Levante - Sevilla

La previa: Hacer rutina de la determinación

La onda expansiva del bombazo de la Superliga no afecta por ahora al vestuario del Sevilla. El grupo profesional que dirige con tino y disciplina Julen Lopetegui permanece al margen del asunto que está en todos los mentideros y que incluso, en la capital hispalense, ha solapado en las conversaciones la designación de su nuevo arzobispo, con lo inquietas que estaban las cofradías con el nombramiento. Pero el búnker de la ciudad deportiva del Sevilla parece diseñado por un ingeniero japonés y tiene cimientos antiseísmo.

Tanto fue así que a Lopetegui hasta se le notó demasiado tibio cuando fue preguntado por el tema del que todo el mundo opina y sobre el que su club, el que le paga, ya se manifestó con vehemencia, hasta el punto de que su presidente, José Castro, recibió el agradecimiento explícito de Aleksander Ceferin. El guipuzcoano, en cambio, está en otras lides: el Levante y sólo el Levante.

Esa determinación que tanto loa Lopetegui es lo que quiere convertir en rutina en un partido intersemanal que servirá para calibrar qué hay de cierto en el gran momento de forma, fútbol y mentalidad del Sevilla. Tres días después de su exhibición en San Sebastián, sobre todo en una primera parte impresionante de fútbol y fuerza, el conjunto nervionense visita a un Levante muy herido en su amor propio después de la goleada que le infligió el Villarreal, precisamente el equipo que ahora se sitúa quinto como principal amenaza del Sevilla... a 15 puntos de distancia.

No le parece suficiente a Lopetegui esa abismal diferencia con 21 puntos por disputar, pese a la eficiencia y la regularidad que en los casi dos años que lleva en Nevión ha mostrado siempre su equipo. "En el bolsillo no tenemos nada, de momento", quiso advertir, para volver a poner el foco en la necesidad de no dejar ni un resquicio al exceso de confianza ni a esa engañosa euforia que puede ser un espejismo de peligroso reflejo: la de luchar por las metas más altas de la Liga. Lopetegui ve más azogue que brillo ahí.

Eso no quiere decir que en el fuero interno del grupo que adiestra no exista el prurito por intentarlo al menos, por, como dijo Joan Jordán, si pueden quedar terceros en lugar de cuartos, pues terceros; si segundos, mejor que terceros, pues segundos... Pero para ello todos los focos, todas las energías, deben estar puestas en ese Levante que recibió el durísimo varapalo de cinco goles en el mismo escenario en el que el Sevilla debe hoy seguir inflando el globo de la Liga, sin el exceso de aire como para que le explote en la cara.

Tiene la ventaja Lopetegui de que cuenta con todos sus efectivos disponibles y la gran duda es si le dará continuidad al once que apabulló a la Real de Imanol en la primera parte o introducirá algún matiz, en forma de pieza nueva, para dar refresco a la energía del equipo dado que el partido llega 75 horas después de la conclusión de la anterior cita en Anoeta.

Que Lopetegui quitase a Suso por Rakitic poco más allá de la hora de juego puede ser una pista. Que entrase luego Óliver Torres con buen tino y criterio, al igual que el croata, por el Papu, puede ser otra. En-Nesyri se vació en San Sebastián y puede dejar su sitio en el once a De Jong... Son especulaciones, meras especulaciones, porque la realidad no la domina sino Lopetegui y su cuerpo técnico, que medirán bien los estados de forma de cada futbolsitas hasta horas antes del partido.

Enfrente, Paco López tiene bajas sustanciales, sobre todo en el centro del campo y los laterales. No estará todavía el ex sevillista Campaña, que le daba unas prestaciones especiales al equipo granota. Se nota su ausencia. Tampoco estarán Radoja ni Vukcevic, Miramón ni Clerc en los laterales. Y en Valencia incluso se especula con un relevo de Morales ante su sequía goleadora. A priori, demasiadas ventajas para este Sevilla lanzado. Quizá por ello recelaba Lopetegui: en el bolsillo no halla nada aún.

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