Sevilla FC | Caparrós tiene leucemia

La determinación de Caparrós

  • El utrerano le da continuidad a la línea ascendente, gana con los cambios y zanja los rumores: seguirá entrenando con leucemia y a partir de hoy ya preparará el derbi

Joaquín Caparrós, con su habitual energía, en la banda del José Zorrilla, con Sergio, técnico del Valladolid, al fondo.

Joaquín Caparrós, con su habitual energía, en la banda del José Zorrilla, con Sergio, técnico del Valladolid, al fondo. / R. García / Efe

El Sevilla afrontará el derbi del Sábado de Pasión muy reforzado, con Joaquín Caparrós de nuevo en el altar del cariño del sevillismo en este tiempo de emociones a flor de piel. La emoción del fútbol se unió al sentimiento de solidaridad y, de una tacada, el utrerano venció a los agnósticos de su fútbol y a los agoreros de internet. Superó en el césped al Valladolid antes del derbi, se quedó como perseguidor inmediato del Getafe en una jornada clave tras el fallo de Valencia y Alavés, y zanjó los rumores de las redes sociales: sí, tiene leucemia crónica, no se está tratando y seguirá entrenando hasta el final de temporada, al menos. De su enfermedad no volverá a hablar más. Fútbol, fútbol, fútbol... y cofradías si acaso.

La mano de Caparrós ya se nota firme en el rendimiento de un Sevilla que era presa del desánimo, el malfario o la pusilanimidad en el tramo decadente de Pablo Machín. Ya se notó en Cornellá, apenas 72 horas después del desastre de Praga, con las heridas abiertas. Y ni siquiera el traspié ante el Valencia impidió que retomara la senda positiva emprendida con dos triunfos seguidos que pueden ser clave: ante el Alavés, descartando a otro rival directo, y en Valladolid, donde no había ganado ni una vez el Sevilla en este siglo.

El partido del José Zorrilla tenía preparadas varias celadas que podrían haber sido muy negativas de no haber encontrado Caparrós la determinación para afrontarlo con valentía. En primer lugar, la propia necesidad del rival y las dudas que ha dejado en toda la temporada esta plantilla cuando ha jugado a domicilio. El triunfo del Rayo Vallecano sobre el Valencia les brindaba a los sevillistas una oportunidad de oro para meter aún más los codos en el sprint final por el cuarto puesto, pero de paso ponía en aprietos al rival, que debía apretar aún más en su lucha por no perder la categoría. La importancia del proyecto de Ronaldo tuvo su reflejo en el palco: mitos como Suker y Seedorf vieron el triunfo del Sevilla.

En segundo lugar, el rumor de las redes sociales ponía a Caparrós en una difícil situación: se estaba difundiendo, sin su consentimiento, que padecía una grave enfermedad, que incluso le podría impedir continuar ejerciendo en el cargo de entrenador y que el lunes iba a anunciar su dimisión, en vísperas de un derbi que será antesala de la Semana Santa, con el añadido de gloria y penitencia para ganador y perdedor.

De todo ello salió triunfador Caparrós. Pese a las bajas, condicionadas también por el derbi –las sanciones por amarillas de Jesús Navas y Escudero, la ausencia de Andre Silva, apercibido de sanción...–, el utrerano dispuso un equipo similar al que batió al Alavés, salvo la defensa. Entraron tres nuevos y sólo repitió Carriço. Con Mercado y Promes en los laterales, el Sevilla sufrió por los costados en la primera parte. Pero se rehízo. Y dejó la portería a cero otra vez.

Caparrós acertó en todo: corrigiendo las posiciones de Munir y Franco Vázquez y en los cambios. Bryan y Roque Mesa entraron en la segunda parte, y Munir siguió en el campo pese a que –otra vez las redes sociales– muchos pedían a gritos que lo quitara. Los tres fueron artífices del 0-2. Luego, en la radio del club, reconoció que tiene leucemia... y que seguirá entrenando mientras lo dejen. Llegará al derbi subido en un paso, que no es ni más ni menos que un altar móvil (no un smartphone).

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