Sevilla-Girona

Sin gol, ni Mendilibar ni Guardiola, ésta es la cruda realidad (0-2)

Juanpe aprovecha la media salida de Dmitrovic para adelantar al Girona.

Juanpe aprovecha la media salida de Dmitrovic para adelantar al Girona. / Antonio Pizarro

Primera derrota del Sevilla de José Luis Mendilibar y un jarro de agua helada para las ilusiones de toda la afición sevillista de pelear por cotas más altas, llegar a los puestos que dan derecho a disputar competiciones europeas a través de la Liga para ser más exactos, en el final de la temporada. Sin gol, el conjunto nervionense no se puede agarrar ni al entrenador vasco ni a Guardiola, por citar a uno de los mitos de los banquillos, sencillamente es inferior incluso a este Girona y ésa tal vez sea la constatación más dolorosa para todos los que sienten la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión.

Sí, porque el Girona, con todos sus cedidos, veteranos y demás parches buscados por una secretaría técnica que debe trabajar de lo lindo para apostar por semejantes diamantes, le pegó un buen baño a los sevillistas por mucho que éstos tuvieran ocasiones para haber marcado también algún gol y que no las aprovecharan. Pero el fútbol consiste en eso, en anotar ante la portería rival, y cuando no se hace la sensación conduce nada más y nada menos que a la frustración.

El Girona se aprovechó de la ingenuidad de los sevillistas en los remates, sobre todo porque las mejores ocasiones cayeron en las piernas de Bryan Gil y éste demostró que puede hacer cualquier cosa, regates, centros, lo que sea, pero en el golpeo de la pelota para la suerte suprema deja muchísimo que desear. El zurdo de Barbate tuvo las tres mejores, sin contar la última de Suso (95’) al travesaño, y su resolución fue digna de su época en el filial. En la primera, en el área pequeña, no aprovecha el regalo de Yan Couto; en la segunda, a bocajarro, le pega sin dirigir la pelota y ésta va directamente hacia Gazzaniga; y en la tercera, la que le anulan por fuera de juego tras el tiro de Gudelj, habría que ver si lo era en caso de haber entrado, pero con todo a su favor estrelló el disparo en el poste y no dejó lugar ni a la duda del VAR. Las otras grandes opciones de los anfitriones fueron un disparo con la derecha de Acuña (70’) y un remate de Oriol Romeu contra su propia portería (83’).

Es verdad, pues, que el Sevilla de Mendilibar hizo méritos para haber estado metido en la pelea hasta el final, para, como mínimo, estar a tiro de un empate, pero la cruda realidad es que no fue así, que el Girona tuvo hasta un final ciertamente cómodo para llevarse los tres puntos del Ramón Sánchez-Pizjuán en la primera gran decepción con Mendilibar al mando de las operaciones.

No iba a tener la misma energía el Sevilla de los últimos partidos con el vasco al frente. El entrenador sólo se decidió a introducir cuatro variaciones respecto al once inicial que salió contra el Athletic y su equipo pareció más pastoso tanto a la hora de presionar como para defender cuando era superado en esa primera oleada y, por supuesto, en el ataque, aunque en este sentido sí iba a tener algunas opciones claras, pero todas le cayeron a Bryan Gil para sus remates.

Papu Gómez, titular

Con Papu Gómez en el equipo titular por primera vez desde antes del Mundial de Qatar, el Sevilla parecía un equipo más largo que en los anteriores litigios con Mendilibar. Eran demasiados metros los que había entre los zagueros y En-Nesyri. Además, todo comenzaba con noticias cuando menos preocupantes, pues Gudelj iba a ver la primera tarjeta amarilla a los cuatro minutos en un salto con Taty Castellanos.

Encima, Ocampos protestaba de forma aireada muy poco después un claro pisotón de Juanpe en un balón dividido dentro del área. ¿Penalti? Tal vez en el fútbol amanerado actual, que se basa en los frames televisivos, sí pudiera ser sancionado, pero a juicio de quien esto analiza no se puede cobrar una pena máxima por esa acción. Por cierto, la jugada venía de una oportunidad clarísima de Bryan Gil, la primera de las que tuvo, que no fue capaz de aprovechar un error flagrante del lateral Yan Couto para batir a Gazzaniga dentro del área pequeña.

Suso, que se mostró incisivo tras su entrada, dispara a la portería catalana. Suso, que se mostró incisivo tras su entrada, dispara a la portería catalana.

Suso, que se mostró incisivo tras su entrada, dispara a la portería catalana. / Antonio Pizarro

El juego iba a continuar con sensación de más peligro por parte del Girona que por el lado sevillista, aunque ninguno de los dos llegaba con claridad a las porterías rivales, cierto es. Pero cada vez que Riquelme se iba con habilidad de la presión de Fernando por ahí había un latifundio para el futbolista cedido por el Atlético de Madrid. Sin embargo, el gol de los catalanes no iba a llegar de esa manera y sí en un saque de esquina que no es bien defendido ni por Dmitrovic ni por Fernando ni tampoco por Acuña. Juanpe mete la pierna para rematar en el segundo palo y se agudizan los problemas para el Sevilla.

Fue una fase de desconfianza, que no tenía nada que ver con el juego que se ha visto con Mendilibar al frente de los nervionenses. Había precipitación en los remates, como, por ejemplo, dos de Ocampos (30’) y Fernando (44’) muy arriba, pero también faltó una mayor calidad en el golpeo de Bryan Gil en la más clara que se le presentó. Minuto 36, el extremo zurdo golpeaba a bocajarro un centro llegando al segundo palo, pero cuando parecía más fácil marcar propició el lucimiento de Gazzaniga al no desviar hacia el palo más lejano del guardameta argentino.

Todo concluía con un nuevo susto por parte de Riquelme y con un ambiente cada vez más crispado en contra de Muñiz Ruiz, el encargado de impartir justicia. Salvo la duda del pisotón a Ocampos, tampoco tenía grandes fallos, pero sí un criterio diferente a la hora de medir las faltitas de unos y otros. Nada decisivo, por otra parte. Tras ese periodo de reflexión, todo transcurre de una manera más o menos similar hasta que en el minuto 55 llega el segundo golpe para los sevillistas. Balón a la cruceta de Riquelme con todo el Sevilla mal colocado y el rechazo no puede ser peor defendido hasta que Tsyngakov le da el gol a Taty Castellanos.

Si el cero a uno era un resultado preocupante, el cero a dos se convertía en una verdadera montaña. El Sevilla no dejó de intentarlo, Mendilibar recurrió a Rakitic, Suso, Rafa Mir, y Lamela, por este orden, pero salvo las llegadas del zurdo gaditano poco más se pudo añadir. Los anfitriones ni siquiera eran capaces de recortar las distancias para meterse de verdad en el partido y todo fue un quiero y no puedo. Sin gol, ni Mendilibar ni el mejor Guardiola, este Sevilla es peor que el Girona a día de hoy. Así de cruda es la realidad.

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