Sevilla-Fenerbahçe | La crónica

Sampaoli deshace el engendro y 2-0 para el Sevilla

  • La entrada de Joan Jordán por Alex Telles sirvió para que casi todas las piezas encajaran mucho mejor en el mecano y los blancos consiguieron una clara ventaja ante el Fenerbahçe

  • Los turcos fueron mejores en la primera mitad, pero no aprovecharon el caos local y no pudieron superar a un inspirado Dmitrovic

  • Así te contamos el minuto a minuto del Sevilla-Fenerbahçe

Joan Jordán se da golpes en el pecho tras conseguir el uno a cero para el Sevilla.

Joan Jordán se da golpes en el pecho tras conseguir el uno a cero para el Sevilla. / Antonio Pizarro

El Sevilla irá a Estambul con dos goles de ventaja en su onírico deseo de volver a conquistar la Liga Europa por séptima vez, ni más ni menos que por séptima vez. Los blancos, después de una primera mitad desastrosa, una vez más, fueron capaces de ordenarse a raíz de la entrada de Joan Jordán por Alex Telles en el intermedio y a partir de ahí todo fue diferente. Esa decisión de Jorge Sampaoli, porque las acertadas son tan de él como las erróneas, sirvió para que muchas de las piezas, no todas, se fueran a sus sitios correspondientes y de esta manera el resultado, esos dos goles de renta, se convierte en la mayor esperanza nervionense para meter su bola en los cuartos de final del torneo.

El fútbol es así de inexplicable en muchas ocasiones, en otras es mucho más fácil de lo que pretenden hacerlo los que se consideran como los inventores de este maravilloso deporte y desprecian el desconocimiento del resto de los mortales. El Sevilla, con un simple retoque de pieza, no de posiciones, cambió absolutamente y lo que era un lío imposible de descifrar ya fue mucho más racional para aprovechar esa ola favorable para contabilizar los goles de Joan Jordán y Lamela. Dos a cero, un tanteo más que interesante siempre con vistas a la segunda cita.

La metamorfosis dejó una disposición con Jesús Navas, Nianzou, Fernando, Gudelj y Acuña, en la que dos de ellos, como mínimo, daban el paso adelante para fortalecer el centro del campo junto a Joan Jordán, Rakitic y Óliver Torres, mientras que Bryan Gil, que también trabajaba hacia atrás, estaba más cerca de En-Nesyri arriba. El Sevilla, al menos, ocupaban mejor el ancho y el largo del terreno de juego, mientras que los dos cambios posteriores, Ocampos y Lamela, también sirvieron para meterle una marcha más al juego.

El resultado fue un segundo periodo diametralmente diferente al primero. Ya no fue un constante sinvivir por las llegadas del Fenerbahçe y sí llegarían dos goles de rebote, pero así también valen y son contabilizados en el acta arbitral como si hubiera entrado el disparo desde el centro del campo de Enner Valencia, que por cierto se fue fuera a pesar de sus buenas intenciones. Era otro partido, un mundo diferente y cuando eso sucede hasta los rebotes se meten entre los tres palos del rival, en este caso los turcos del Fenerbahçe.

Todo aconteció después de una primera parte nada fácil para este Sevilla de Sampaoli tan cogido con alfileres. La propuesta desordenada del técnico argentino acabó por enloquecer a los suyos, que fueron incapaces de descifrar el mensaje que les llegaba desde su propio banquillo. La novedad, esta vez, estaba en la posición de Acuña. Parece que su compatriota quería que jugara en dos sitios al mismo tiempo, que fuera lateral izquierdo en algunos momentos y que también hiciera de medio centro en otros como escudero de Fernando.

