Dodi Lukébakio cada vez que ha irrumpido en el Sevilla ha formado una especie de remolino. Con Mendilibar hizo posible la primera victoria de la temporada ante Las Palmas (1-0), su golazo al Almería fijó durante muchos meses el último triunfo antes de la llegada de Quique... y ahora, tras volver después de su lesión de rodilla, ha generado otro huracán. Tardó diez minutos desde que salió en marcar ante el Almería y su encaje en el esquema ha propiciado el enfado de En-Nesyri y un enfrentamiento grave y público de éste con su entrenador.

Y el principal es ése, el encaje en el 3-5-2 del madrileño. Al belga, que llegó con el valor añadido de su polivalencia, se le cierra la opción de una de sus roles con mejores prestaciones: jugar de extremo y arrancar pegado a la cal. Quique ha quedado contento con lo que le ha dado como complemento de Isaac en punta. En dos partidos para sacarlo a él sustituyó al marroquí y no al lebrijano. Y eso ha enfadado al de Fez. Mucho más que haya dado frutos: un gol en Almería y un penalti provocado, aunque el VAR lo anuló, frente al Celta.

Los elogios del entrenador también han sido encendidos. “Sabemos que ha jugado de extremo, de delantero... sabemos que hizo más goles de delantero que de extremo. Aquí de extremo izquierdo lo ha hecho muy bien. A mí me encanta, es fino, tiene un gran físico, es rápido, tiene golpeo. Me dijeron que es nuestro, que pertenece al Sevilla y es un fichaje fantástico”, dijo el entrenador el pasado viernes.

Pero, aparte de En-Nesyri, y por supuesto Rafa Mir, el otro gran damnificado por la vuelta de Lukébakio ha sido Alejo Véliz, que se quedó fuera de la convocatoria en el último partido. El argentino suma desde su llegada 23 minutos en tres ratos. Cedido por el Tottenham, la apuesta se ha revelado como un absoluto fracaso de Víctor Orta de momento y de dudoso valor de cara al futuro, puesto que en la operación no hay estipulada ninguna opción de compra.

El delantero que brilló siendo muy joven en el Rosario Central esperaba relanzar su nombre en una liga de prestigio como el Sevilla, pero en sus planes se le cruzan Lukébakio y el modelo de Quique.