El tiempo cobra distintas dimensiones según los contextos y las circunstancias. En el caso de Yassine Bounou, el guardameta del Sevilla que ya es conocido en el mundo entero como Bono, parece que ha pasado un siglo cuando salió del Girona el último día del mercado estival de 2019 para recalar en Nervión como suplente de Tomas Vaclík. Tres años y medio después, el internacional marroquí regresa a Montilivi para enfrentarse por primera vez a su ex equipo y lo hace subido en la ola de la fama internacional, como uno de los mejores porteros del mundo, miembro de la aristocracia futbolera, gracias a su trayectoria en el Sevilla y también con su selección.

Ayer jueves mismo fue incluido por la FIFA, junto a Dibu Martínez, Ederson, Courtois y Alisson, en el quinteto que opta a mejor guardameta del año 2022, cuya votación está abierta desde este 12 de enero hasta el 3 de febrero.

Bono puede ser votado como mejor portero del año junto Dibu, Ederson, Alisson y Courtois

Enfocando desde la actual perspectiva el momento de la llegada de Bono al Sevilla cabe recordar la incertidumbre que despertó su fichaje, que además fue fruto casi de una casualidad, una concatenación de hechos. El PSG quiso repescar a Sergio Rico a ultimísima hora porque Alphonse Areola había aceptado la oferta del Real Madrid para ir cedido en la operación del traspaso de Keylor Navas, fichado por el club parisino por 15 millones, lo que tapaba la titularidad al meta francés. Y Monchi puso los ojos en Bono para cubrir la baja de Sergio Rico, que había vuelto tras un primer año de cesión en el Parque de los Príncipes.

En principio, el meta internacional marroquí, que había despuntado en su segunda temporda en Primera División con el Girona, era un fichaje de perfil medio-bajo, para ser suplente del titular Tomas Vaclík, uno de los fichajes de la dirección deportiva anterior al regreso de Monchi.

El fichaje de Keylor Navas por el Madrid llevó a Sergio Rico al PSG y a Bono al Sevilla, como suplente de Vaclík

De hecho, hasta bien entrada aquella temporada, la primera de Julen Lopetegui que estuvo condicionada por la pandemia de Covid-19, no se hizo con el puesto en la portería Bono. Sin embargo terminó siendo decisivo tanto para lograr el cuarto puesto y la clasificación directa para la Champions, una vez que se reanudó la Liga tras el confinamiento, como para la consecución de la Europa League en Alemania, con dos partidazos impresionantes ante el Manchester United y el Inter. Muy lejos quedaba aquella cantada ante el Cluj de la que se libró por una mano previa pitada ante el VAR. Cómo viró su destino ahí...

Desde aquella temporada primera en la que la lesión de Vaclík ante el Eibar –en aquel partido en que Ocampos, con los cinco cambios ya hechos, le detuvo un remate a Dmitrovic, ahora suplente de Bono– le abrió las puertas al internacional marroquí han pasado muchas cosas y en su caso casi todas buenas.

Se enfrenta por primera vez al equipo en el que llegó a la élite tras subir a Primera con Pablo Machín

Su marcha al Sevilla coincidió con el descenso del Girona a Segunda División. Se enfrentan los dos clubes en los que más ha jugado y en los que ha conseguido sus más altas cotas: el ascenso a Primera del equipo catalán, que se estrenó así en la élite, con Pablo Machín en 2017, y el título de la Europa League con el Sevilla en 2020, más tres clasificaciones para la Champions como antesala a su histórico cuarto puesto con Marruecos en el Mundial, en el que contribuyó decisivamente a eliminar a dos favoritas como España, ante la que detuvo tres penaltis –una de sus especializadas archidemostradas en el Sevilla–, y Portugal.

Con el Girona, en sus dos temporadas en Primera, jugó dos partidos ante el Sevilla. Por ejemplo, el último en Montilivi, con triunfo local por 1-0 el 28 de abril de 2019. El equipo entonces entrenado por Eusebio, que relevó a Pablo Machín cuando éste fichó por el Sevilla en 2018, venció con un solitario gol del pretendido Portu al equipo de Joaquín Caparrós, que ya había destituido y sustituido a Machín tras el desastre de Praga... Luego llegó aquella concatenación de casualidades: Keylor Navas al PSG, Areola al Madrid, Sergio Rico al PSG y Bono al Sevilla... como suplente de Vaclík. Ahora regresa a Montilivi para jugar por primera vez como rival Bono. Y vuelve en la cresta de la ola de la fama, como mayor ídolo del sevillismo, como su gran esperanza en la lucha liguera, y también como su mejor valor de mercado.