El resultado es que no fue ni lo uno ni lo otro y eso sumía en un verdadero galimatías a un equipo que había partido esta vez con una defensa de cuatro, o de tres sin lateral izquierdo, vaya usted a saber, porque Alex Telles se situaba junto a Gudelj y en esa banda Bryan Gil era el extremo, mientras que Acuña no siempre estaba en el sitio del costado porque le pillaba en el medio. Sí, le pido disculpas a quienes tratan de seguir el hilo de este párrafo explicando el posicionamiento del Sevilla, pero es que era así de lioso, ni más ni menos.

Centros siempre al revés

En la banda derecha, todo era mucho más normal, con Jesús Navas y la ayuda de Óliver Torres más arriba. Fernando era el medio centro fijo mientras que Rakitic simplemente estaba por allí, corría de un lado para otro, aportaba cosas en las acciones a balón parado, como cuando estuvo a punto de sorprender a Bayindir (22’), y muy poquito más por su incapacidad para seguir un ritmo así. Y arriba, En-Nesyri y Bryan Gil, una pareja en la que, curiosamente, todos los centros se dirigían al barbateño y casi nunca al marroquí. Sólo una vez pudo rematar un córner (23’) en buenas condiciones y estuvo a punto de convertirse en el primer gol.

Dmitrovic le saca un mano a mano a King en una de sus grandes intervenciones. Dmitrovic le saca un mano a mano a King en una de sus grandes intervenciones.

Dmitrovic le saca un mano a mano a King en una de sus grandes intervenciones. / Antonio Pizarro

Hubiera sido el tanto inicial sólo por la impericia del Fenerbahçe a la hora de plasmar en el marcador las claras oportunidades de las que gozó desde el principio de este primer periodo hasta el final. Ya en el minuto 7 se plantó Kadioglu delante de Dmitrovic y después serían numerosos los acercamientos peligrosos de los forasteros. Dmitrovic se anticipó a un remate en solitario de King (13’); Enner Valencia, un verdadero incordio partiendo desde atrás, buscó el golazo del año desde el centro del campo (14’); el propio Valencia no llegó a un centro-chut de King (20’); Valencia tuvo una rosquita mientras los suyos reclamaban unas manos sevillistas que no existieron (32’) y, por último, un cabezazo en solitario de King (45’).

Al intermedio se llegaba, pues, con el equilibrio en el marcador, que no en el juego. La solución buscada por Sampaoli fue colocar a un medio centro como tal y no el híbrido de un lateral/medio centro o como se le llame a semejante engendro. Joan Jordán ingresó por Alex Telles y el problema, entonces, fue que Fernando se retrasó hasta la zaga. Pero el Sevilla ya comenzó a funcionar.

No era nada brillante, pero sí aparentaba ser un equipo de fútbol, con los defectos y también las virtudes que suelen mostrar casi todas las escuadras que juegan a esto. Ya avisó con un paradón de Bayindir en un cabezazo de Nianzou (49’) y después vendría el primer gol tras tocar el balón en William Arao (56’). El aire había virado definitivamente y los anfitriones se sintieron con confianza, también Joan Jordán, que por primera vez en mucho tiempo se sintió con mando después de recibir la primera noticia positiva en mucho tiempo. Gol del catalán y el Sevilla ya lo veía todo cuesta abajo.

Salieron Lamela y Ocampos y el juego incluso iba a mejor hasta el punto de que el zurdo aprovechó la segunda que se le presentó para hacer el dos a cero. Había tenido otra en un pase fácil de Jesús Navas tras una excelente combinación, pero ahí erró (79’). Sí aprovechó el regalo de Rakitic, que tuvo la serenidad para aguantar lo indecible (85’) y el Sevilla materializaba en el marcador una ventaja que no llegó ni a soñar en el intermedio. Pero el fútbol es así, Sampaoli deshizo el engendro y halló el premio gordo. Dos a cero, nada definitivo como se vio en el anterior cruce ante el PSV, pero sí es una buena renta para acercarse a los cuartos de final de esa competición que el Sevilla ya ha conquistado seis veces, seis, como los antiguos carteles taurinos.

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