo tan desconocido que su galería nacional, la Tate Gallery, no supo que lo poseía hasta que el investigador lo notificó.

David Roberts, Una Corrida de Toros en la Maestranza, 1836, aguada sobre papel, 287 x 412 mm. © Madrid, Instituto Ceán Bermudez.
David Roberts, Una Corrida de Toros en la Maestranza, 1836, aguada sobre papel, 287 x 412 mm. © Madrid, Instituto Ceán Bermudez.

El libro proporciona el contexto necesario que falta en muchas galerías y archivos, situando los dibujos con precisión en el tiempo y el espacio. La obra consta de dos partes principales: un ensayo inicial y un catálogo sustancial de casi un centenar de viajeros, ordenados cronológicamente, donde cada entrada puede leerse como un ensayo independiente.

Este libro es un testimonio del "talento de los artistas" y del "amor por el país" que atrajo a los viajeros británicos, muchos de los cuales dedicaron mucho tiempo y dinero a dibujar la ciudad y regresaron en numerosas ocasiones. Es un libro al que el lector podrá "volver una y otra vez" para familiarizarse con tantos nombres nuevos y disfrutar de estas vistas que pocos han visto antes.

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