Sevilla - Levante | El análisis

Añorando a Banega, capítulo 1

Koundé forcejea por la pelota con Campaña.

Koundé forcejea por la pelota con Campaña. / Antonio Pizarro

Que Rakitic no es Banega lo tenía claro todo el mundo. El primero, Monchi antes de concretar la vuelta del gran medio croata. Pero el ex barcelonista, con otras virtudes técnicas, sí estaba llamado a aportar el aplomo, el cuajo y el manejo que solía imponer el mago argentino y de momento, Rakitic está un tanto lastrado por su pesadez de piernas, primero, y por su ansiedad por demostrar demasiadas cosas y justificar de un plumazo su vuelta, su soldada y su repentino (y por ahora virtual) liderazgo.

A su lado, Joan Jordán sí que oficia más de Banega con sus giros y pases de los que rompen líneas. Pero el catalán tampoco terminó de redondear una continuidad plena al mando del equipo (otra de las cualidades de Éver) ni de imprimir al partido la pausa que demandaba para desarmar a un equipo valiente y ordenado que, sin embargo, se desnudaba en cuanto era superada esa primera línea de presión que mandaba ese competente técnico que atiende por Paco López. Sólo cuando el Levante cejó en esa intensidad sobre la defensa sevillista, los blancos sostuvieron de verdad su acoso hasta hallar el premio a su insistencia.

Defensa

Incomodísimos estuvieron los centrales y Fernando durante tres cuartas partes de pleito. El Levante, lejos de cerrarse como tantos y tantos equipos suelen hacer vistas las dificultades del equipo de Lopetegui ante defensas numantinas, fue a morder muy arriba y bien que forzó errores: uno de Jordán en un pase atrás a Diego Carlos lo desaprovechó Morales (21’), quien tuvo otra aún más clara al dejar el central brasileño muy corto un pase a Koundé (44’).

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Esa audaz actitud de los granotas requería un enorme desgaste que aconsejó un repliegue intensivo en el último cuarto de partido. Eso que agradeció la zaga blanca.

Ataque

Si el Levante apretó la salida de balón de los sevillistas, éstos le correspondieron cuando eran los valencianos quienes iniciaban el juego desde atrás. Y quizás si Ocampos hubiera aprovechado el regalo de Vukcevic para batir a Aitor con todo a favor (4’), el partido hubiera sido otro.

En la primera parte, el Sevilla abrió con fluidez y verticalidad el juego hacia fuera en cuanto Fernando y Jordán tenían una décima de segundo para levantar la cabeza. Jesús Navas y Escudero aprovecharon los pases y movimientos de Ocampos y Munir, pero faltó precisión en los testarazos de De Jong o en la finalización de los ataques con lanzamientos desde el borde del área: Munir al lateral de la red, Munir alto, Rakitic desviado dos veces.

Con el Levante muy replegado ya, hubo insistencia. La de Jesús Navas sobre todo. Encontró a En-Nesyri. Gran testarazo el suyo.

Virtudes

Este equipo jamás se desespera ni baja los brazos.

Talón de Aquiles

Faltó pausa para elegir bien y así rematar mejor.

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