Confirmación tras la reafirmación

Sevilla FC

El Sevilla de Machín, obligado a refrendar su reacción en Praga y Cornellà.

La goleada ante la Real Sociedad ha creado unas expectativas que ahora no puede dejar de cumplir.

Confirmación tras la reafirmación
Pablo Machín logró hacer reaccionar al Sevilla FC ante la Real Sociedad. / Juan Carlos Vázquez

Cerrada la crisis, y de la mejor manera posible, con goleada y exhibición, llega el momento de la confirmación para Pablo Machín y los suyos. Ellos mismos han comprobado cuán efímero es el fútbol. De la cima del liderato y acaparar los elogios a la sima de un bache que parecía no tener fin y la sombra de una destitución empezando a rondar el ambiente en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

El Sevilla ha dado el primer paso, pero quedan muchos. Para empezar, todos los aficionados que vibraron el pasado domingo con el 5-2 a la Real Sociedad no se van a conformar si el equipo de Machín no es capaz de hacer un partido serio en Praga y pasar una eliminatoria que se ha puesto complicada tras el 2-2 de la ida. El jueves el Slavia se atragantó –y bien– y ello obliga a un sobreesfuerzo esta semana en tierras checas, donde los nervionenses deben confirmar que la reacción es un hecho y que la crisis ha pasado a mejor vida. Al menos, competir se le pide y, con ello –¿por qué no?–, que la superior calidad se plasme en un triunfo.

De ahí el peligro que esconde la difícil cita en el Eden Arena ante un equipo en racha y que también goleó el domingo en su liga (4-0). Puede que el sevillismo, o parte, piense que con la goleada y el aluvión de ocasiones que los blancos fabricaron en la segunda parte todo esté hecho y que de un plumazo hayan pasado a mejor vida las dudas que había generado el proyecto.

La victoria sobre la Real Sociedad fue una reafirmación de la idea futbolística de un entrenador que ha demostrado tener las cosas muy claras. Pero esa reafirmación necesita una confirmación, pues la exigencia no da tregua y el sevillismo pide otra alegría que haga olvidar el mal trago que durante meses ha tenido que soportar.

El fútbol no tiene memoria y si no siguen los triunfos volverá a dudarse del proyecto

Es verdad, y eso argumenta Machín en sus manifestaciones, que en muchos encuentros la idea el equipo la ha desarrollado correctamente y que sólo una dosis importante de mala suerte ha impedido al Sevilla conseguir varios triunfos que por juego y ocasiones quizá había merecido. El ejemplo más cercano está en la visita del Slavia, un equipo que se llevó dos goles a la República Checa sin saber cómo y con dos rebotes casi de carambola.

Junto a eso, constantes lesiones, contratiempos y cambios obligados durante los partidos que impidieron dar frescura en los momentos clave al ataque... Pasó ante el Barcelona con las lesiones en el primer tiempo de Mercado y Wöber y sucedió ante los checos con los golpes que recibieron el propio jugador austriaco y el meta Vaclik y que obligaron a sustituirlos.

Machín ha visto reforzada su figura este domingo, una figura que había quedado debilitada y que, decían, podía caer si el equipo no era capaz de reaccionar antes del parón liguero. Eso marcaba tres partidos con marchamo de exámenes para el técnico. El primero lo ha sacado con nota, y eso ya es mucho. Tanto que espanta el fantasma del cambio de entrenador. Pero quedan dos duelos el jueves y el domingo que no tienen menos impotancia que el choque ante la Real Sociedad.

El Sevilla de Pablo Machín estaba obligado a ganar al cuadro txuri-urdin y lo hizo, pero también tiene que demostrar en Praga y en Cornellà ante el Slavia y el Espanyol que todo fue una pesadilla sin posibilidades de repetirse. Son duelos para la confirmación, duelos para refrendar una reacción que más que eso ha sido la reafirmación de una idea.

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