Sevilla-Valencia | La crónica

Perder siempre duele, y más contra niños (1-2)

  • El Sevilla sufre una dura decepción ante el Valencia en el arranque por graves errores de sus centrales Badé y Gattoni

  • En-Nesyri llegó a igualar el tanto de Diakhaby, pero se empeñó en regalar ese único punto

  • El minuto a minuto del Sevilla-Valencia

En-Nesyri se eleva para rematar el gol que le daba el empate al Sevilla.

En-Nesyri se eleva para rematar el gol que le daba el empate al Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

Primera decepción grave para el Sevilla 2023-24. Los blancos no sólo perdieron frente a un Valencia plagado de imberbes de la cantera, sino que dejaron pobres sensaciones en diferentes facetas futbolísticas y acabaron regalando el triunfo por dos razones. Primera, los graves errores de dos centrales, concretamente Badé y Gattoni, que evidenciaron que ése sigue siendo el punto más débil de este equipo. Segundo, la diferencia en el rendimiento de los cambios. Mientras Óliver Torres, por no seguir a Diakhaby en el 0-1, y el propio zaguero argentino fueron decisivos en los dos goles visitantes, en el bando valencianista era justo lo contrario y Gozálbez recuperaba el balón y Javi Guerra definía perfectamente para zaherir a la tropa de José Luis Mendilibar.

Fueron aspectos fundamentales del juego, aunque sobre todas las cosas volvía a quedar en evidencia un defecto de este Sevilla que sólo se vio levemente superado en algunas fases del tramo en el que todo cambió con Mendilibar. Falta fuerza, músculo, en el centro del campo y eso seguirá sin estar resuelto hasta que Djibril Sow pueda tener una mayor participación, por supuesto mucho mejor de la que también demostró el suizo en su debut oficial.

Sow ha llegado por Gueye, uno por uno y habrá que ver cuál de los dos es mejor cuando se pueda hacer un balance adecuado con el paso del tiempo y de las jornadas, pero es una pieza por otra mientras se evidencia que hace falta más fuerza en ese eje central del campo. Porque nadie debe olvidar que Fernando y Rakitic ya tienen un año más que en agosto de 2022 y ahí se deben sumar más piezas que sean capaces de resolver un problema que viene de antaño.

Continuidad sin físico

Mendilibar había apostado por darle continuidad a quienes tanto se lo ganaron en el curso pasado. Once inicial parecido al que afrontara la final de Budapest contra la Roma de no ser por la sanción de Acuña, que colocó a Alex Telles en la titularidad, y por la presencia de Suso por Óliver Torres en el equipo en este debut liguero frente al Valencia. Eran las dos únicas novedades para corroborar la idea de continuidad del técnico sevillista, pero las circunstancias no eran exactamente las mismas, ni en lo referente al rival ni tampoco al estado de las máquinas individuales en el aspecto físico.

Porque en esta fase de la preparación, y con semejante calor, no se puede cambiar de velocidad casi nunca, es un querer y no poder cuando se intenta esprintar, trazar un desmarque en busca de las espaldas del adversario. En cada esfuerzo la fatiga es tremenda y cuesta muchísimo recuperar el aliento. Eso era evidente en futbolistas como Fernando, Rakitic, incluso el siempre eléctrico Jesús Navas y, sobre todo, en un Suso que tuvo que parar durante la pretemporada por un problema físico. Sólo el gaditano fue capaz de ir sobroponiéndose para acabar siendo uno de los más destacados con sus centros en la segunda mitad.

El Sevilla quería, pero no podía del todo, iba a la presión y a ratos lo hacía bien para robar arriba y crearle problemas a un Valencia que tenía más defectos, pero también algunas virtudes que eran inquietantes en el tema de la fatiga. Si los anfitriones partían con muchos futbolistas en torno a la treintena de años o incluso superándola con creces, los visitantes planteaban el juego con un grupo de jovenzuelos que tal vez tengan menos calidad y vivencias, pero infinitamente mucho más motor.

Diferencia de edad

Si Mendilibar partía con Bono, Jesús Navas, Gudelj, Acuña, Fernando, Rakitic y Lamela, por citar a quienes ya se mueven por los treinta años o por encima, Baraja no tenía más remedio que colocar a muchos niños en el equipo, tales como Fran Pérez, Diego López, Pepelu e incluso Thierry Correia o Cenk. Es evidente que no podía ser lo mismo el físico de unos y otros.

Pero ése primer tramo del litigio iba a ser bastante igualado, sin ocasiones clarísimas para ninguno de los dos equipos y con más uys que otra cosa. Pudieron marcar En-Nesyri (8’), Acuña, en un disparo desde la frontal del área (9’) y Ocampos (37’), tras un robo de Lamela que lo dejó con ventaja. Ninguna opción, sin embargo, fue clarísima, igual que le sucedía a un Valencia en el que Diego López le daba un susto a Bono y los suyos con un taconazo inesperado (34’).

En lo referente a lo táctico, el Sevilla se ajustaba al método usado durante la anterior campaña con Mendilibar, con Suso en el enganche para estar cerca de En-Nesyri, pero faltaban muchas más llegadas de los dos laterales por sus bandas. El Valencia, en cambio, sí sorprendía con la situación de Diakhaby, que era medio centro desde el principio para no salir con tres centrales sino con dos y una disposición bastante parecida en el 1-4-2-3-1 a la de los sevillistas.

Aportación del banquillo

El segundo acto siguió por los mismos derroteros. El Sevilla fue capaz de sobreponerse incluso de encajar el primer gol en una acción en la que se echa en falta más voluntad defensiva de quien la pierde, de Óliver Torres. Llegó a empatar el encuentro con un cabezazo de En-Nesyri y cuando todo parecía ponerse cuesta abajo con las llegadas de Acuña fue justo lo contrario.

Ya se habían realizado algunos cambios en ambos equipos con resultados completamente diferente, negativo para los blancos, positivo para los naranjas cuando Badé cometió un error de principiante. Primero cede mal el balón hacia atrás y después hace un braceo absolutamente innecesario que le carga las pistolas a Sánchez Martínez cuando el balón era para Bono con claridad. Mendilibar recompone la zaga con Gattoni y es aún peor el remedio que la enfermedad, pues el argentino lo iba a hacer todo mal hasta provocar el uno a dos.

Son acciones puntuales, cierto, pero la realidad es que el Sevilla dejó unas sensaciones bastante pobres y eso lo condujo a una derrota que siempre duele. Y más cuando tiene lugar contra un grupo de niños como los que tuvo que utilizar Baraja en la situación del Valencia.

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