Ivan Rakitic ha vuelto al Sevilla, a su ciudad, a su hogar. Iván, como es conocido dentro de un club que conoce como su casa, vuelve para ayudar a dar ese salto que anhela el Sevilla. Un paso adelante en la Liga y en la Champions, tras una temporada magnífica, de las mejores de la historia de la entidad. El futbolista prometió meter su hombro en pro de esa exigencia. Con trabajo, con respeto a sus nuevos compañeros y al entrenador que tendrá desde el lunes. No viene a un retiro al calor de la familia.

Para su empeño cuenta con su experiencia, la que ha ganado en más de 300 partidos en la élite aspirando a lo máximo, habiendo ganado 13 títulos con el Barcelona, siendo subcampeón del mundo con Croacia… Todo eso ya es pasado para él, aunque lo trae en el bagaje, porque quiere más… y con su Sevilla. Ahora su foco está ya en el partido 150 con el escudo blanquirrojo, que cumplirá en la Supercopa de Europa ante el Bayern Múnich. Su promesa está fundada en esa experiencia y en el fútbol que atesora en su cabeza, su corazón y sus piernas: "Me queda mucho fútbol por delante", dijo en su presentación oficial.

Rakitic, Iván, cree que es el momento ideal para el reencuentro con el Sevilla, por su madurez; por el empaque del equipo de Lopetegui también. "No sólo llegó el momento para mí, sino para el Sevilla. Nos hemos juntado ahora, es el momento perfecto. Tengo todavía mis mejores años por delante, es una ilusión perfecta. Quiero que vayamos juntos, hacia delante".

Porque además está convencido de que el Rakitic de 2020, a sus 32 años, es mejor que el Rakitic de 2014, el que levantó como capitán la UEFA Europa League de Turín. "Espero que el que vuelve sea mucho mejor. He tenido la suerte de jugar grandes partidos y ganar muchos títulos. Ser subcampeón del mundo con mi país... Creo que viene un Ivan mucho más maduro, con muchísima más confianza y con mucho fútbol más por delante. El Iván que viene estará en puntuación muy por encima del otro, espero. Se junta una mezcla perfecta", dijo, pronunciando su nombre con acento llano y agudo: la doble versión de un futbolista que es un crisol de culturas.

He ahí una de las claves que quiere aportar, su conocimiento de todas las grandes competiciones, que ahora quiere emular un Sevilla que se ve en pleno crecimiento sobre los cimientos construidos por Monchi y Lopetegui.

Otra clave es la humildad. Rakitic ya habló con Lopetegui de cuál será su rol. Será el líder del equipo, pero… "Vengo como todos los demás a trabajar, a dar lo mejor de mí, a estar a su disponibilidad, y a hacerlo lo mejor posible".

Y desde la humildad, desde esa vocación de servicio que ya tuvo como líder en el Sevilla y como gregario de lujo en el Barça de Messi, desea impulsar ese salto que busca ya el club de Nervión. "Por suerte he podido conseguir todos los títulos –cuatro Ligas, cuatro Copas del Rey, dos Supercopas de España, una Supercopa de Europa, un Mundial de clubes, una Champions...–, pero quiero que los consigan mis compañeros también y quiero conseguirlo con el Sevilla también. Vengo a transmitir esa ambición y esa ilusión que tengo, para dar el siguiente paso", dijo el hombre que levantó la tercera Europa League.

Pero esa ambición, esa exigencia, no está reñida con el sacrificio por el equipo y con tener los pies en el suelo cada día. ¿Luchar por la Liga, por la Champions? "Ojalá pueda cumplir con todas las expectativas, hay que ir paso a paso. Vengo con toda la humildad para trabajar bien. Ya empezamos con un gran partido, por el primer título", dijo en referencia a la Supercopa de Europa. Ese día volverá a enfundarse la camiseta del Sevilla. ¿Con el dorsal 10 de Reyes? "Sería especial poder vincularme a José Antonio así. Quiero respetar también el orden de mis compañeros", dijo. Así ha vuelto Rakitic. Con más madurez y confianza. Dispuesto a ser un líder experto que empuje como un peón en pro de ese salto. El salto de Iván.