Sevilla - Rennes | Contracrónica

El que más ha rematado en la Champions hasta ahora: 23 veces

Dos balones al larguero, once córneres, más de media docena de paradas del portero del Rennes, algunas atinadísimas y milagrosas, seis disparos a puerta, ¡23 remates!, más que nadie hasta ahora en la presente Champions... y victoria por la mínima. Hasta en su mejor versión, el Sevilla de Lopetegui alimenta el debate sobre la falta de gol. En la segunda jornada del Grupo E, el Sevilla manifestó en el Ramón Sánchez-Pizjuán su enorme superioridad sobre un Stade Rennais depauperado por la soberbia actuación colectiva de su rival. También por las bajas de Nzonzi y su gran estrella, el joven, enérgico y vertical Camavinga.

Al equipo bretón le pudo caer un saco, media docena de goles, lo que le habría dado el liderato del grupo al Sevilla, al que le cuesta rentabilizar su fútbol. El marcador fue raquítico, esquelético.

Para el debate, aparte de esa montaña que tiene que subir este equipo para llevar al marcador todo lo que genera, la duda sobre si ese sobreesfuerzo no le pasará factura en San Mamés. Allí no encontrará tantas vías para llegar a la portería contraria y además arrastrará la fatiga de sus pilares. Estará fresco Rakitic, al que Lopetegui sacrificó como titular para darle un oportuno descanso.

El guipuzcoano optó por Óliver Torres en lugar del suizo-croata. Y el mediocampista extremeño contribuyó, en la vuelta también de un revolucionado y revolucionador Joan Jordán, a imprimir ese altísimo ritmo que le dio el Sevilla al encuentro desde el minuto 1. A los siete minutos ya se había acercado el Sevilla a la meta de Gomis con peligro en cinco ocasiones: Ocampos, un centro peligrosísimo de Acuña, disparo de Jesús Navas, empalme de volea de Munir que rozó Gomis al larguero, Diego Carlos que atina con un balón muerto en un córner...

Poco después, en el segundo arrebato, Diego Carlos casi se anticipa a Gomis a centro de Jesús Navas y Ocampos tuvo un disparo a bocajarro que estrelló contra el portero a pase de primera de Acuña. No había manera.

Hasta la media hora, después de que Bourigeaud sacara entre los balos un remate de Koundé, la puesta en escena fue espectacular, vibrante, plena de superioridad, de recursos, de confianza, de vías para llegar. Pero el gol tardó casi una hora, aunque lo hizo con una plástica para enmarcar, desde el control de pecho de Acuña hasta la definición de De Jong.

Luego llegarían más ocasiones, aunque a este Sevilla le cuesta contragolpear, prefiere empujar al rival que herirlo con velocidad. Cabezazo de De Jong y paradón de Gomis; centro fortísimo de Jesús Navas que Ocampos casi cuela dentro; otro trallazo al larguero, ahora de Joan Jordán, nueva volea de Munir... Toda una exhibición. Y conclusiones positivas. De Jong se siente importante, con Koundé el equipo gana un 200% de confianza, Acuña es otra arma ofensiva y Óliver Torres también suma. Pero cuánto le cuesta dar con el gol...

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