Sevilla FC

La Supercopa, una deuda de plata

Julen Lopetegui, en el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán.

Julen Lopetegui, en el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán. / José Manuel Vidal / Efe

En los excelentes números que presenta el informe sobre los partidos oficiales con Monchi al mando de la parcela deportiva, con motivo de su quingentésimo triunfo con el Sevilla, hay una cifra que chirría. De seis finales de la Supercopa de España disputadas, sólo ganó una, un feo baldón que se repite en la Supercopa de Europa con idénticos dígitos: seis disputadas, una ganada. Los impresionantes porcentajes en victorias, partidos invictos y escasas derrotas sufren un bajón si sólo se miran los partidos de las Supercopas: apenas un 16,6% de victorias. Todo lo demás, derrotas. Por eso, el Sevilla, el club, no debería tomar como algo secundario la posibilidad de jugar la próxima edición de la Supercopa de España. Lo tiene en su mano y será un aliciente más en este sprint final de nueve jornadas.

El Sevilla estará entre los cuatro equipos que jueguen la próxima Supercopa de España si es tercero y queda por detrás del Barcelona, que la jugará ya seguro como finalista de la Copa del Rey. El Athletic será el otro en disputarla ya de forma segura y quedan dos vacantes que saldrán de la clasificación de la Liga. La jugarían campeón y subcampeón, pero si es el equipo azulgrana el que termina primero o segundo cedería al tercero de la tabla. El Sevilla es actualmente cuarto, a ocho puntos del liderato, y su gran objetivo está claro que es amarrar ese puesto para garantizarse por segundo año consecutivo el prestigio y el dinero que da la Liga de Campeones. Pero como lo tiene tan a la mano, como el colchón es actualmente de 12 puntos sobre sus perseguidores aunque puede enjugarse a 10 si la Real Sociedad le gana hoy el partido aplazado al Athletic, no está mal encontrar otra zanahoria para la motivación en ese sprint final de aquí al 23 de mayo.

El Sevilla tiene una deuda pendiente con la Supercopa en general, con la de España en particular, aunque también con la de Europa. Pero ésta ya no la tiene a su alcance esta temporada y, si sigue progresando y creciendo como equipo Champions, será difícil que vuelva a disputarla... por ahora. La única vez que levantó el precioso trofeo de la Supercopa nacional fue en 2007, en el Santiago Bernabéu tras vapulear al Real Madrid, un año después de ganar la de Europa en Mónaco al golear al Barcelona. Era un Sevilla desatado aquel de Juande que tuvo como epílogo aquel título en Chamartín. Luego, pasó lo que pasó.

El Sevilla de Lopetegui ha superado al de Juande en varios datos estadísticos: en puntos en la Liga, por ejemplo. En sensación de bloque, incluso, aunque aquel Sevilla tenía inmensas individualidades: Kanouté, Luis Fabiano, Daniel Alves... El actual equipo de Lopetegui se ha quedado esta temporada con la miel en los labios tras acariciar la final de la Copa del Rey, que tuvo casi agarrada hasta aquel fatídico minuto 93 en el que una concatenación de errores propició el gol de Piqué. Por ahí se le esfumó la opción de volver a tocar plata este curso, en el que parece que incluso ha mejorado sus prestaciones colectivas, ya asentado su modelo de juego. Pero se le ha quedado esa asignatura pendiente.

Este Sevilla más hecho pagó su preñadísimo calendario desde verano, empalmando dos cursos de forma consecutiva, con un bajón de fatiga, física, mental y de lesiones, justo cuando llegaban las grandes citas por eliminatorias. Lo pagó ante Barcelona y Dortmund. Una vez recuperado tras el oportuno parón, vuelve a comparecer ese equipo ultracompetitivo que es capaz de mantener el pulso a los gigantes. Y la Supercopa podría ser una buena oportunidad para ese pulso. La Champions es el objetivo fijado y la Supercopa podría ser la propina, con el aliciente de saldar esa doble deuda de plata.

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