Sevilla FC | La contracrónica

Lopetegui y el rey desnudo

Lopetegui realiza un gesto ante Cancelo, asistente del 0-4.

Lopetegui realiza un gesto ante Cancelo, asistente del 0-4. / Antonio Pizarro

Pues ya está Julen Lopetegui en el filo del abismo. Se prevén jornadas de reuniones en el Ramón Sánchez-Pizjuán. O incluso a pie de césped en la ciudad deportiva del Sevilla, junto al Estadio Jesús Navas en cuyas entrañas está la mayoría de las nuevas oficinas del club. Serán días de incertidumbre máxima, porque si es habitual ver a José Castro, Monchi, José María del Nido Carrasco y los subalternos del director general deportivo, Emilio de Dios y Fernando Navarro, viendo los entrenamientos, ahora habrá más distancia y cualquier corrillo entrañará algún secreto de sumario. ¿Le seguirá dando confianza la cúpula ejecutiva a Lopetegui?

La grada ya se pronunció anoche tras el escarnio que produjo la goleada del City sobre el Sevilla, una goleada hasta corta viendo las veces que intervino Bono para detener llegadas celestes, con José Ángel incluso salvando otro gol justo antes de que se produjera el definitivo 0-4, y las que intervino Ederson en la otra área. A veces lo previsible se cumple en el fútbol con una naturalidad que asusta. Cuando al césped se trasladan las enormes diferencias que hay entre dos equipos actualmente en las antípodas de la concepción del juego como las que hay entre la escuadra de Lopetegui y la de su "buen amigo" Guardiola no se puede tachar de agorero a nadie.

El ya lo avisé pudo repetirlo anoche, a voz en grito, cualquier sevillista no cegado por su fe o su adhesión inquebrantable al discurso oficial. Pero si había alguna duda ahí estuvieron esos gritos de "¡Pepe Castro, dimisión!" y la tremenda pitada que se escuchó pese a que los futbolistas aún estaban intentando disculparse en el ceremonial de clemencia ante Gol Norte, un rito que ya produce hasta grima por lo antinatural que es ante una goleada tras otra anterior.

Los futbolistas no tienen la culpa. Y si la tuvieran, no habría manera ya de enmendar la plana de la plantilla, cuyos defectos ya se veían venir desde hace... ¿un año y medio? Haaland volvió a pasear por Nervión su figura de fuerza bruta de la naturaleza, de fenómeno futbolístico que aúna potencia y técnica, como la noche del 17 de febrero de 2021, cuando destapó con el Dortmund todas las vergüenzas de una plantilla que ya entonces, y todavía con Koundé y Diego Carlos, enseñó para el que quisiera verlas todas sus costuras.

Pero a los que entonces se atrevían a decir que el rey iba desnudo, como en el cuento El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen, lo tachaban de hereje, de negacionista, de traidor y enemigo del pueblo... Entonces ya hubo cándidos sevillistas que se empeñaban en decir que en realidad el emperador no llevaba traje. "Sólo ven el tejido los inteligentes", era la amenaza de la oficialidad. ¿Pero no estáis viendo los resultados? ¡Ha cumplido los objetivos! Ahora es tarde hasta para buscar culpables. ¿Quién es ahora el rey desnudo? ¿Lopetegui, Monchi, Castro...? Apuesten por que el que se queda en pelotas es el de Asteasu.

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