Budapest y la final de la Europa League dentro de una semana, con esa fecha del 31 de mayo marcada en rojo, copan la inquietud del sevillismo. Del sevillismo y también del equipo. Es la lógica del corazón, cuyas viscerales pulsaciones anticipan los tiempos. Y es la lógica también de la necesidad, porque están teniendo muchos problemas para encontrar la forma más asequible y cómoda posible de viajar aquellos sevillistas que quieren acompañar a su equipo en el Puskas Arena.

Los jugadores, lógicamente, no son impermeables a la nerviosera de una cita de ese calado, por mucho que una mayoría de ellos ya tenga experiencia en partidos definitivos, incluso de la final de un Mundial, casos de Montiel, el infortunado Acuña o Papu Gómez, o en la final de Colonia sin público.

Onces probables.

Una decena de jugadores de la actual plantilla ya levantaron el trofeo de la UEFA Europa League hace casi tres años, tras superar al Inter, remontada incluida, en la final del RheineEnergie Stadion. Y otros muchos están ante su primera gran final. Los nervios son comprensivos en todos y cada uno de ellos, por muchas muescas que haya en las culatas de los más veteranos.

Y es José Luis Mendilibar quien debe recordarles que hay que seguir compitiendo no sólo por respeto a sí mismos y a la Liga, sino para mantener encendida la luz, para no cortocircuitar esa ascensión que mantiene este equipo desde que este Julio César vizcaíno apareciese por Nervión como un milagroso taumaturgo el 21 de marzo, aquel afortunado martes.

Seguir compitiendo como preparación de la final

El técnico sevillista fue muy ilustrativo con la alegoría que usó para convencer a los suyos de que en Elche, por muy descendido que esté, y por muy poco que se juegue ya el Sevilla en la Liga, hay que seguir compitiendo como forma de preparar de la mejor forma posible el partido definitivo con la Roma de José Mourinho. "Si bajamos los brazos, luego no es encender un interruptor", dijo. 

Pero también advirtió que tiene muy en cuenta lo que acaecerá justo dentro de una semana y que debe, a estas alturas de la temporada y con algunos futbolistas muy tocados, medir bien los esfuerzos, los estados de forma, las trayectorias y el cúmulo de minutos de los profesionales para sacar en Elche un equipo equilibrado. En él no estarán Suso ni Papu Gómez, dos de los que jugaron el domingo y que ni viajaron. El gaditano reapareció forzando ante la Juve y dio luz al Sevilla con su golazo. Es más que lógico que sea bien reservado...

En ambos platos de la balanza pondrá el alquimista Mendilibar los elementos necesarios en su justa medida para que el Sevilla siga apareciendo como ese equipo que compite en cualquier circunstancia, en Valladolid con los futbolistas que tenían menos minutos o ante la Juventus exprimiendo su fútbol y su oxígeno para llevársela por delante en una prórroga de pulsaciones a mil. En Elche bajará muchísimo el voltaje del ritmo, algo que ya se vio incluso en un partido que lleva inherente la pasión y la vibración como es un derbi. Pero si Mendilibar recuerda que no se debe bajar el pistón de la competitividad, por algo será...

La liberación de un Elche ya descendido

Llega el Sevilla al Martínez Valero después de no haber podido asaltar la séptima plaza, que tuvo a tiro en la anterior jornada, y eso rebaja también su pujanza. El Elche de Sebastián Beccacece, pese a estar descendido desde hace varias jornadas, recibirá a los nervionenses tras haber vencido en su feudo a dos equipos que sí tenían muchos intereses clasificatorios, el Rayo Vallecano y el Atlético.

Es como si los ilicitanos se hubieran liberado de la lacra que suponía verse con el lastre que lo llevaba a Segunda atado al cuello y una vez confirmada la caída al pozo se hubieran distendido para disfrutar del fútbol en lo que queda de Liga. El canterano sevillista José Ángel Carmona es baja por lesión, el otro habitual en el lateral derecho, Palacios, es duda. Pero juegue quien juegue, el Elche saldrá a toserle al finalista de la Europa League. Querrá vencer al equipo que se merendó al United y a la Juve..., el Sevilla de Mendilibar.