El Sevilla parece tomar la velocidad de crucero con su segundo triunfo consecutivo en cuatro días. Con solvencia, con algunas fases de brillo, con pragmatismo y con buenos giros tácticos, el equipo de Julen Lopetegui demostró varias cosas con su elaborado triunfo sobre el Espanyol: que sabe leer los partidos, a lo que ayudó su entrenador con los cambios tácticos, y que el equipo compite independientemente de quiénes estén sobre el césped, el fondo de armario que añoran todos los técnicos.

El partido tenía su guasa, emboscado como estaba entre las dos citas de los miércoles, el Valencia y el Wolfsburgo. Lopetegui hizo para refrescar el equipo seis cambios en el once que venció tres días antes, sacando un equipo que se parecía más al más reconocible Sevilla de sus dos primeras temporadas. Entraron Jesús Navas y Acuña; Delaney y Rakitic para formar con Joan Jordán un eje inédito; y Suso y En-Nesyri para recordar con Ocampos el ataque más recurrente de la pasada campaña.

La ausencia de Fernando podría crear incertidumbre. Pero el centro del campo se escalonó muy bien e hilvanó el juego, ora en corto, ora en largo, de modo que la presión del Espanyol fuera inútil. No abrió el marcador con el ataque continuado, más incisivo por la derecha que por la izquierda, sino cuando jugó al espacio tras una buena acción de Joan Jordán continuada por Suso y el sempiterno Jesús Navas. Luego, cuando entró Fernando y fue expulsado Delaney de forma absurda, el equipo hizo la tortuga, dejando aire para sus laterales y, sobre todo, para Lamela, que salió para esconder el balón y matar el partido. Y lo logró en colaboración de Acuña, Rekik, crucial su aparición, y Rafa Mir, que hizo un gol de mucho mérito con su pierna mala.

Defensa

En la primera mitad, salió con su clásico 4-3-3, en el que Delaney debía hacer la función de Fernando. Estuvo ayudado por los centrales, que salieron a tapar a Raúl de Tomás cuando se descolgaba para desequilibrar. Y Joan Jordán formaba en paralelo al danés cuando el Sevilla daba un pasito atrás y defendía en bloque en un dibujo de 4-4-2. Apenas hubo algún desajuste en la zona del 6 que aprovechó Darder para ensayar su tiro.

Desde la expulsión (65’), Lopetegui viró hacia un 4-4-1 primero que luego fue 3-5-1 cuando Rekik se ubicó como tercer central. Los laterales y Lamela tuvieron más libertad para salir en cuanto había un robo que propiciara el contraataque. El Sevilla sufrió en el balón parado y no tanto en los fallidos tiros lejanos, aunque sí hubo segundas jugadas peligrosas, pero los centrales estuvieron concentrados, atentísimos.

Ataque

El Sevilla va dando el paso del ataque al contraataque. Volvió a abrir el marcador con un gol al espacio, tras una apertura de Joan Jordán. Suso dio tempo y buena lectura de los ataques. Rakitic también contemporizó y sacó al equipo en largo, como los centrales. Tras el descanso, la salida de Lamela, en teoría para dar desahogo y continuidad al juego con balón, por el obcecado Ocampos terminó de sellar el paso del ataque al contraataque, y el Sevilla cerró el partido desde el flanco izquierdo: una irrupción de Acuña fue continuada por Lamela y por Rekik, que provocó la falta previa al gol de Rafa Mir, al que asistió con oficio.

Virtudes

Supo leer cada momento. Y sale fortalecido en confianza tras darle al partido lo que requería y ganarlo con uno menos.

Talón de Aquiles

Concedió muchos centros y tiros. Además de esa expulsión de Delaney: ¿nadie le avisó de cómo se las gasta González Fuertes?