José Luis Mendilibar ha llegado pidiendo que se multipliquen los centros al área, que siempre pasan cosas en el área. Y ahora que llueven, también a balón parado, vuelve a emerger, más alto que nadie en el mundo, la testa de Youssef En-Nesyri. Ha vuelto el ariete que despertó el interés de la Premier League hace dos campañas. El delantero que tiene un martillo en la cabeza. Y que lo esgrime más alto que nadie.

Desde que regresó del Mundial de Qatar, donde llegó a cabecear a 2,78 metros de altura para derrotar a Portugal y meter a la selección de Marruecos en unas históricas semifinales, el jugador ha recuperado su mejor versión. Incluso una versión inaudita, pues ofrece detalles de madurez en su juego, sus prestaciones, ahora que le falta un mes largo para cumplir los 26 años de edad.

Durante el partido con el Villarreal, que comenzó desde el banquillo, se sentó junto a Bono y vio jugar a sus compañeros con un rostro sereno, con media sonrisa, para nada crispado, ni siquiera tenso. Consciente de que está en la línea adecuada y que su suplencia fue circunstancial, mero descanso tras sus dos precisos golpeos a la jaula de De Gea el jueves anterior. Y cuando José Luis Mendilibar lo llamó para relevar a Rafa Mir ante el Villarreal en el minuto 58, allá que fue a presionar y apretar como un poseso, sin regatear una carrera a pesar de la conveniencia de ir dosificando fuerzas.

En-Nesyri ya estuvo a punto de cazar una pelota muy tensa y malintencionada en el segundo palo, servida por Ivan Rakitic, pero el defensor llegó a tiempo para enviarla a córner. En ese saque de esquina, el ex jugador del Leganés ya no perdonó y volvió a brindarle al público un salto estratosférico, imposible de neutralizar por parte del lateral Pedraza. El gol es de un valor incalculable para el futuro: la permanencia es virtual, a golpe de un solo esfuerzo más, y Mendilibar y la plantilla podrán preparar mucho mejor los dos partidos con la Juventus para asaltar la séptima final de la Europa League.

El Sevilla necesitaba un referente ofensivo, alguien que asumiera en buena medida el rol goleador. Justo lo que fue Youssef En-Nesyri en la temporada 2020-21 de la mano de Lopetegui (18 goles en 38 jornadas completadas). Ahora, que ya ha superado sus problemas con las lesiones, el joven vuelve al carril: ha marcado 8 goles en las últimas jornadas de la Liga, entre ellos dos 1-0 para una victoria final y el referido 2-1 del pasado domingo. Un equipo aspitante necesita un goleador referencial y En-Nesyri ha saltado como eyectado.